Traído a España por los romanos, que a su vez lo habían heredado de la cultura griega, el aceite de oliva se erige como un símbolo de la cultura mediterránea y, en particular, de España, que presume de albergar más de 300 variedades de aceitunas y de ser líder mundial en superficie, producción y comercio exterior. Por eso no sorprende que la feria de referencia para el sector a nivel mundial, la World Olive Oil Exhibition, con origen ciudadrealeño, se celebre en Madrid, donde empresas, distribuidores y expertos de todo el mundo se dan cita para explorar nuevas oportunidades de mercado y para establecer conexiones estratégicas. «Es una oportunidad importante», subraya su director, José Luis Murcia.
Con un total de 59 países visitantes y más de 400 empresas representadas, la provincia de Ciudad Real, que destaca por su rica tradición olivarera, no podía faltar a la cita. Como recordó la vicepresidenta del Área de Impulso Económico y Territorial de la Diputación de Ciudad Real, Sonia González, durante su visita a la feria, «la historia del olivar en Ciudad Real está intrínsecamente ligada a generaciones de agricultores que han trabajado la tierra con gran dedicación, logrando situar al territorio como el mayor productor de aceite de oliva en Castilla-La Mancha, con 43.000 toneladas en la última campaña». De ahí que el sector del llamado oro líquido, que cuenta en la provincia con tres Denominaciones de Origen: Montes de Toledo, Campo de Montiel y Campo de Calatrava, sea, en palabras de la dirigente provincial, «un embajador de nuestra cultura y tradición, una combinación perfecta de innovación y calidad».
Abrir mercados. «El aceite de Ciudad Real cada vez se conoce y se valora más, tanto entre profesionales como entre consumidores», subraya el director comercial de la Finca Navalcuerno, Luis Fernández, que considera la World Olive Oil Exhibition «como una oportunidad muy buena» para acercar a profesionales y visitantes a su producto, que refleja «la pasión y el cuidado en cada etapa de la producción» en Almodóvar del Campo. Y es que esta cita es clave «para dar visibilidad a las empresas y sus productos», como indica el gerente de la Cooperativa Virgen del Carmen (Covicar), Miguel Gasca Maeso. «Nos ponemos cara después de estar todo el año hablando por teléfono, y aquí podemos hablar de otra manera y no solo del negocio», resalta la directora de la cooperativa de Cózar de la Sierra, integrada en la sociedad Oro del Jabalón, Olga Cantera.
Donde nuestro oro más brilla - Foto: Juan LázaroDesde Villarrubia de los Ojos, Daimiel y Bolaños de Calatrava llegan unidas las cooperativas El Progreso, Los Pozos y Campo de Calatrava, que bajo la marca Vidabol, comercializa productos que trabajan con las tres Denominaciones de Origen de la provincia, lo cual le da «un plus a nuestro aceite», como apunta Luis Carlos Borondo. Un aceite que «es fuente de vida y de salud», como recuerda el administrador de Óleo Pepillo, José López, que en esta edición se lleva para Valdepeñas el Premio de la Feria en la categoría de Innovación en el Desarrollo de Negocio.
Estos galardones forman parte del programa de actividades de la World Olive Oil Exhibition, que intenta potenciar el aceite no solo como ingrediente esencial en la dieta mediterránea, sino también como motor económico y social que impulsa el crecimiento de los territorios. De esta manera, en esta cita del sector también destacan conferencias, catas, presentaciones e, incluso, competiciones, como la que bajo el patrocinio de la marca de calidad 'Campo y Alma' citó a prestigiosos cocineros de toda España para elaborar la mejor ensalada fría con aceite de oliva virgen extra procedente de Castilla-La Mancha, que ganó el chef Víctor Comín.
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Donde nuestro oro más brilla - Foto: Juan Lázaro
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«Eres idioma castellano:/ hay sílabas de aceite,/ hay palabras/ útiles y olorosas/ como tu fragante materia./ No sólo canta el vino,/ también canta el aceite,/ vive en nosotros con su luz madura» escribió Pablo Neruda sobre este producto que, más que un ingrediente, es un símbolo de provincia como Ciudad Real. Ni siquiera las crecientes amenazas que se ciernen sobre el sector, como la climatología o los aranceles de Trump, logran rebajar el brillo del aceite, un oro líquido que en cada botella encapsula la esencia de un legado que sigue vivo, uniendo pasado y presente en cada mesa.