Semillas para allanar el camino a la salud mental (II)

Hilario L. Muñoz
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María José Rodríguez y Álvaro Escobar son una pareja que se conoció en las actividades que organiza Apafes para sus asociados. En mayo pasado la pareja se convirtió en matrimonio, el primero que nace en la asociación de salud mental

Semillas para allanar el camino a la salud mental (II) - Foto: Rueda Villaverde

En plena pandemia se conocieron María José Rodríguez y Álvaro Escobar. Ambos eran usuarios de Apafes, la Asociación de Salud Mental de Ciudad Real, y se estaba dejando atrás los meses de confinamiento para regresar a la actividad diaria, a las actividades de ocio, que realiza la entidad y que en esas fechas era una programación al aire libre. Ambos se encontraban participando en una de las caminatas y como la superheroína de Valorarte, La Hacedora, por el camino se fue plantando la semilla de los sentimientos, en este caso del amor, hasta convertirse en el primer matrimonio surgido en el seno de la asociación. 

Álvaro buscaba una relación duradera. «Ese año, cuando llegó la primavera, en Semana Santa, fui a ver los pasos y en cada procesión pensaba en ella». La timidez hizo que, al principio tuviera dudas, entre mantener la amistad o buscar el amor, pero entre charlas y una invitación a la romería del pueblo de María José, Carrizosa, finalmente él llegó a casa de ella con un ramo de rosas... «y así empezamos con la relación», remata ella. «No quería perder la oportunidad», explica Álvaro, quien vio en María José a alguien con quien compartir su vida. Mientras, a María José le enamoró «la belleza que él tiene, que es muy buena persona y muy cariñoso». 

Ambos están aquejados de bipolaridad, diagnosticada hace años. En el caso de Álvaro lleva media vida en Apafes, desde los 22 años. Ahora tiene 44. En el caso de ella fue hace cinco años cuando se le diagnosticó. Ambos vivieron un periodo similar en el que compaginaban sus ganas de trabajar con su trastorno y la baja, entrenado en un ciclo que culminó con la baja definitiva y la incapacidad, pese a que nunca han perdido las ganas por tener un empleo, una de las grandes reivindicaciones de la salud mental en este año. 

Semillas para allanar el camino a la salud mental (II)Semillas para allanar el camino a la salud mental (II) - Foto: Rueda VillaverdeEn este sentido, reconocen que el hecho de tener el mismo trastorno les ayuda a mantener a raya la bipolaridad. Ambos saben cuándo puede haber recaídas y conocen los síntomas de la enfermedad. «Yo estoy mejor con Álvaro que con una persona que no tenga enfermedad mental, porque Álvaro me entiende». «A mí me daban recaídas muy grandes. Él sabe cuándo necesito un abrazo y cuándo necesito un arreón de vamos para arriba, vamos a salir», reflexionan. Eso sí, han seguido las recomendaciones que les han dado desde Apafes para que no haya problemas con la medicación y que el matrimonio no afecte en su proceso de recuperación. 

Pese a las dificultades que se pueden plantear desde fuera, han visto florecer un amor en el que no han tenido impedimentos. «Me ha aceptado enseguida» el entorno de María José, explica Álvaro, al recordar a todos los amigos que ha conocido con ella. Él se declara tímido, le cuesta hacer amigos, pero con ella ha conocido un mundo de amigos que le ha acogido como uno más. «Me quedé impresionado».

Los padres de ambos fueron los primeros en enterarse de su matrimonio. «No pensaban que yo me fuera a casar», aunque ya veían que su relación «iba en serio», señala Álvaro. Además de su familia, participó en el matrimonio, la otra familia de ambos, los monitores que les acompañan en su día a día en la asociación Apafes, que les apoyaron en multitud de aspectos. Por ejemplo, el enlace lo anunciaron con un arroz en la asociación en el que participaron los usuarios. 

El matrimonio se casó el 26 de mayo, y en estos meses apenas ha cambiado su día a día tras la boda. Llevaban ya dos años de convivencia, y sabían qué necesidades tiene uno y otro. «Nosotros tenemos una enfermedad, como el que tiene azúcar, colesterol o cualquier otra, no somos menos que nadie», afirman, al recordar que hubo un tiempo en que hubieran necesitado un dictamen médico para casarse hace unos años, antes de que se aprobara un cambio que facilitó el matrimonio de personas con discapacidad.

«La verdad es que el día de nuestra boda, fue un día maravilloso. El día más bonito de la vida», reconocen, mientras recuerdan cómo se han volcado en la asociación, en el pueblo y su familia con ellos. Así han visto que el amor que sienten ha servido como una semilla que allane el camino para normalizar la salud mental.