La compañía Teatro Yeses, integrada por mujeres reclusas del centro penitenciario Alcalá-Meco (Madrid), recorre desde hace 40 años los escenarios españoles y este martes llega al Festival de Almagro con La traición en la amistad. "Los aplausos son el reconocimiento que antes no hemos tenido", aseguran las internas. Entre los muros de la prisión de mujeres Madrid 1 en Alcalá-Meco con muchos nervios y más ilusión ensayan las reclusas Sonia, Verónica y Olga, bajo la dirección de Elena Cánovas, directora y fundadora de esta compañía.
Las tres internas, que han superado un casting para poder participar en este proyecto, comparten escenario con actores profesionales para llevar a cabo La traición en la amistad, de María de Zayas que se representará los días 23 y 24 en Corral de Comedias de Almagro.
"Se puede hacer teatro, siempre que cumplas una serie de requisitos como tener permisos ordinarios, además de tener condiciones artísticas", explica a EFE Sonia, de 40 años, madre de un niño. "El teatro me ha ayudado a creer más en mí, siempre he tenido la autoestima muy baja", asegura Sonia.
Las reclusas de Yeses vuelven a subirse al Corral de Comedias - Foto: EfePor su lado, Verónica, que ha renunciado a disfrutar del tercer grado que ya tiene concedido para poder continuar con esta obra asegura que "estar en prisión es muy duro y el teatro fortalece la mente".
"Ensayar libera, permite evadirte, es un proyecto apasionante, enriquece", dice la colombiana Olga, a quien el teatro le permite mostrar facetas personales que en la vida cotidiana no se atrevería a hacer.
"Vamos, queda poco tiempo, todos coordinados, ordenar bien los pasos de baile", les indica Elena Cánovas, fundadora y directora de la compañía Yeses, que arrancó en 1985 cuando era funcionaria de prisiones y, ahora, ya jubilada, continúa al frente.
Las reclusas de Yeses vuelven a subirse al Corral de Comedias - Foto: Efe"El teatro permite aprender cualidades sociales, llevar a cabo un trabajo en equipo, fomentar la solidaridad, la tolerancia y el respeto mutuo", asegura Cánovas, quien explica que estas mujeres llegan a la cárcel con la autoestima bajísima "pero en el escenario se crecen, da gusto verlas".
Nacida en la histórica cárcel de mujeres de Yeserías en Madrid, "esta compañía de teatro encarna el poder transformador de la cultura", explica Cánovas, quien con grandes dosis de energía sigue trabajando para que este proyecto "permita a las chicas reinsertarse en la sociedad con absoluta libertad".
"Exigente", es el adjetivo que utilizan las reclusas para definir a su directora. "Siempre nos está exigiendo con la vocalización y la pronunciación", dice Olga.
"La directora ha insistido mucho hasta conseguir que mi personaje sea real y creíble", dice Sonia, que tiene muchos nervios ante el estreno: "Toda mi familia va a ir a verme, soy de un pueblo que está al lado de Almagro".
"Me siento orgullosa del trabajo que Elena ha conseguido sacar de mí", asegura Verónica, de 40 años, madre de dos hijos a quien le encanta cantar. "Estudié música y canto, pero nunca había hecho teatro".
Esposadas hasta el teatro
Desde sus inicios, Teatro Yeses aspiraba a trascender los muros de la prisión. "El objetivo era emular la dinámica de las compañías convencionales, lo que incluía giras", argumenta la fundadora que recuerda que las salidas se realizaban con un gran despliegue policial: las presas esposadas bajaban del furgón y eran escoltadas por guardias civiles.
"Una de las primera obras fue Mal Bajío, un texto propio, que retrata cómo era la cárcel, el frío que hacía, los olores, las experiencias de las presas, los cacheos y las drogas... qué duro era cumplir condena", rememora la directora.
"Así, poco a poco, empezaron las salidas y esto ha llegado a un punto en el que se sale con total naturalidad", incide Cánovas que señala que por suerte las cosas han cambiado mucho: la sociedad es más solidaria y se cree en la reinserción.
La compañía hace una gira por los pueblos de la Comunidad de Madrid con motivo del Día de la Mujer y también acude a citas culturales como el Festival de Almagro.
"Estas salidas son enriquecedoras, he conocido muchos sitios. España tiene unos pueblos muy lindos", dice Olga, quien cuenta que las giras le permiten ver caras distintas, probar la comida española: "La gente nos recibe genial, incluso nos preparan un ágape y nos tienen detalles".
"Cuando salimos a escena y la gente se ríe, me siento más contenta, me enorgullece saber que la gente pasa un buen rato", añade Sonia que quiere seguir haciendo teatro, una vez termine la condena.
"Los aplausos reconfortan, es una recompensa, un reconocimiento que quizá en nuestra vida no hemos tenido", dicen estas actrices.
El director del Centro Penitenciario Madrid 1, Jesús Moreno, presente durante el ensayo en prisión, considera que este proyecto "les aporta disciplina, les permite ordenar su vida y progresar".
A lo largo de casi 40 años, por esta compañía han pasado más de mil mujeres y se han puesto en escena más de 50 obras y con sus interpretaciones, Teatro Yeses ha recibidos galardones como un Max de las Artes Escénicas y la Medalla de Oro al Mérito Social del Ministerios del Interior, entre otros.
El objetivo de este proyecto también es abordar las actitudes machistas, la igualdad de oportunidades y concienciar a la mujer, eso sí, si se puede con humor y con canciones.
"Me encanta la música y el baile", cuenta la directora que este año ha escogido para trabajar una obra feminista, en la que "las mujeres toman la iniciativa en el amor, no están esperando a llegue el galán".
"Para la reinserción social hay que abrir más las puertas, hay que procurar el contacto con la cultura y el teatro es cultura", concluye la fundadora, que siempre ha creído que la privación de libertad no resta la posibilidad de crecer, de dignificarse.