Javier del Castillo

Javier del Castillo


Tenemos visita

23/07/2024

El presidente del Gobierno, salvo algún imprevisto que lo impida, recibirá en la Moncloa el próximo martes, 30 de julio, al juez Juan Carlos Peinado. El instructor del caso de su mujer, Begoña Gómez, quiere que le dé alguna explicación como testigo, ante el mutismo de su esposa en los juzgados de Plaza de Castilla.
Su señoría le preguntará a Pedro Sánchez sobre el objeto de las visitas a palacio del empresario Juan Carlos Barrabés y del rector de la Universidad Complutense, Joaquín Goyache. Y qué influencia tuvieron en el desarrollo de la cátedra dirigida por su esposa.   El juez intentará, como es su obligación, convencer al presidente de que la regeneración democrática y la transparencia empieza por uno mismo, colaborando con la justicia. 
Si el presidente del Gobierno quiere enarbolar la bandera de la regeneración democrática, tiene ahora una oportunidad inmejorable para desmontar las acusaciones de tráfico de influencias y corrupción en los negocios que pesan sobre Begoña. Los ciudadanos – como en aquel mítico programa de Mercedes Milá - «queremos saber». Saber los motivos que llevaron a Barrabés y a Goyache a responder solícitos a las llamadas de Begoña Gómez. 
Esto no tiene buena pinta, como le recordó a Sánchez en sede parlamentaria el portavoz del PNV. El rector de la Complutense, aunque sólo fuera por dignidad y vergüenza torera, ya debería haber dimitido de su cargo. La universidad más numerosa de España no puede ser dirigida por una persona que pierde el culo para complacer a la mujer del presidente, con el agravante de su falta de cualificación académica. Y Sánchez tendrá que explicar, con datos y pruebas contrastadas, su presencia en algunos de esos encuentros celebrados en la sede de la presidencia del Gobierno.
La visita del juez Peinado a Moncloa no se llevará a cabo, como es evidente, a petición del testigo Sánchez ni de la investigada Begoña. Es una visita imprevista, que altera las normas establecidas en la casa. Es lógico, por otra parte, que el instructor del caso busque información y explicaciones, ante la negativa a no declarar de la ciudadana Gómez. Su derecho a no hacerlo está contemplado en el ordenamiento jurídico, pero no debe obstaculizar la aplicación de la justicia, como ocurre con todo hijo de vecino.
A Pedro Sánchez se le acaban las excusas. Sus asesores ya no saben qué hacer para desactivar el caso Begoña Gómez. Hasta el juez Garzón ya salido a dar lecciones de cómo debe actuar la justicia. 
Pero la realidad de los hechos es muy tozuda y a estas alturas de la película es muy difícil culpar a los seudomedios (que no existen), a los poderes fácticos, a la máquina del fango y a la extrema derecha de montar una campaña contra su familia – porque no olvidemos tampoco al hermanito que cobraba sin dar un palo al agua –, con el único objetivo de acabar con su gobierno de «progreso»
La regeneración democrática empieza por uno mismo. Sánchez tiene una buena oportunidad de explicar al juez por qué su señora esposa prefiere estar mudita, en lugar de defender de viva voz su inocencia.
Lo siento, Begoña, pero el martes que viene tenemos visita.