Ciudad Real celebra hoy 100 años de un genio, un siglo del nacimiento de Manuel López Villaseñor y López Cano (Ciudad Real, 28 de junio de 1924- Torrelodones, Madrid, 18 de abril de 1996). Hijo de Serafín, un sastre, y Eugenia, convirtió su pasión por el dibujo en un legado significativo en el mundo del arte.
Académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, a lo largo de su vida recibió premios como el extraordinario de la Asociación de la Prensa, en la Exposición de Arte Infantil Manchego con apenas 11 años, a los que iría sumando la primera medalla de oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes, el Valdés Leal en Sevilla, el de la Bienal de Alejandría o el de la Exposición internacional de Agrigento.
Comendador de las órdenes de Mérito Civil y de Isabel la Católica, fue un artista prolífico y versátil. Durante su estancia en Roma, estuvo en contacto con las vanguardias más activas y la pintura del proto-renacimiento italiano. Su obra abarca desde murales hasta retratos y paisajes. Pintó, por ejemplo, los murales para el trasatlántico Cabo de San Roque y realizó una serie de murales para la Diputación de Zaragoza. También destacan sus retratos y paisajes. El Museo Vaticano adquirió su obra Ávila Mística.
Este 2024, Ciudad Real se vuelca con su centenario, que se celebrará con una exposición de la que formarán parte alguna de las 21 obras del pintor que estaban en Valdepeñas y recuperadas para la conmemorar el centenario de un artista que dejó una huella perdurable en la historia del arte.