Las lluvias avanzan una campaña de incendios "muy activa"

Hilario L. Muñoz
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El Infocam tiene previsto actuar en 3.300 hectáreas de monte fuera de temporada, con el convencimiento de que es casi imposible repetir un año tan bueno como 2023

«El año pasado fue una excepción» en la que sólo ardió un 10% de lo que normalmente se quema cada verano en la provincia. Hubo una serie de condicionantes como la sequía, durante el invierno, lo que hizo que apenas hubiera pasto en verano; una mala campaña de cereal, por lo que las cosechadoras salieron menos; y, por último, que llovió en verano, haciendo que en el momento crítico, el monte no estuviera tan seco. Mientras, este año se prevé unas condiciones distintas que seguirán la tendencia de los veranos anteriores, «cada vez más creciente» debido al cambio climático y que aventura una campaña «muy activa, sobre todo en los meses de julio y agosto». 

Quien hace esta comparación entre lo ocurrido el año pasado y este es el director del Centro de Operaciones Provincial (COP) del Infocam, Juan Pedro García, recordando una de las claves que le gusta repetir: «Los incendios no se apagan en invierno, pero la labor que se hace es fundamental». «Como estamos en una campaña estándar, en el sentido de que, de momento, no se pueden hacer todavía previsiones fiables de cara al verano, estamos trabajando mucho en prevención». 

El objetivo es llegar a las 3.300 hectáreas con las 400 personas que despliega el Infocam en la provincia, y que trabajan en prevención cuando no tiene que dedicarse a la extinción: de enero a mayo y de octubre a diciembre. Dentro de esas hectáreas hay nuevas zonas, como Villamanrique, donde se quieren crear zonas de defensa, esto es, espacios donde el fuego no tenga material para consumir. El año pasado se proyectaron 3.870 hectáreas de trabajos, pero finalmente se ejecutaron 1.561 debido a esa primavera en la que los incendios llegaron muy pronto y hubo que destinar, antes de mayo, a parte de personal que estaba dedicado a la prevención hacia las labores de extinción. «La paradoja negativa fue que a pesar de que no tuvimos esos grandes incendios, no pudimos hacer tanta prevención», señaló García. De hecho, este año más de un 50% de los trabajos vienen del pasado año, por lo que se proyectan menos hectáreas, debido a que es más laborioso el trabajo previsto. La cifra es similar a 2022, cuando hubo 3.399,76 hectáreas proyectadas.

El invierno lluvioso avanza una campaña de incendios que se prEl invierno lluvioso avanza una campaña de incendios que se prActualmente, se está trabajando en 22 zonas de las 47 áreas en las que está previsto intervenir este año. Entre ellas se encuentra Ruidera, donde hay una zona de protección de infraestructuras y personas, por el turismo que atrae, o las 200 hectáreas sobre las que se quiere actuar con las quemas prescritas, en las que los trabajadores hacen un incendio controlado que queme el matorral. «Es una herramienta que estamos utilizando cada vez más en la provincia, sobre todo para contener la materialización de jara pringosa en zonas donde no se pueda mecanizar el tratamiento», donde no pueden entrar desbrozadoras y otros equipos. A esto se unen otras 200 hectáreas en las que se trabajará con las desbrozadoras y 2.900 más donde se hacen trabajos silvícolas para reducir la masa vegetal y evitar que los posibles incendios se propaguen. 

A la labor de prevención en el monte, se unen un año más las recomendaciones a los ciudadanos en general, ante el peligro de las barbacoas, por ejemplo, pero también a los agricultores para dar recomendaciones cuando coseche y evitar que una chispa provoque un incidente.