Cuando un clásico ha tenido tantas representaciones como La Dama Duende resulta muy complicado hacer que el espectador se sorprenda de nuevo de esta historia de honor. Por este motivo, la idea del director, Borja Rodríguez, y del dramaturgo, Fernando Sansegundo, de hacer un 'metateatro' resulta atrayente y, a la vez, permite abordar con un enfoque distinto las tribulaciones de Ángela, esa viuda a la que sus hermanos la tienen enclaustrada, y que decide convertirse en 'duende' y usar un artilugio en la pared, para enamorar a Manuel, huésped en casa de sus hermanos. 

La obra es distinta desde el inicio, con un plató de radio en los años 50 y con el director del programa, Teatro del Aire, sobre los escenarios, para empezar a dirigir la grabación de La Dama Duende. Estamos en el Madrid de los años 50, en el que El Caso es el periódico más leído, en el que la libertad se vive en la intimidad y donde hay miedo a decir qué cosas y en qué lugar. Con esos pocos escenarios, La Dama Duende da una vuelta de hoja a la historia tantas veces contada, al acercar a la modernidad su lenguaje. 

Además, el recurso de la radio permite seguir la trama de una forma distinta, con un narrador que nos sitúa en la escena, nos plantea los personajes y los sentimientos y anuncia lo que está a punto de ocurrir. También permite compaginar la tensión del enredo de Calderón de la Barca con momentos de comedia, entre anuncios de los años 50 y canciones, que hacían que el radioyente de la época, quedara enganchado a aquellas grabaciones de teatro clásico que acompañaban los hogares hace unas décadas.

Disfrutar y ver la radio con 'La Dama Duende' - Foto: Jesús Monroy / EFE

Este artificio del 'metateatro' sirve al conjunto de actores de La Dama Duende de MIC Producciones para actuar en el doble papel de la comedia clásica y la moderna, entre el frío de la noche madrileña en la que se realiza la grabación y la calidez del hogar en que transcurren el texto de Calderón. Los personajes dialogan en la ficción de la radio y como actores del programa, cambiando su registro y aprendiendo de aquello que van hablando en verso y en prosa. 

Esta puesta en escena resulta creíble gracias a la labor en escena de unos actores que cambian de registro al instante, con un simple gesto, con un baile, trasladando del barroco al Siglo de Oro en un instante. Una labor de actuación conjunta que comparten los tres protagonistas: Silvia Acosta, como Ángela, Luis Rallo, como Manuel, y Eugenio Villota, como Juan hermano de Ángela, hasta el bufón de Rafa Núñez, un criado Cosme, tan borrachín y risueño en el clásico como enfadado en la radio. Helena Lanza, Alberto Díez, Anabel Maurín y Fernando Sansegundo, que hace las veces director del programa de radio, completan el elenco sobre el que reposa esa doble obra de teatro que es La Dama Duende. 

La representación repite hoy en el Palacio de los Villarreal de Almagro y llegará en otoño a muchos de los teatros de la región, para deleite de los amantes del teatro clásico, hecho con cariño y que aún es capaz de sorprender tanto en la historia como en la puesta en escena.