Los trabajadores sociales celebran este 18 de marzo el Día Mundial de esta profesión bajo el lema Fortalecer la solidaridad intergeneracional para un bienestar duradero. Una jornada en la que se abordará el trabajo que realizan estos empleados, que son conocidos por su labor en las administraciones locales o autonómicas, pero quizás no tanto en la salud. Once trabajadores sociales hay en la Gerencia de Atención Integrada de Ciudad Real, una en cada centro de salud de la capital, a las que se suman aquellos que trabajan en el hospital, en distintos servicios como hospitalización general y otros en los dispositivos de salud mental, conductas adictivas o servicios asistenciales. Su labor, a veces desconocida, se desarrolla realizando acciones de prevención y promoción de la salud o a nivel asistencial con la persona, orientándola en la búsqueda de recursos que sirvan para su futuro.
Por el despacho de cada una de estas trabajadoras sociales acuden unas 150 personas al mes, en una estimación realizada por María José Barreda, adscrita del centro de salud de Pío XII, y María Reyes Vera, jefa de sección de trabajo social en la Gerencia. El objeto del trabajo social es contribuir al bienestar social de las personas, recuerdan y «habitualmente se entiende como una profesión que es prestadora de recursos para las personas que tienen una situación socioeconómica más vulnerable», pero va más allá porque, «en el devenir de la vida cualquier persona puede en un momento tener un conflicto que le supera y que no tiene por qué ser económico». Como ejemplo, señalan «el envejecimiento, que es algo que afecta a todas las clases sociales, y todas necesitan apoyos, pero muchas veces, aunque tengan recursos económicos, no saben gestionar las necesidades que se les plantean».
En este sentido, señala Mar Sanabria, trabajadora social de la UCA, «el trabajo sanitario es una especialidad del trabajo social» que se viene reclamando desde hace años, y que en 2023, en Ciudad Real, se estableció como tal en la Gerencia con la creación de una jefatura de Trabajo Social, integrada al área de Humanización y Trabajo Social. «Se puso ahí un punto y aparte en nuestro colectivo» porque se creó una persona de referencia. La reivindicación es que «el trabajo social sanitario debería ser reconocido como una profesión sanitaria porque día a día tiene un papel esencial en la atención integral, (definición holística de salud) y en la promoción de la salud».
En cuanto a la labor en sus consultas, se realiza a veces «una intervención puntual, pero la mayoría de las veces, hay un seguimiento». De hecho, estas trabajadoras sociales, en ocasiones, llevan trabajando durante años con familias con las que intervienen. «Por sectores de población, atendemos menores, mujeres, mayores, personas con discapacidad, transeúntes o cualquier persona que necesite algún tipo de información o algún recurso social, residencial o de dependencia». Su labor es informar, asesorar y coordinarse con otros recursos, indicó.
Las trabajadoras sociales intervienen con agenda, igual que el resto de profesionales sanitarios y por derivaciones. Esto implica que una persona puede pedir cita con ellos o puede enviarle cualquier profesional para ser atendidos. Un ejemplo de estas consultas es la atención a las personas envejecidas, cada vez mayor en un municipio como Ciudad Real. Ellas suelen necesitar «mucha información sobre recursos de apoyo domiciliario, de atención o de prevención de la soledad no deseada». Así hay personas que viven en su domicilio, solas o con apoyos, pero ante una «crisis médica», como puede ser «una fractura de cadera», volver a su entorno, cuando reciba el alta médica, es inviable. Un trabajador social hará un diagnóstico y valorará la intervención más adecuada.
Además, desde hace unos años, estos trabajadores sociales se han convertido en responsables en los centro de salud de Ciudad Real para el otorgamiento de la declaración de voluntades anticipadas, algo clave para el futuro sanitario de cualquier persona al incluir decisiones vitales. «Eso ha ampliado el perfil de las personas» y se han dado a conocer los recursos de estas trabajadoras.
«Nosotros fundamentalmente hacemos prevención y promoción de la salud», explica Vera, a modo de resumen, y esto sirve para el trabajo en la consulta y para salir de ella con el desarrollo de «actividades de educación para la salud, con grupos, con colegios, con entidades» o también para la realización de talleres con personas, sobre todo mayores, que sirvan para escapar de la soledad.
Igualmente hay programas específicos para zonas concretas como el programa de desarrollo comunitario Germina Comunidad, un programa que realizan junto con el Ayuntamiento y Geo Alternativa Y entidades del tercer sector. «Estamos haciendo mucho trabajo en red, con las organizaciones, con las entidades, con la propia ciudadanía de determinados barrios». También hay coordinación con otras áreas como los servicios sociales de la región. Por último, detrás de otras actuaciones como la humanización en el hospital, hay una trabajadora social.
«Tenemos muchísima demanda», concluyen, a pesar de la invisibilidad que a veces tienen.