Nada de pantallas a menores de 2 años

S.L.H.
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Un abuso del móvil o la tablet a edades muy tempranas puede generar «problemas graves de convivencia en la preadolescencia e incluso antes»

Nada de pantallas a menores de 2 años

Vivimos una movilización creciente a favor de restringir a los niños y niñas el uso de teléfonos móviles. El detonante de estas acciones han sido las últimas noticias de agresiones entre menores y la detección del intercambio de pornografía y contenido violento en canales de WhatsApp que utilizaba alumnado de primeros cursos de ESO. Quienes solicitan atajar esta problemática con recogidas de firmas quieren que se prohíba por ley. 

Hace muchos años, demasiados ya, que los expertos llevan alertando sobre los efectos nocivos del abuso de las pantallas digitales –móviles, tabletas...– en el desarrollo de los más pequeños. A pesar de ello, la edad media a la que acceden al móvil es de 11 años, según un estudio de Unicef, que también revela que el 94,8% de los adolescentes de entre 11 y 18 años dispone de teléfono propio con conexión a internet.  

Mientras manejamos semejantes estadísticas, vemos cómo se ponen en marcha diversas campañas de recogidas de firmas para prohibir por ley el uso de móviles a menores de 14 y 16 años. 

Pero hay opiniones que van más allá y aconsejan que durante los dos primeros años de vida los pequeños «no tengan ningún contacto con las pantallas». Esta es la recomendación que da el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital La Mancha Centro de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), Luis León Allue. 

Detalla que a su consulta llegan niños de dos o tres años por otras circunstancias y acaba encontrándose que «pasan la mayor parte del tiempo con este tipo de entretenimiento» que, en ocasiones, «genera problemas graves de convivencia en la preadolescencia, e incluso antes». Esta problemática, añade el doctor, se puede asociar a absentismo escolar y aislamiento social, «lo que para nosotros es un signo de extrema gravedad». Por lo pronto, los pediatras han detectado un incremento importante de casos de niños pequeños con retrasos en el lenguaje por criarse con pantallas.

León Allue lamenta la «excesiva normalización o resignación» que existe en torno a este tipo de adicción en las familias e incluso en la sociedad por lo que, cuando se consulta por estos problemas, «la situación suele ser ya bastante grave y, a veces, incluso se ha cronificado, por lo que la intervención es mucho más difícil y requiere, en ocasiones, de la ayuda de otras instituciones como Educación, Servicios Sociales o Justicia», dice. 

 

Jornadas. Para intentar descongestionar este problema, desde el Servicio de Psiquiatría y Salud Mental organizan jornadas de promoción de la salud en los institutos de Alcázar de San Juan, dirigidas a alumnos y familias. Como psiquiatra considera que, como sociedad, «debemos dar respuesta a una situación que pone en jaque la salud mental de nuestros adolescentes».