Convertir a los alumnos en una parte central de la convivencia escolar es una de las claves del proyecto Alumnos Ayudantes. Se trata de una iniciativa que surgió hace años en Almagro, en el IES Clavero Fernández de Córdoba, y que se ha ido expandiendo por la provincia como proyecto de mediación. En Ciudad Real, el Torreón del Alcázar es uno de los centros que más tiempo lleva desarrollando esta iniciativa en la que son los alumnos los que observan activamente los posibles conflictos que puedan surgir en el aula. 

Hasta 35 estudiantes conforman este grupo de 'Alumnos ayudantes', con 16 solo en primero de la ESO. Julia Escribano, Inés Hernández, Noa Nieto y Elsa Sobrino son las cuatro estudiantes que hablan para La Tribuna. Explican que se integraron en esta iniciativa con la intención de «ayudar a la gente». La idea, añaden, es intervenir si otros estudiantes «están solos o tienen algún problema» o, por ejemplo, «si vienen en mitad de curso». La propuesta busca la integración de estudiantes que accedan de nuevas al centro y que vienen, por ejemplo, de otro centro o municipio, sin una red de amigos o apoyos cuando pasan de primaria a ESO o cambian de centro. 

Para convertirse en 'alumnos ayudantes' deben pasar por una selección a primeros de curso, proponerse para el cargo y luego formarse como tales, con una iniciativa que se desarrolló en el Consejoven de Ciudad Real, por estos alumnos y los de otros institutos de la provincia. Allí aprendieron conceptos claves como «la escucha activa, la empatía o cómo hacer frente a rumores», con la importancia vital que tienen en un centro para evitar los conflictos. También les dieron claves sobre «cómo acercarse a la persona» que pretenden ayudar. Su objetivo al participar en el programa es «saber ayudar y escuchar a los demás», pero también «aprender a ser más empáticas y adaptarse a los puntos de la vida que tiene cada uno», porque ellas, como 'alumnas ayudantes' tienen la intención de aprender de las situaciones que vivan en su labor en el centro. 

La convivencia desde la mirada de los alumnos - Foto: Rueda Villaverde«Las cualidades del alumno ayudante es que sea empático, saber escuchar y observador», comentó la directora Lola Sánchez. Recordó que no se trata solo de un trabajo en el aula, sino que hay reuniones mensuales con los profesores una vez al mes «para hablar de lo que han visto, si hay algún alumno que esté solo o algún problema». La idea no es que intervengan directamente, porque estos alumnos no están para resolver conflictos, sino para dar una visión diferente. «Cuando hay algún conflicto en clase, son nuestros ojos en clase, como tienen formación y saben lo que tienen que hacer, ayudan a resolverlo». La clave es que «la ayuda que se prestan entre iguales», que sean los estudiantes los que ayuden a poner en perspectiva las situaciones que se puedan dar en las aulas. 

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Entre las primeras ayudas que han prestado se encuentra una compañera de Afganistán, llegó al centro y como siempre la veían sola empezaron a juntarse con ella. En este sentido, como clave, del programa, la orientadora del centro, Araceli García, indicó el apoyo que suponen este grupo a quienes llegan de nuevas al instituto. «Vienen a lo mejor un día cualquiera, en febrero, y les llamamos a ellos y les acompañan», están todo el día con él, para ayudarles a integrarse desde la primera jornada. «Favorecen un clima más positivo» en las aulas y de ahí la importancia del programa, que se encuentra en el corazón del centro. Cuentan con un carné que les habilita; tienen un espacio propio en el recreo para atender a sus compañeros, donde el que quiera, puede ir a hablar con ellos; y un logotipo que muestran con orgullo para el desarrollo de sus actividades.