Los supervivientes de un suicidio

Hilario L. Muñoz
-

Hace 10 años se quitó la vida Gonzalo, el hermano de Elisa, una ciudadrealeña que lleva una década aprendiendo a convivir con el duelo y reclamando prevención

Cambiar la narrativa sobre el suicidio es el lema elegido para este Día Mundial de Prevención del Suicidio. - Foto: LT

La Navidad del año 2014 es la fecha en la que cambió para siempre la vida de Elisa. Gonzalo, el hermano pequeño de Elisa, se quitó la vida aquel día. Su último recuerdo de él es la cena de Nochebuena. «No recuerdo exactamente cómo fueron los últimos momentos, porque no es algo que te esperas». Él tenía 23 años. 

Elisa forma parte de los llamados supervivientes, las personas que deben convivir con uno de los duelos más difíciles, en el que la rabia hacia la persona que se va -«me aconsejó la psicóloga que me fuera al campo, que gritara y regañara a mi hermano»- y el dolor conviven hasta el punto de que aún, cuando recuerda lo que ha vivido en esta década, las lágrimas aparecen. 

«Cuando ocurrió, entré en shock. Los primeros días no podía llorar» y, de hecho, tuvo que ir a psiquiatría para afrontar lo que había ocurrido. Después, llegaron «las dudas» o, incluso, «el sentimiento de culpa» y «la impotencia» de pensar en lo que él sentía. «Creo que eso es algo que nunca se supera, pero fui aprendiendo a convivir con ello», indica. «No lo voy a olvidar. Ni creo que eso se supere. Creo que se aprende a convivir», indica desde su experiencia.

«En 10 años ha cambiado muchísimo la visibilidad que tiene ahora el suicidio», relata Elisa. Entonces era un tabú y, de hecho, tardó unos tres o cuatro años en decir que «tenía un hermano y que se suicidó», antes decía que «murió», pero ahora con el paso del tiempo piensa que «no hay por qué tener miedo, no es una vergüenza», porque su hermano era «una persona que estaba sufriendo». De hecho, había tenido varios intentos previos, pero «hasta que no pasó», no entendió lo difícil que es ver lo que estaba ocurriendo. «Si pasara ahora, probablemente reaccionaría de otro modo», indica, con la experiencia adquirida, con los años de psicólogo que ha afrontado, con la mentalidad que hay ahora y con la experiencia adquirida en la Asociación para la prevención e intervención del suicidio y supervivientes de Castilla-La Mancha (Apysis), que tiene sede en Ciudad Real.

«Cada persona llevamos de un modo ese tipo de muerte», relata Elisa, que se apuntó en su inicio a Apysis, surgida hace unos años, y donde asiste, cuando puede, al Grupo de Apoyo Mutuo, donde otros supervivientes como ella comparten su experiencia. Allí revive en otros el dolor que sentía aquellos primeros meses y también habla de la «esperanza». «Es muy duro sentir que una persona desaparece de un día para otro, y, de ese modo, tan cruel, pero se puede salir adelante, con ayuda psicológica, sin ayuda, con lo que necesites».  Ella tuvo que superar «nueve años de consulta psicológica».

Con todo, plantea que «el secreto está en comprender», reflexiona ante una jornada como este 10 de septiembre, el Día Mundial de la Prevención del Suicidio.  «Ellos no se fueron por egoísmo, se fueron por sufrimiento» y, de hecho, «no querían morir, querían acabar con ese sufrimiento». Por este motivo reclama el Plan Nacional de Prevención del Suicidio como hoy se pedirá en muchas ciudades de España, como se hizo el sábado en Ciudad Real de la mano de Apysis, con el objetivo de que se pongan los medios para evitar que haya más supervivientes como ella, que piensa en que quienes sufren deben saber que «hay mucha gente dispuesta a escucharles».

 

RECURSOS Y HERRAMIENTAS

Existen recursos para la prevención y atención de la conducta suicida:

Teléfonos: 024 - Se trata de una línea telefónica de ayuda a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida.

Esperanza - 717 003 717 (Emergencia y Crisis).

Físicos: En Ciudad Real capital se encuentra la sede de la Asociación para la prevención del suicidio CLM (Apysis), con atención física a personas que hayan tenido ideaciones o conductas, sí como a familiares.