Educar desde la experiencia

Hilario L. Muñoz
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Javier, veterano, y Gema, al inicio de su carrera, explican cómo los años y la juventud sirven para afrontar la vuelta al 'cole'

Educar desde la experiencia - Foto: Rueda Villaverde

Gema Ruiz fue alumna de Javier Sánchez en Bachillerato hace ahora una década aproximadamente en el colegio Hermano Gárate de la capital. Él, con 41 años, lleva unos 13 años en la docencia, y ella, a sus 27, se dispone a empezar ahora el que será su tercer curso, compartiendo sala de profesores con quien le diera clase hace años. Matemática y Lengua. Son la experiencia y la juventud dentro del aula. 

«Cada año sigue siendo un reto; aunque vayas cogiendo más rodaje, siempre hay desafíos nuevos que afrontar», en palabras de Ruiz. «El comienzo del curso, para los que amamos la educación siempre es positivo. Puede haber temor por el perfil de alumno que tendrás, cómo se comportará, pero una vez que pasa la primera semana, los primeros diez días, ya es casi un déjà vu, se trata de recordar lo que has ido haciendo otros años», indicó Sánchez. Eso sí, advierte que hay que «individualizar a los alumnos, porque cada alumno y cada curso, es distinto».

Existe una complicidad entre los profesores más jóvenes, que llegan con nuevas ideas de la facultad, y aquellos que tienen años de pizarra y saben cómo afrontar los retos del aula. «Tengo la suerte de que los compañeros de claustro nos cuidan mucho y nos integran muy fácilmente, y siempre que necesitas un consejo o te ven agobiada, surge el espíritu de familia», indica Gema Ruiz. En su tercer año es consciente de que hay aspectos para los que no sirven la teoría, como, por ejemplo, saber que las clases un viernes a las 14.30 horas no son iguales que un martes a las 9. «Aunque no tengas la experiencia, puedes contar con la oportunidad, con la voz de compañeros mayores que te dicen, prueba a hacer esto, organízate así, recuerda esto» y, de este modo, «tener acceso a una sabiduría probada en el tiempo, que va más allá de lo que está en un manual».

Educar desde la experienciaEducar desde la experiencia - Foto: Rueda VillaverdeEn este sentido, el veterano recuerda que «cada curso es distinto, no es ni más fácil ni más difícil» y siempre hay «nuevos retos, en las evaluaciones o en los tratamientos distintos a los alumnos» y que implica que, por mucha experiencia que se tenga, es necesario «irse amoldando»; como si los maestros fueran de «plastilina», explica de una forma gráfica. «Para nosotros es muy enriquecedor cuando vienen profesores de nueva incorporación y cuando vienen los profesores del Máster de Educación, porque ellos son como esponjas, aprenden un poco de lo que puede ser nuestra experiencia, la forma de afrontar las clases, la forma de solucionar determinados problemas que tal vez no se pueden resolver a nivel teórico, y nosotros aprendemos mucho de ellos». De hecho, señala que los veteranos intentan «ser como esponjas de sus conocimientos, de su forma de hacer, de las nuevas metodologías, pues que sí es cierto que como profesores más veteranos, entre comillas, estamos en un continuo reciclaje, ellos tienen los conocimientos  más a flor de piel que nosotros».

Esa experiencia compartida se lleva más allá de las aulas, como en los momentos en que se tratan aspectos personales de los estudiantes y surgen conflictos que los profesores se llevan a casa. «Unas veces sale muy bien, otras veces solo sale bien y, a veces, sale regular». Por este motivo es clave el encuentro a primera hora de la mañana, en más de un colegio salesiano, donde se recuerda la enseñanza de San Juan Bosco, cuando apuntaba a la importancia del «pensamiento positivo, sobre todo al comienzo de la jornada». Una conversación, en ese encuentro en la sala de profesores, sirve para «sosegar determinadas situaciones que a lo mejor se han llevado en la mochila ese día» y ayuda a los más jóvenes a que sigan «disfrutando del trabajo».

Javier Sánchez y Gema Ruiz, profesores de Lengua y Matemáticas, en el colegio Hermano Gárate de la capital.
Javier Sánchez y Gema Ruiz, profesores de Lengua y Matemáticas, en el colegio Hermano Gárate de la capital. - Foto: Rueda Villaverde
La labor de ambos profesores arranca hoy con los estudiantes, en un día que desde la veteranía se ve como clave para «acoger bien a los alumnos nuevos» y que sientan el centro como su casa y que, «desde que ponen el pie en el colegio, sientan que si tienen cualquier problema los profesores están a su disposición para escuchar, para ayudar y para comprender».