La escultura en homenaje al Maestro Ibáñez ya luce en Valdepeñas. Lo hace desde el pasado 8 de septiembre, en un emotivo acto bajo el escenario de las fiestas patronales. Su artífice ha sido el escultor Juan UP, quien en esta entrevista prefiere mantenerse en el anonimato y seguir utilizando su nombre artístico. Asegura que ha sido un trabajo de «gran responsabilidad» por la importancia histórica que este maestro, compositor del himno de la patrona, tiene para Valdepeñas. «De sus manos han salido cientos de músicos. Ha formado a muchas generaciones», recuerda este escultor madrileño.
El proceso no ha sido fácil. Para su elaboración, Juan UP ha tenido que «investigar sobre su vida, temperamento, anatomía y, sobre todo, el movimiento de un director de orquesta». Por ejemplo, explica cómo la mano derecha es la que marca el ritmo y aúna el tempo de todos los músicos y cómo la izquierda refleja la parte más emotiva. Pero además, «todo el cuerpo, incluso la mirada, dirige la orquesta». La interiorización también fue muy importante en esta obra, hasta tal punto, reconoce, que llegó a grabarse imitando a los directores de orquesta que estudiaba. En este proceso fue donde encontró las distintas posturas y expresiones corporales que después interpretó en la escultura.
Horas «incalculables» de trabajo y plena dedicación que han dado como resultado una escultura «expresiva» en la que ha intentado captar «un instante, un carisma, una historia...». «Me ayudó el término Kairós, que para los griegos es el tiempo que mejor dirige una actividad humana. Es el tiempo de inspiración para un artista. Por ello, el tiempo y el espacio se juntan en mi escultura con el objetivo de congelar ese segundo mágico lleno de movimiento y transcendencia para la historia de Valdepeñas».
400 kilos de barro y horas «incalculables»Reconoce, en declaraciones a La Tribuna, que el proceso de inspiración fue «largo» porque engloba la fase de investigación con entrevistas, 'buceo' en internet, cursos de dirección de orquesta y un largo etc... Después llegó la construcción de la estructura, de madera, metal esparto, escayola y poliuretano y más tarde, el modelado en barro, que comenzó en abril de 2022, enfermo de Covid, y finalizó meses más tarde, en julio. Pero finalmente llegó el momento definitivo del bronce y que tuvo lugar, recuerda con satisfacción, donde también funde el tomellosero Antonio López. En la fundación Arte 6, en Madrid. El modelado fue en barro gris zumaya y plastilina. El bronce es el material definitivo para una escultura de 400 kilos de barro.
Es su primer trabajo para Valdepeñas, pero también para Castilla-La Mancha, por lo que confía en que a partir de ahora lleguen otros muchos más trabajos con sello manchego para sumarlos a los que ha hecho ya para el sector público de otras comunidades autónomas como Castilla y León, Extremadura y Andalucía. Ahora, sus esfuerzos están centrados en la estatua del Cid Campeador, en tamaño natural y un mural en azulejo de las murallas y del rey Fernando III El Santo para la localidad cordobesa de Cabra y que se inaugurarán en breve. «Actualmente tengo cuatro proyectos abiertos, pero el que más me gusta es el de Jesús de Nazaret en los denominados años perdidos porque apenas existen referencias ortodoxas que hablen de él en esa época. Para mí es un tema muy interesante que intento tratar con todo respeto. También tengo entre manos varios relieves de retrato y algún busto».