Carballo: "El retraso es el mal endémico de la justicia"

M. Espadas
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El fiscal jefe de Ciudad Real, Miguel Ángel Carballo, expone en esta entrevista cuestiones como la situación de la plantilla o la lacra de la violencia de género, que señala como "una de las más sugestivas trincheras judiciales para un fiscal»

Miguel Ángel Carballo, fiscal jefe de Ciudad Real. - Foto: Tomás Fernández de Moya

Aunque nació en Madrid (1964), sus raíces ciudadrealeñas son cada vez más profundas. Aquí comenzó hace 33 años su carrera judicial, donde permaneció 15 años antes de su traslado a la Audiencia Nacional, pero manteniendo su lugar de residencia. El 2 de abril tomaba posesión como fiscal jefe de Ciudad Real, sucediendo a Luis Huete. En ese momento, Miguel Ángel Carballo se disculpaba ante la propuesta de entrevista de La Tribuna con el argumento de necesitar tiempo en su nueva responsabilidad para poder contestar desde el conocimiento y «hacer las cosas bien». Más de ocho meses después, cumple amable y responsable con ese compromiso. 

¿Cómo han sido estos primeros meses al frente de la jefatura de la Fiscalía? Aunque es un destino muy conocido por usted, ¿le ha sorprendido en algo su funcionamiento en el día a día?

Ciudad Real fue mi primer destino como fiscal en el verano de 1991 y aquí ejercí durante 15 años. Tras casi 20 años en la Audiencia Nacional he vuelto a mi origen y aún hay compañeros jueces, fiscales, letrados de la administración de Justicia, abogados, etcétera, que ya estaban en mi época. Ello ha facilitado mi reintegración y, por tanto, mis conocimientos en cuanto a la justicia en la provincia son todavía útiles, sin perjuicio de que en estos 20 años no solo han cambiado las personas, sino que ha aumentado la plantilla orgánica de órganos judiciales y la de fiscales, además de crearse un área territorial en Manzanares. También existen numerosos servicios de gestión común que entonces no existían y que además no existen en otros partidos judiciales y desde luego no existían en la Audiencia Nacional.

¿Es muy diferente esa experiencia en la Audiencia Nacional respecto a una Fiscalía provincial? 

Obviamente. La competencia exclusiva de la Audiencia Nacional es muy diferente a la competencia de la Audiencia Provincial o de los diferentes juzgados de la provincia. Allí trataba con menor número de causas, pero de voluminosas dimensiones, lo que se conoce como 'macrocausas' y eran asuntos de mucha trascendencia para la opinión pública, en todo el ámbito nacional, a veces con trascendencia política, inevitablemente, y tu actuación en muchas ocasiones se veía retransmitida casi en directo por los medios de comunicación. Sin embargo, la justicia en Ciudad Real se ejerce con más tranquilidad, con menos exposición, y otorga la satisfacción de poder resolver al ciudadano sus problemas cotidianos personales de su vida siendo una justicia mucho más cercana. 

¿Cómo definiría la plantilla con la que cuenta? ¿Cree que está bien dimensionada?

Hoy es evidente que la plantilla de fiscales de Ciudad Real, aun siendo sumamente competente y a la que le ocupa su trabajo mucho más allá de lo razonable, no reúne en cuanto a número las necesidades para evitar sobre todo el retraso en la administración de Justicia.

Esta es una demanda no solo de esta provincia, sino de toda Castilla-La Mancha, como el fiscal superior lleva tiempo reclamando, puesto que la comunidad cuenta tan solo con 150 fiscales, que a la vista del ratio respecto de los jueces se puede considerar como baja, y a lo que se suma la gran extensión geográfica de la región. Téngase en cuenta que las fiscalías en su mayoría se encuentran en las capitales de provincia y en algunos núcleos de población relevantes, pero existen una mayoría de órganos judiciales a donde se tiene que desplazar el fiscal para realizar su función.

Pese a que recientemente se ha aumentado una plaza en la Fiscalía de Ciudad Real, ello ha sido más por el mero crecimiento vegetativo y generalizado en otras fiscalías, es por ello, que he solicitado una plaza de fiscal de refuerzo por encima de la plantilla actual. Es significativo por ejemplo que en la capital existan dos juzgados de refuerzo por encima de la plantilla orgánica y en cambio no se haya dotado a la Fiscalía de al menos un fiscal de refuerzo.

¿Es tan elevada la carga de trabajo en la Fiscalía? ¿Cómo se podría aliviar?

El retraso es el mal endémico de la justicia, no solo en España, como dijo el otro día el presidente García-Page en su visita a Ciudad Real. También una de esas razones es que es una justicia sumamente garantista y que, por tanto, no hay que correr bajo cualquier condición. Desde luego, el aumento de medios y la propiciación de actuaciones de consenso en la vía penal, la mediación y la justicia restaurativa podrían paliar el problema.

¿Cómo es la relación de la Fiscalía con los distintos órganos judiciales y los cuerpos policiales?

Creo que la relación es sumamente correcta, más que eso, es fluida, y ha sido siempre así desde que yo conozco la Fiscalía. Como fiscal nunca me he permitido el lujo de que mi relación con jueces o con abogados fuese mala puesto que ello al final influye en el justiciable, que sin duda puede sufrir un perjuicio. Con los cuerpos policiales la  relación y coordinación es esencial más aún teniendo en cuenta que la Policía Judicial está bajo las órdenes del Fiscal antes de judicializar un asunto, con lo cual, resulta decisiva la actuación coordinada con los cuerpos policiales para que las investigaciones y operaciones una vez judicializadas que tengan éxito.

Durante estos meses se le ha visto alguna vez en sala, ejerciendo en procesos judiciales. ¿Un fiscal jefe no debe dejar de ponerse la toga?

Por supuesto que no, y ello es factible, sobre todo, en una Fiscalía de tamaño medio como la de Ciudad Real. La mayor realización profesional para un fiscal creo que es la asistencia a juicios, es algo de lo que no me quiero privar y que además es necesario para pulsar el funcionamiento de los órganos judiciales para poder ejercer mis funciones correctamente.

En su discurso de toma de posesión subrayó en su hoja de ruta la importancia de la lucha contra la violencia de género y las agresiones sexuales. ¿Son la gran lacra actual de la sociedad?

Mi vocación como fiscal en un momento dado se dirigió a la Audiencia Nacional porque era un auténtico frente de batalla contra la delincuencia más grave que atentaba contra la vida, la integridad física y la seguridad de las personas y de sus familias. Hoy en día, afortunadamente, la amenaza terrorista, aún manteniéndose, no se cobra la cantidad de bajas que hace años cuando yo llegué a la Audiencia Nacional; en la actualidad donde se producen bajas, si se me permite la expresión, es en el ámbito de la violencia de género y ello la convierte en una de las más sugestivas trincheras judiciales para un fiscal; por ello, de igual modo, me preocupa también otro ámbito de la actuación judicial donde se producen también un número significativo bajas, como es el ámbito de la siniestralidad laboral.

Respecto de las agresiones sexuales, me ha sorprendido mucho no solo el alto porcentaje de asuntos que se llevan en la Fiscalía sino que la mayoría tengan como víctima a menores y que sus agresores sean personas del entorno de los mismos.

¿Qué es lo que más valora de su traslado profesional de la Audiencia Nacional a Ciudad Real?

Resulta realmente emocionante volver al destino donde comencé mis primeros pasos de fiscal hace 33 años y devolver a esta provincia, a sus instituciones y a sus ciudadanos, en la medida de lo posible, todo lo que me dieron cuando yo llegué con 26 años y solo. Desde luego, en el punto de vista personal y familiar, es fácil imaginar que mi vida resulta algo más cómoda pero igualmente apasionante ante el reto de asumir la Jefatura de la Fiscalía provincial.

La cercanía es una característica muy propia de territorios como Ciudad Real, la capital, muy dispar a los grandes centros urbanos. ¿Cómo consigue la Fiscalía distanciarse de los asuntos para no perder la imparcialidad? 

Ciertamente, en lugares no muy populosos existe el tópico de aquello de que 'aquí nos conocemos todos', pero creo que es una sensación y a veces no tan real en esta provincia; pareciera que cada vez que uno va al juzgado se encuentra a alguien conocido. La provincia, en sus ciudades por su población, y los pueblos por su distancia, hace que eso no sea un problema en ningún caso, sin obviar por supuesto la profesionalidad de los fiscales, que nos lleva a actuar con serenidad y que no nos impide distanciarnos de cualquier posible influencia, a lo que se suma el deber de abstención. Le aseguro que jueces y fiscales están preparados para ello.

Uno de los casos más sonados en la provincia en los últimos tiempos ha sido el doble crimen de Manzanares, con Antonio Caba como principal acusado. ¿Existe alguna novedad al respecto?

No puedo pronunciarme sobre asuntos que aún no han llegado a su fase oral y pública y en los que, por tanto, aún no se conoce la acusación del fiscal al encontrarnos en una fase previa, pero sí puedo adelantarle que ambos asuntos, lógicamente íntimamente relacionados, están en un muy avanzado estado de investigación y por tanto muy próximos a llegar a esa fase en la que se podrá conocer mayor información.

¿Cómo está viviendo desde Ciudad Real las informaciones sobre el fiscal general del estado, Álvaro García Ortiz, en lo referente al asunto de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid? 

Todos los fiscales vivimos con inquietud lo que podemos leer en la prensa, pero también confiamos en la administración de Justicia a la que, como siempre se dice, hay que dejar actuar.

¿Tener unos ideales políticos claros pueden poner en riesgo la objetividad bajo la que debe actuar un fiscal?

No voy a negar que muchos fiscales, como jueces, puedan o podamos tener una ideología o unas creencias, pero a lo largo de mi carrera yo no he visto que por encima de apariencias ello trascienda a su labor de fondo. Quizá en estas cuestiones las asociaciones profesionales, y yo pertenezco a una, hayan tenido la culpa, o contribuido a ello, al dejarse llevar por cierto maniqueísmo político y cierto encasillamiento entre fiscales conservadores, progresistas, etc. A veces la política parece lo único importante y determinante en la vida y en el funcionamiento de las instituciones en general, pero creo que eso no es así.

¿Qué es lo que más echa de menos de sus años en Madrid?

En Madrid nací, me crié, estudié y es donde tenía mi familia. Sigo sintiéndome madrileño, pero ya a estas alturas, tras mantener casa durante más de 33 años, me permitiría autodenominarme ciudadrealeño de adopción y traer a colación que mi mujer, que es ciudadrealeña de nacimiento, siempre se sorprende de cómo yo, aún de modo inconsciente, defiendo vehementemente Ciudad Real en su más amplio sentido.

Para terminar, una cuestión de índole más personal. Además de la familia y el trabajo, ¿en qué le gusta emplear su tiempo?

No creo que eso interese mucho al lector, pero en mi caso sería estar con los amigos, el deporte, la música, el cine y los toros. Todos ellos parecen tópicos, como los ya citados en la pregunta, pero en mi caso son reales aunque, lógicamente, como suele ocurrir, echo de menos el tiempo para dedicarme más a cada uno de ellos, y ya a mi edad se empiezan a pensar cosas como por ejemplo que no vas a poder leer todos los libros que quisieras.