Cuando hay un torero que atrae se nota en el ambiente: colas en la plaza, aparcamientos a rebosar, prisas por llegar… no es que fuera el llenazo del año pasado, pero digamos que fue un ´casi´ lleno. A Almagro siempre vinieron las figuras y este año no fue menos; lástima de aquella cuerda de ganado que quedó atrás y que recordamos haciendo un recorrido por los interiores de la plaza casi bicentenaria.

Se lidió una corrida de Domingo Hernández, de Pozos de Hinojos (Salamanca), terciada, blanda, de juego desigual, con un gran ejemplar que fue el primero de la tarde, al que Sebastián Castella recetó una faena pletórica presidida por la suavidad y quietud. 'Rebrincaítos' segundo bis y quinto, a mejor el tercero por la muleta de Roca, deslucido el cuarto y manso el sexto. Castella, que venía herido desde Bilbao, no salió en hombros, pero realizó una de sus mejores faenas por estos lares. Lanceó con suavidad al castaño, algo quedado en el primer tercio. Quitó por chicuelinas y tras los tres pares de rigor, muletazos por alto, sin enmendarse, ligados con el de pecho. Suavidad en los redondos, destacando un cambio de mano y los naturales a un toro que fue a más. Siguió alternando ambas manos a un astado que era una máquina de embestir. El francés, muy seguro toda la tarde, acabó en cercanías y levantó al tendido. Estocada desprendida y el público rugió. Oreja con fuerte petición de la segunda y bronca a la presidencia que estuvo rigurosa.

En el cuarto, veroniqueó hasta el centro del anillo, 'sobando' al de Domingo Hernández que estaba 'cogido con alfileres'. Un puyazo y tres pares. Por cierto, bien la presidencia en no cambiar con dos. Al cornúpeta, muy deslucido en el trasteo, hubo que llevarlo a media altura; posteriormente Sebastián, le bajó la mano e intentó lucirse con desigual resultado. Alargó la faena en plan pundonoroso. Pinchazo hondo, trasero y un descabello. Oreja.

Triunfos a plaza llena en Almagro - Foto: Jesús Monroy (EFE)

El titular que hacía segundo, muy chico, salió con un pitón medio partido y se cambió de inmediato. El segundo bis, blando, cortaba en banderillas. Manzanares lo fue haciendo en series sobre ambas manos, destacando los redondos y el cambio de mano, que lo borda. No terminó de acoplarse con el rebrincado, pero le recetó una media de rápido efecto, que le valió la oreja. Mejoró en el quinto, un castaño con presencia, al que ejecutó un toreo a la verónica de usía. Una entrada al caballo empujando y saludos en banderillas a cargo de Vicente y Cebadera. Faena nada fácil al mansote quinto, pues había que tragarle y fajarse, cosa que hizo el de Alicante, que no quería irse sin premio. Media lagartijera sin puntilla. Otro apéndice.

Más fotos:

Roca Rey volvió a Almagro y volvió a llenar. Repitió el vestido buganvilla y azabache de la reinauguración de Ciudad Real y volvió a encandilar a los tendidos. Comenzó a media altura, pues el toro le protestó en el primer tercio; la faena comenzó con muletazos saliéndose hacia las afueras, con mucha suficiencia. La primera serie fue por redondos largos y mandones. Los naturales obligando al toro, luciendo su poderío y su técnica, pasándoselo por la faja. Estuvo más asentado. Pinchazo y entera desprendida entre ovaciones del público. Oreja. En el sexto, un 'colorao' al que dio un 'picotazo' el de reserva, destacó 'Viruta'. En banderillas. Poca vida tenía el cierra-plaza que se defendía a 'tarascadas' y terminó 'aculándose' en tablas. El torero tuvo que recurrir a sus pases por la espalda, y los adornos de cara a la galería. No quería marcharse sin el segundo trofeo y brilló más por la cantidad que por la calidad. En una palabra, que no se quería dejar ganar la partida. Orgullo de figura. Mató de entera contraria y tendida. Oreja y el público satisfecho. Al final, Manzanares y Roca Rey fueron izados a hombros.