La fisioterapia se encuentra en continuo cambio y evolución, como el resto de las profesiones sanitarias. No pasa un día donde no se realice la pregunta sobre si la fisioterapia debe continuar siendo generalista o, por el contrario, avanzar como hicieron la medicina y la enfermería, ya que actualmente, es la tercera profesión sanitaria de España por número de profesionales que la ejercen.
Esa pregunta tiene ya varias respuestas que conducen hacia la especialización. La primera de ellas es la gran demanda de la propia sociedad al colectivo de fisioterapeutas, solicitando que el profesional sanitario tenga los conocimientos más adecuados para afrontar el cuadro clínico que presenta.
La segunda es el alto índice de especialización de la formación, tanto de grado como de postgrado, donde se adquieren esas habilidades para afrontar tanto el razonamiento como la intervención clínica. La tercera es la propia ciencia, que marca el camino hacia donde debe investigar, y no es otro que en la especificidad de los tratamientos.
Y por cuarto y último, el resto de profesionales sanitarios demandan la especialización de sus compañeros fisioterapeutas, para poder generar esos equipos multidisciplinares y brindar así la mejorar calidad asistencial a los pacientes.
La profesión. La fisioterapia es la ciencia y el arte del tratamiento físico, es decir, el conjunto de métodos, actuaciones y técnicas que, mediante la aplicación de medios físicos, curan y previenen las enfermedades, promueven la salud, recuperan, habilitan, rehabilitan y readaptan a las personas afectadas de disfunciones psicofísicas o a las que se desea mantener en un nivel adecuado de salud.
El ejercicio de la fisioterapia incluye, además, la ejecución por el fisioterapeuta, por si mismo o dentro del equipo multidisciplinario, de pruebas eléctricas y manuales destinadas a determinar el grado de afectación de la inervación y la fuerza muscular, pruebas para determinar las capacidades funcionales, la amplitud del movimiento articular y medidas de la capacidad vital, todas ellas enfocadas a la determinación de la valoración y del diagnóstico fisioterápico, como paso previo a cualquier acto fisioterapéutico, así como la utilización de ayudas diagnósticas para el control de la evolución de los usuarios.
Y su objetivo último, tal y como refleja el Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas en sus Estatutos Generales, es promover, mantener, restablecer y aumentar el nivel de salud de los ciudadanos a fin de mejorar la calidad de vida de la persona y facilitar su reinserción social plena.