En fechas recientes han sido varias las organizaciones agrarias que han planteado el arranque de viñedos como respuesta a los problemas del sector. La pandemia del coronavirus parece haber cambiado los hábitos de los consumidores a nivel mundial y el consumo interno no se recupera del bajón que sufrió entonces, al tiempo que caen las exportaciones, que para España son muy importantes. El aumento del valor añadido de los vinos (potenciar las DOPs) y una reducción en la producción parecen salidas razonables para tratar de atajar la situación, pero con esto último Luis Planas, ministro de Agricultura, no parece estar de acuerdo.
De hecho, Planas ha descartado que España vaya a optar por el arranque de viñas, como sí ha hecho Francia, como respuesta al descenso del consumo mundial de vino. «Cada país tiene su propia problemática y sus propias soluciones, hoy por hoy», ha afirmado. «Una misma medida no tiene por qué aplicarse a todo el mundo», ha añadido, aunque también ha apuntado que «existe preocupación a nivel europeo».
Francia ha iniciado un programa para arrancar 30.000 hectáreas de viñedo, para lo que la Comisión Europea le ha autorizado a entregar ayudas por 120 millones de euros. La ministra francesa de Agricultura, Annie Genevard, ha dicho que el sector vitivinícola de su país considera que tendrían que arrancarse 100.000 hectáreas en suelo francés. Sin embargo, su homólogo español ha considerado que para paliar lo que llama «problemas puntuales» es suficiente que algunas comunidades autónomas hayan lanzado programas de ayudas a la vendimia en verde para reducir la producción y a la destilación de vino para recortar las existencias en las bodegas. Planas ha asegurado que, si hicieran falta más medidas, se tomarían, pero ha insistido en que «este no es el caso» y, respecto al caso francés, ha recalcado que «cada país tiene su propia situación».
El ministro ha destacado que la situación del sector es «muy positiva en España», ya que el consumo ha repuntado un 1,3% en el último año (aún sin llegar a cifras previas a la pandemia) y las exportaciones también «están recuperándose» (a pesar de que los datos dicen que en los últimos 12 meses, a julio de 2024, han descendido un 1,1% en valor y un 2,6% en volumen). Sin embargo, ha advertido de que los productores también deben asumir sus responsabilidades a la hora de controlar sus rendimientos.
Planas ha hecho notar que en los últimos años se ha producido un cambio de tendencia entre las generaciones más jóvenes hacia vinos con menor contenido alcohólico, blancos y espumosos, así como vinos desalcoholizados, por lo que el sector tiene que dar respuesta a esa demanda: «El que manda es el consumidor, y si el consumidor se inclina hacia un lado los productores tienen que inclinarse hacia esa misma orientación».
En desacuerdo.
Más allá de estas últimas consideraciones, Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos ha criticado que haya descartado la vía del arranque de viñas sin haber comprobado la acogida. La organización ha destacado el momento de crisis que atraviesa el sector y ha mostrado su malestar porque el ministro descarte opciones a priori. En este sentido, ha denunciado que las administraciones efectuaron malas prácticas al imponer el arranque de variedades blancas y sustituirlas por tintas en los programas de reestructuración de viñedo financiado por el PASVE, por lo que no se puede lavar las manos tan alegremente.
Unión de Uniones señala que el sector no puede seguir dando tumbos arrancando variedades blancas que ahora están siendo mucho más solicitadas que las variedades tintas, sin contar con datos fehacientes para llevar a cabo un proceso de reestructuración que se ha demostrado equivocado. Por esto mismo, la organización considera necesario que, de manera paralela a los debates del Grupo de Alto Nivel del Vino en Bruselas, el Ministerio convoque con urgencia una Conferencia Sectorial que dé cuenta de la demanda de arranque existente, defina las fuentes de financiación a utilizar, establezca los criterios de admisibilidad y prioridad y atienda a las señales del mercado con políticas de reestructuración, promoción e inversiones que permitan al sector afrontar los retos de futuro.
«Si Francia se plantea arrancar hasta 100.000 hectáreas, pone a disposición del sector más de 120 millones de euros y está fijando importes de ayuda de hasta 4.000 euros por hectárea con el fin de reequilibrar el sector, no entendemos cómo el ministro desecha esta opción que tendría efectos beneficiosos entre los viticultores con intención de abandonar el sector, más aún después de cinco campañas con rentabilidades negativas en muchas zonas productoras», han comentado desde la organización. «Es cierto que cada país tiene su problemática y sus soluciones, pero las soluciones de España, por ahora, son nulas».
Consumo interno y exportaciones.
El consumo de vino en España creció un 1,3% en el interanual a julio de 2024, hasta alcanzar los 976 millones de litros, un dato que mantiene la senda alcista de los últimos meses, con variaciones estables por encima del 1%. Los datos de 2018, previos a la pandemia, hablan de 1.008,5 millones en aquel momento. El crecimiento acumulado en lo que va de 2024 (hasta julio) es un 2,2% superior al del mismo periodo de 2023, ha destacado la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE).
En lo que se refiere a las exportaciones, los datos del Observatorio Español del Mercado del Vino dan cuenta de que el mes de julio de 2024 fue positivo para las exportaciones en valor (+7%), pero negativo en volumen (-5,6%), situándose las ventas en los 252,6 millones de euros y los 161,1 millones de litros. Respecto a los datos de los últimos 12 meses a julio de 2024, que en este caso coinciden con la campaña 2023/2024 (agosto 2023 a julio 2024), se situaron en los 2.944,4 millones de euros (-1,1%) y los 2.019,8 millones de litros (-2,6%).