Son más de la mitad de la población pero firman menos contratos de trabajo, dan nombre a buena parte del paro en la provincia de Ciudad Real y cuando logran un empleo, lo hacen cobrando de media cerca de 4.000 euros menos que los hombres. Son mayoría en las aulas de la Universidad regional pero minoría en el Consejo de Gobierno de la UCLM y también en el Claustro Universitario, sus pensiones son más bajas que las de los hombres y cuando se jubilan tienen una paga 250 euros inferior a la de los varones. Yel año pasado apenas ocuparon uno de cada cinco puestos directivos en las nuevas empresas que se crearon, el porcentaje más bajo en las tres últimas décadas. Por estas y muchas otras razones, miles de mujeres volverán a la calle en el día de hoy para reivindicar una igualdad real que, después del histórico 8 de marzo de 2018, continúa estando lejos.
El relato que separa la fotografía de la manifestación del pasado año de la que se produzca hoy no ha cambiado en la provincia de Ciudad Real. Más allá de limar las distancias en algunos aspectos, en los últimos 365 el alegado por la igualdad real que elevaron miles de mujeres ha calado poco en la provincia de Ciudad Real. De hecho, en ciertos ámbitos se podría decir que incluso se ha retrocedido, como por ejemplo en lo que a la presencia femenina en los nuevos cargos directivos de las empresas se refiere. Según el informe de la agencia de rating Axesor, tan sólo uno de cada cinco puestos directivos en las empresas creadas el año pasado fue ocupado por una mujer, sólo 146 de los 767 designados en el año 2018, y ese 19 por ciento supone la cuota más baja de representatividad en las tres últimas décadas en la provincia de Ciudad Real.
En estos casi treinta años, desde 1990, en la provincia se han designado 27.000 cargos directivos, y sólo 6.225 han sido ocupados por las mujeres:el 23 por ciento. El año pasado, esa media se rompió por debajo hasta caer al 19 por ciento, habiendo tenido su cota más elevada en el año 2012, con un 26,48 por ciento. En ese 26,5 por ciento está uno de los techos de cristal que el feminismo se ha propuesto romper.
Hay más. Yen la provincia esos techos continúan tan firmes como hace un año. Las mujeres son mayoría en la población ciudadrealeña pero firman muchos menos contratos que los hombres, tanto en contratos totales (138.660 ellos y 83.068 ellas el año pasado) como indefinidos, en puestos de trabajo fijos (3.710 ellos y 2.410 ellas en el año 2018, según los datos del Ministerio de Trabajo). El paro, Ciudad Real, tiene nombre de mujer:16.609 desempleados y 30.790 desempleadas inscritas en el Servicio Público de Empleo en el mes de febrero. Y cuando ese puesto de trabajo se hace realidad, en una provincia de salarios más bajos que la media del país, ellas cobran casi 4.000 euros menos que ellos (17.200 euros anuales por 13.281). Esa desigualdad no es de ahora, está enraizada en el pasado y por eso, a la hora del retiro, las pagas de jubilación de las mujeres son 250 euros mensuales más bajas que las de los hombres, una desigualdad que también se da en el total del sistema de pensiones.
Las mujeres son mayoría dentro del personal empleado para la Administración regional, y existe casi paridad en lo que a los puestos de trabajo en la Administración local se refiere. Son mayoría en las instituciones sanitarias, pero una minoría muy marcada en las fuerzas armadas y en la Guardia Civil que opera en la provincia de Ciudad Real. Ylo son también en un ámbito en el que últimamente se ha puesto mucho hincapié en la persecución de la igualdad real:en la agricultura. En una tierra con un potente sector cooperativo, tan sólo 341 de los más de 4.000 puestos en los consejos rectores de estas sociedades están ocupados por mujeres, que son el 26,3 por ciento del volumen total de socios y un tercio del total de las plantillas. Están, sí, formando parte de las sociedades y del empleo que éstas generan, pero cuando se asciende a la cumbre de la pirámide de mando su presencia se estrecha:apenas el 8,2 por ciento de las sillas de los consejos rectores.
Mucho camino por recorrer.En este 8 de marzo, las mujeres reclaman las calles para sí con el fin de reivindicar una igualdad real para la que cosecharán, seguro, muy buenos propósitos. Por el momento pocos se han hecho realidad.