El joven gallego acusado de estafar a una empresa de Puertollano, que se enfrenta a cinco años de cárcel y al pago de 156.000 euros de indemnización, ha negado esta mañana en la Audiencia Provincial cualquier conocimiento o relación con los hechos juzgados. Esposado al estar cumpliendo otras condenas, y con antecedentes por estafa, O. C. V. era trasladado desde Galicia para comparecer en una vista en la que su defensa ha solicitado su libre absolución. "La he cagado muchas veces en mi vida, llegué a estar arriba y ahora estoy abajo, en la ruina, pero esta vez no", afirmaba el procesado ante el tribunal en su turno de últimas palabras antes de que el juicio quedara visto para sentencia.
Según sostienen tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular, el acusado, que ahora tiene 24 años, contactó en mayo de 2020 con una empresa con domicilio social en Puertollano, Distorsión LR 15 SL, dedicada a vender y alquilar productos electrónicos para eventos audiovisuales. Se interesó por una pantalla que ofertaba en su página de Facebook y solicitó un presupuesto de este artículo, de una pantalla gigante a medida y también se interesó por unos cabezales móviles de iluminación. Tras aceptar los tres presupuestos y pasados unos días, el acusado envió por wasap el justificante de ingreso de las cantidades acordadas al representante de la empresa puertollanera, en dos pagos de 133.674 y 22.380 euros. Era un viernes pasadas las dos de la tarde, y ese mismo día O. C. V. les anunció que se desplazaría en persona por carretera con su camión hasta el almacén de esta empresa, situado en Calzada de Calatrava. Siempre según las acusaciones, el joven gallego llegó sobre la una de la mañana y se llevó el material encargado (salvo la pantalla gigante a medida, al no disponer de elementos en stock) y también una mesa de iluminación que sobre la marcha acordaron ambas partes. Cuando pasó el fin de semana, los responsables de la empresa comprobaron el lunes que el dinero no había llegado a su cuenta, y al intentar contactar con el comprador, ya fue imposible. "Pecamos de buenas personas y nos fiamos, nunca pensamos que pudiera ser una estafa", admitían en la sala los dos hermanos afectados, uno como propietario de la empresa y otro como trabajador.
En el juicio se ha aportado un justificante de la entidad bancaria que habría emitido esos supuestos pagos en el que se constata que no hubo ningún tipo de movimiento desde la cuenta indicada, que figuraba nombre de los padres del acusado. Además, el CIF que éste facilitó a la empresa de Puertollano para elaborar las facturas resultaba ser falso. Sin embargo, el encausado lo negaba todo, incluso haber viajado hasta Ciudad Real con su camión, en plena pandemia, con restricciones de movilidad y sin carnet de conducir, como recordaba su defensa, que ponía el énfasis ante el tribunal en la falta de pruebas originales aportadas (solo pantallazos) y dudaba de la profesionalidad de los supuestos estafados, que no pidieron firmar un albarán de entrega de los productos que se habría su defendido, y también por el hecho de que, pese a sospechar enseguida que se podría tratar de un engaño, no paralizaron el pedido de material que habían realizado a proveedores chinos para fabricar esa pantalla gigante de encargo; un material que aún tienen en su almacén los demandantes.
La defensa pide su libre absolución, mientras que las acusaciones mantenían sus posiciones: 5 años de cárcel por un delito de estafa en concurso medial con otro de falsedad en documento mercantil, multa de 11 meses con cuota diaria de 20 euros e indemnizar a la empresa Distorsión LR 15 con 156.055 euros más la cantidad en la que sea tasada la mesa de iluminación adquirida en el momento de la entrega de los otros artículos.