«Sigue el eterno retorno de la problemática del ser humano»

César Muñoz
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Después de 26 años, el pintor Joaquín Rivas está de vuelta con la exposición 'Esquicios para miradas empáticas', que consta de 68 piezas y se verá en próximas fechas en Ciudad Real y Madrid

Joaquín Rivas. - Foto: Rueda Villaverde

Es principio de verano en Ciudad Real. En un hangar de las afueras, Joaquín Rivas lee el tomo quinto de En busca del tiempo perdido. Se trata del estudio de un pintor que aún trabaja con ritmo pausado. El santuario amortigua el ruido de los tubos de escape. Rivas no pierde fuelle: tras 26 años de reclusión lectora y creativa, expone de nuevo.

¿Qué hace usted leyendo a Proust? Además, veo que tiene sobre la mesa otros libros y cancioneros. ¿Cómo se le ocurre? ¡Con la que está cayendo!
Bueno, de algún modo es como estudiar historia, pero en el campo de la literatura. A mí no me interesan los típicos clásicos, me interesan más escritores que han aportado y que han abierto nuevas vías a la hora de contar y de expresar. Gente de vanguardia, que levantan personajes que han existido hace tiempo, pero que cuentan cosas muy actuales. Utilizan un lenguaje que plantea temas sociales y enriquece. Por ejemplo, Proust: temas psicológicos, de relaciones humanas, el amor y todo eso. Joyce, Proust, Georges Perec, Goytisolo, Camus. Faulkner también. Víctor Hugo: aunque ya hace tiempo, su forma de contar era maravillosa y no solo se disfrutaba con lo que se leía, sino que además se conocía cómo se comportaba una sociedad en esa época. Luego, cuando se lee a otros autores posteriores se ve cómo esa sociedad se mantiene. Cambian el lenguaje y algunos valores, pero sigue el eterno retorno de la problemática del ser humano.

Usted se pone del lado de las vanguardias.
Siempre me he interesado por la música, literatura, teatro, cine, y en gente que ha hecho vanguardia, y con la pintura, igual. A mí me han alimentado mucho todos esos campos que son complementarios. Pienso que unas personas que crean con la pintura, la literatura, la escultura o la música, manejan lenguajes parecidos, pretenden que evolucione la sociedad a través de su disciplina y son caminos paralelos. Yo necesito todo eso para seguir con lo mío.

Le gusta leer, escribir, pintar y deambular sin rumbo por la ciudad. A veces hasta trasnocha. ¿Qué le dicen las calles del mundo?
A mí la calle me gusta mucho porque me voy encontrando a gente y coincidimos. Cuando hay encuentros con alguien que no se conoce pero nos hemos visto un par de veces o tres, al final se establece una relación y uno es músico, otro pintor, otro diseña, otro hace cómic y la calle aquí en Ciudad Real, aunque parece que no hay, está muy viva. Hay jóvenes que da gusto hablar con ellos y ver lo que hacen.

Vuelve con una exposición, Esquicios para miradas empáticas.
Muy posiblemente en el Aula Abierta de la Universidad, también quiero llevarla a Madrid. En esta muestra me propuse enfrentarme al espacio vacío de un papel, intentar dejar la mente vacía y que no me influyese todo lo que conozco de otros pintores y referencias, incluso lo que yo mismo he hecho. La idea era sacar algo nuevo para mí, que me sorprendiese. Son dibujos en tamaño pequeño donde utilizo mucho la rapidez del gesto y de línea. Con eso intento que no haya ninguna interferencia. Según dibujo, aunque sea muy rápido, si me lleva a alguna referencia cambio el trazo.

¿En qué formato se presenta la obra?
Es papel de grabado ejecutado con rotring, lapicero, café para dar fondo de color, acrílico, algún bolígrafo y lápiz de color de los de la escuela. Hay 68 piezas. Me han ocupado seis meses: yo he quedado encantado con el resultado. No tiene nada que ver con la producción de estos 26 años, eso va aparte: esto ha sido otra cosa.

Los 26 años sin presentar no tienen perdón de Dios. Como Peter Gabriel con los discos. ¿Tiene excusa?
No veía yo el momento. Si presento algo es porque creo que es interesante. Si hago una exposición es porque me encanta ver lo que hacen otros, y llega un punto en que me digo que tengo que agradecer eso participando con una propuesta para que otros puedan disfrutar. Por eso ha pasado tanto tiempo. No he dejado de dibujar ni de pintar, pero el momento de hacer una obra completa ha sido ahora.

¿Se considera alguien que busca el encuentro?
Estoy abierto a él, entonces los encuentros se producen. Cuando llegué a Nueva York no conocía a nadie, pero iba a los sitios de vanguardia y de ir un día y otro conoces gente. Me han gustado los horarios intempestivos: yo he vivido en todas las calles y en todos los horarios. He dormido de día y vivido de noche.

Querido Rivas, como dice la canción: nos veremos cuando se ponga el sol.
La luna se alegrará de vernos.