El Ingreso Mínimo Vital (IMV) se ha convertido en una herramienta para permitir que los ciudadanos en riesgo de exclusión tengan una vía de salida a su mala situación económica. Un aporte que va desde los 100 euros en adelante y que sigue en estudio, ante la necesidad de que este derecho llegue a todas aquellas personas que tienen acceso a él, algo difícil si se tiene en cuenta la propia situación económica en la que se pueden encontrar. De hecho, un informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) considera que más de la mitad de los hogares que podrían optar al IMV no lo hacen y señala que el 50% de esos hogares no solicitantes se encuentra en solo un centenar de localidades españolas donde se pueden centrar los esfuerzos. El estudio cita 112 municipios donde hay más de 500 hogares con derecho al ingreso sin pedirlo, entre los que está Ciudad Real capital.
En Castilla-La Mancha además se citan Albacete, Toledo y Talavera de la Reina. Tres de estas ciudades, entre ellas Ciudad Real, tuvieron la visita en 022 de un autobús del Ministerio para informar a los ciudadanos, ante esa necesidad de llegar a más personas. Por ponerlo en perspectiva con el resto de España, la Autoridad destaca que Castilla-La Mancha tiene un 60% de hogares que podrían optar al IMV y no lo hacen. Se trata de la tercera comunidad tras Baleares, 68% de hogares, y Cataluña, 67 por ciento. Asturias con un 45 por ciento de esos hogares que tienen derecho y no lo han solicitado es donde menos personas con este derecho no lo tienen concedido.
Aunque las entidades sociales de la capital no gestionan el IMV, sí que por cercanía ayudan en su tramitación y recuerdan que hay casos en los que cambia la vida, pero hay otros en los que apenas tiene reflejo en el día a día. «Va un poco en función de la cuantía que se le haya concedido» y de las personas que habitan en cada hogar. En este sentido la cuantía media mensual en la provincia es de 399,86 euros, según los últimos datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones referidos a agosto.
En este sentido recordaron que hay hogares que optan por no solicitar el ingreso mínimo ante la necesidad de informar a la administración de cada cambio en su situación económica. «Si tu situación ha variado tienes que notificarlo» y, además, es necesario, en muchos casos, pasar de una situación en la que el contacto administrativo es nulo, a otra en la que se debe realizar la declaración de la renta anualmente y hacerla por todos los integrantes de la unidad familiar, ya que la prestación se concede al conjunto de personas que habitan en un domicilio. «Es un trámite que hay que cuidar mucho», explicaron y apuntaron que hay hogares que han acudido en las últimas semanas, ante el perjuicio económico que les puede suponer una revisión del IMV y la devolución de cuantías que les reclama el Ministerio.
Por último, argumentaron que el proceso de concesión es lento y eso hace que haya personas que tampoco lo pidan. Por este motivo reclaman «agilidad» a la hora de tramitarlo y de cualquier cambio que se tenga que hacer. Por hacer una idea la Airef habla de cinco pasos: presolicitud, solicitud, tramitación, resolución, y vida de la prestación, para conseguir el IMV. Esto muestra el largo proceso que deben realizar los solicitantes.
Un último aspecto es el desconocimiento del ingreso mínimo vital como derecho y las faltas que hay entre la realidad de las personas en situación de vulnerabilidad y los requisitos que se solicitan. Por ejemplo se plantea que haya una estabilidad para recibir el IMV que es difícil que puedan tener quienes se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad.