Melque, en busca del detalle

GUILLERMO GÜEMES
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El yacimiento de Santa María de Melque, declarado como Bien de Interés Cultural en 1931, muestra «signos de vida» del Alto Medievo. Pese a que es difícil de catalogar, el conjunto monasterial tiene un alto valor arqueológico muy presente en nuestros

Melque, en busca del detalle - Foto: Javier Pozo

Acertó Sancho Panza cuando dijo que «cada uno es hijo de sus obras» y no se equivocó si hacía referencia al yacimiento de Santa María de Melque (San Martín de Montalbán, Toledo), un conjunto monástico que une naturaleza con arte del Alto medievo.

Es larga la historia del monasterio y situarlo en un periodo concreto es difícil, los datos apuntan hacia finales del siglo VII y principios del VIII. Mucho más difícil es definir el estilo arquitectónico, la tradición hace referencia a que podría pertenecer al visigodo, pero el yacimiento muestra «signos de vida» propios de la época mozárabe.

Además de la influencia del estilo islámico del arco de herradura y el empleo de la sillería a soga y tizón para la construcción de los muros. Es el conjunto de un «todo» lo que podría hacer suponer que estamos frente a una ermita mozárabe, así al menos lo entiende José Ignacio Murillo, técnico de Urbe pro Orbe, y encargado junto a sus compañeros de la investigación del yacimiento.

Melque, en busca del detalleMelque, en busca del detalle - Foto: Javier PozoEs más, dentro del conjunto monástico hay un centro de interpretación en el que, a través de dos salas, se explica la historia y evolución del Sitio Histórico de Melque y las características de las iglesias visigodas y mozárabes. Para que cada uno saque las conclusiones que considere oportunas

El trabajo en el yacimiento es minucioso y sin prisa, «lo hacemos poco a poco porque lo que buscamos es el detalle». Una excavación «muy difícil» porque en «pocos metros cuadrados ocurren muchas cosas». La vida rebosa en todo el yacimiento porque «hay mucha secuencia histórica», son años y siglos enterrados bajo las piedras de su propia historia.

Desde tejas, semillas, suelo del antiguo monasterio, pasando por los signos y restos de hogueras de los monjes, hasta basales más recientes del siglo XX. El yacimiento se está adecuando por lo que no pueden hacer «grandes intervenciones», asegura Murillo, «lo que tal vez se podría hacer en un año se consigue en diez».

Melque, en busca del detalleMelque, en busca del detalle - Foto: Javier PozoLos trabajadores no están preocupados en ese sentido porque cuentan con la colaboración y las aportaciones de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Diputación de Toledo.

La investigación que están llevando a cabo tiene como objetivo la perdurabilidad en el tiempo y descifrar el enigma del estilo del conjunto monástico. Hasta la fecha, remarcan los investigadores del yacimiento, «no hay restos visigodos» en la zona oriental del asentamiento.

Este edificio empezó a estudiarse arqueológicamente en los años 70, «con estudios en alzado del edificio, orientación gráfica y del territorio». En los años 90 se volvieron a hacer otras excavaciones que son sobre todo las que están alrededor de la iglesia, «por eso  tienen esta forma de vaciado» y presentan parte de los muros del antiguo monasterio. El trabajo actual es el de intentar «unir» las crujías para dar estructura a los patios y «obtener esa información».

Melque, en busca del detalleMelque, en busca del detalle - Foto: Javier PozoEl Conjunto de Melque se funda en la zona eligiendo una ladera y dos ríos, cada uno a un lado, a modo de barrera natural. «Construyen su iglesia y en torno a la iglesia una serie de crujías con patios que les permitía la vida monástica en todos sus niveles, tanto en lo doméstico como en la vida laboral», explica Murillo.

Desde dentro. El acceso a la iglesia se encuentra en el lado occidental, tras pasar un arco ultrasemicircular el visitante surca la primera de las naves de la ermita de planta en forma de cruz griega.

La pasarela conduce hacia la nave central donde se puede contemplar en el cruce de ambas naves la bóveda de medio punto, sustentada por cuatro arcos de herradura. El cimborrio del crucero levantaba una torre, de la que se desconoce su altitud, que servía como torre defensiva.

Melque, en busca del detalleMelque, en busca del detalle - Foto: Javier PozoAl igual que otras construcciones religosas de la época, hacía las veces de mausoleo. El interior estaba decorado con moldes estriados y estucos, de los que se conservan en el arco orientado hacia el sur algunos motivos vegetales.

El Conjunto de Melque fue una pieza fundamental para la comunidad religiosa mozárabe, asentada en el entorno de Toledo, para más adelante pasar a ser parte de una aldea musulmana. Cuando el rey Alfonso VI conquistó la ciudad de Toledo, la iglesia recuperó paulatinament su función litúrgica, sin perder la militar.

Los restos de murallas y del poblado instalado en la zona perduraron hasta bien entrado el siglo XIX, cuando comenzó a desaparecer con la desamortización del fin de siglo. Fue en esa época, hasta la adquisición en 1968 del conjunto por parte de la Diputación provincial, que su uso era polivalente y llegó a ser parte de un establo.

La ermita de Santa María de Melque fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en junio de 1931, incluyendo el yacimiento posteriormente en 1993, dentro de la categoría de Sitio Histórico.