La Biblioteca Municipal siempre ha sido un lugar idóneo como oasis de tranquilidad para los estudiantes solaneros en tiempo de vacaciones. El goteo es constante por Navidad, por Semana Santa… y por supuesto en verano. Universitarios en busca de paz para preparar los exámenes del cuatrimestre, para hacer este o aquel trabajo, y opositores a tal o cual plaza pululan cada día por ese remanso que es la biblioteca. Sin embargo, estas navidades se ha multiplicado la asistencia de jóvenes con sus apuntes y su portátil a cuestas. Más que nunca, y con diferencia.
"Estamos muy sorprendidos porque siempre venían muchos estudiantes en vacaciones, pero este año se ha desbordado. Ha sido el boom", declara a Radio Horizonte Genoveva Jaime. Después de 30 años como bibliotecaria, antes en la calle Concepción y ahora en las modernas instalaciones del Pozo Nuevo, no se explica el por qué de este súbito aumento. "Debe haber sido el boca a boca y de repente todo el mundo ha venido porque la verdad es que aquí se puede trabajar muy bien", acierta a interpretar.
Los estudiantes llegan a la misma hora de apertura, las 10,30 de la mañana, y se marchan a las 2 de la tarde. Vuelven a las 4,30 y muchos no abandonan hasta las 8,30, hora de cierre. "En un principio subimos a los estudiantes a la sala de arriba para evitar molestias de la gente que viene al préstamo o a leer la prensa, pero al final hemos tenido que habilitar las dos aulas porque estamos a tope". "Incluso tienen que bajarse a la sala infantil porque falta espacio", subraya la bibliotecaria.
Naturalmente, para facilitar las cosas hay disponible red wiffi, que se habilita mediante un registro. Pueden estar conectados sin problemas, algo fundamental hoy en día. Genoveva Jaime insiste en que no era habitual una aglomeración así en años precedentes, aunque se lo toma como un hecho positivo. "Eso significa que nuestra biblioteca municipal reúne todas las condiciones para aprovechar bien el tiempo".