Oro Blanco celebró el pasado sábado la Semana Mundial de la Lactancia Materna, bajo el lema ‘Empoderémonos’, así como su décimo cumpleaños en Ciudad Real. Contó para ello con una veintena de participantes que asistieron tanto a la conferencia de la escritora y activista Patricia Merino como a la reflexión conjunta, en forma de micro abierto, que buscaba soluciones a la pequeña relevancia social y política de la maternidad.
Introdujo la jornada Teresa Molina, coordinadora del grupo de apoyo a la lactancia materna en Ciudad Real, que remontándose a su experiencia personal contó los inicios y puso de manifiesto que “la maternidad sigue en el ámbito privado, segregadas por ser madres, con una ridícula baja maternal”. Se quejó al mismo tiempo de que “la maternidad no está en la agenda política si no es para hacer propuestas sin nosotras”. “A lo mejor no quiero dejar a mi hija en una institución, a lo mejor quiero criarla yo”, afirmó contundentemente. La presidenta de la asociación a nivel provincial, Úrsula López, recibió un pequeño homenaje para despedir su trayectoria al frente de un grupo que tiene presencia en Manzanares, Ciudad Real y Alcázar de San Juan, con vistas a seguir propagándose por otros municipios.
El plato fuerte de la mañana fue sin duda la conferencia de Patricia Merino, titulada El valor social de la maternidad. Con una fuerte carga económica y política, extrajo las ideas clave que explica extensamente en su libro Maternidad, Igualdad y Fraternidad. Definió el patriarcado como aquello que “devalúa y deja en los márgenes la práctica de la maternidad”, puesto que, en la sociedad actual, capitalista neoliberal y patriarcal, la maternidad y la crianza se concibe como “un engorro” incluso en el feminismo hegemónico. “El feminismo consigue ese empoderamiento dentro del sistema y aprovechando los recursos que ofrece el sistema a cualquier mujer siempre y cuando delegue los cuidados”, expresó. Así, explicó que desde PeTra (plataforma de madres feministas por la ampliación de los permisos parentales transferibles), que ella impulsó y preside, “se trata de crear el sujeto político madre y luchar así activamente contra el patriarcado”. Esta plataforma tendrá pronto presencia en Castilla-La Mancha, como así se acordó en el momento de reflexión. “Dar importancia a lo que hacemos las mujeres al maternar es dar justo en el eje del patriarcado, donde realmente se le puedo romper y minar”.
Oro blanco reivindica mejoras que dignifiquen la maternidadMerino explicó cómo el capitalismo ha llevado al extremo la división sexual del trabajo, dejando sin remunerar las tareas generalmente asociadas a mujeres y relativas a los cuidados, así como la creación cultural del empleo como un “constructo” sobre el que se articula la autoestima de las personas y alrededor del cual giran los derechos adquiridos. Afirmó que al estudiar la economía actual sólo se aprecia la punta del iceberg, mientras que la economía feminista estudia qué parte queda debajo. Y a este respecto fue contundente: “El capitalismo necesita todo ese trabajo no remunerado y además necesita que no se hable de ello, si tuviera que sobrevivir pagando por ese trabajo no duraría ni una semana”.
Como solución, propuso herramientas que ayuden a “mitigar” esa desigualdad e ir hacia “otro sistema”, señalando que “el capitalismo no es eterno porque ningún sistema lo es: no sabemos si lo que venga será mejor o peor, pero mutará”. En este contexto, afirmó que “los permisos iguales e intransferibles son una herramienta más del patriarcado, que niega la maternidad como si fuera algo que no ha ocurrido”. Presentó una breve comparativa de los instrumentos de los que se sirven los diferentes estados europeos para afrontar estas cuestiones, donde destacó la protección de la familia y la infancia que está asumida en los países socialdemócratas nórdicos, que son “más redistributivos, en los que el Estado tiene mecanismos donde se mitiga el efecto sobre las familias y se mejoran sus condiciones de crianza”, en oposición a los familiaristas del sur, que sería el caso de España, en los que la familia asume la parte que corresponsabilidad que pertenecía al Estado y facilita que éste se imbuya de sus responsabilidades. En este caso, países como España, Italia y Grecia tienen un mercado laboral dual (con mucho paro, trabajo precario e inactividad, economía sumergida y corrupción) y un sistema que beneficia en cuanto a protección social a los mayores y a los asalariados, con un gasto elevado en desempleo y pensiones pero que ignora lo relativo a la protección de la crianza, con tasas de pobreza infantil altísimas.
Con la nueva aplicación de los permisos intransferibles, España se ha colocado a la cabeza de Europa en cuanto a porcentaje que recibe el padre respecto al total del permiso por criatura, que ascenderá al 50 % una vez que se aprueben la ley al completo, lo que Merino considera una obra de “ingeniería social” que aspira a “hacer desaparecer la maternidad de la vida de las mujeres”. Aunque defendió la crianza en tribu, reconoció que esto beneficia a la concepción familiarista del sistema actual española, por lo que “la única manera de romper con esta lógica es demandar al Estado que dedique recursos y presupuesto a la crianza”. Tras todo lo anterior, una de las conclusiones que se pudieron extraer fue que el mejor instrumento redistributivo y que puede paliar la pobreza de las familias con niños a cargo son las transferencias directas destinadas a las criaturas y los derechos sociales concebidos como individuos y no como núcleos familiares.
Oro blanco reivindica mejoras que dignifiquen la maternidadPor la tarde, intervinieron dos madres que han formado parte de Oro Blanco y que han defendido proyectos de fin de grado y de máster sobre la crianza y la maternidad. En concreto, Rosa Villaluengo expuso el entramado de acción social existente en Ciudad Real gracias al cual las madres, en un momento dado, “demostraron cómo a través de acciones locales se puede llegar a transformar la realidad social”. Mediante múltiples entrevistas en profundidad, descubrió que el empoderamiento puede llegar a través de la maternidad y la lactancia, lo cual contrasta con otras teorías que convierten a las mujeres que dan el pecho en dominadas. Comprobó, además, que este cambio de autoconcepto influyó en sus parejas y su entorno. Ella encontró, en su investigación, que la lactancia había adoptado un “papel subversivo” y que con ella “las mujeres se sienten más libres de un sistema que las oprime a la hora de tomar decisiones respecto a sus cuerpos, sus criaturas y su forma de criar”.
Ascensión Almodóvar, por su parte, analizó si la decisión de ser madres es hoy totalmente libre, llegando a la conclusión que está “condicionada” por los recursos sociales y económicos de cada una pero también por el “desconcierto ante la información que llega de multitud de fuentes, a veces contrapuestas”; el sentimiento de “culpa a causa de un alto nivel de auto-exigencia que viene por el intento de tutela, la elevada fiscalización y las injerencias” del entorno sanitario, el entorno social, los expertos en maternidad, los medios de comunicación y otras madres.
El micro abierto se convirtió en un círculo de reflexión en el que una quincena de mujeres compartieron sus experiencias, analizando en qué medida el mercado laboral castiga a las madres de múltiples maneras y cómo el entorno social presiona a las madres para que dejen de criar por sí mismas a sus criaturas en favor de una institucionalización temprana y una vuelta urgente al estado anterior, de qué forma condicionan las diferentes circunstancias personales y, cargadas de indignación, qué poco protegidas están. Así, abogaron por beneficios fiscales para empresas que reenganchen a las madres tras su parón para la crianza, que se mitiguen los efectos de la maternidad en carreras investigadoras o de otro tipo, en los que “una excedencia de dos meses puede suponer un retraso en años de investigación respecto a los colegas masculinos”, por la articulación de un mercado laboral que permita trabajos más flexibles.
Con un homenaje a Teresa Molina finalizó la jornada del grupo de apoyo a la lactancia materna, que además contó con una decena de niños entretenidos en actividades de ocio.