Este miércoles falleció en Pamplona el profesor Modesto Santos, que trabajó en la Facultad Eclesiástica de Filosofía y en la de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra. Tenía 88 años. Natural de Fuencaliente, Ciudad Real (1935), fue ordenado sacerdote en junio de 1960. Se licenció (1967) y doctoró (1972) en Filosofía por la Universidad.
En 1969 comenzó a impartir las asignaturas de Ética y Sociología en la Facultad de Filosofía y Letras. Entre 1981 y 1983 se trasladó a Murcia para dirigir el departamento de Ética y Sociología de la Universidad de Murcia. A su regreso a Pamplona, fue nombrado subdirector del departamento de Filosofía Práctica, cargo que ocupó hasta 1997 cuando el departamento se integró en el de Filosofía.
Impartió también docencia en la Facultad Eclesiástica de Filosofía, donde fue vicedecano y director de Investigación. Dirigió cursos de doctorado y dictó conferencias como profesor visitante en diversas universidades españolas y extranjeras. Es autor de varios libros, entre los que se destacan: Ética y Filosofía. Estudio histórico-crítico o Dilemas ético de la medicina actual. Tras su jubilación, en 2005, recibió el nombramiento de profesor emérito de la Facultad de Filosofía y Letras.
Sergio Sánchez-Migallón, vicedecano de la Facultad Eclesiástica de Filosofía, ha recordado que el profesor Santos "fue una persona clave en los inicios de la Facultad". "Su incansable generosidad y su afable amistad alentaron tanto a los jóvenes profesores que nos íbamos incorporando como a muchísimos estudiantes. Siempre estaba atento a los demás, preocupándose sinceramente por las circunstancias de cada persona, con gran sentido sobrenatural", ha expuesto.
César Izquierdo, antiguo profesor de la Facultad de Teología, ha señalado que "el profesor Modesto Santos ha sido un intelectual riguroso y un sacerdote muy fiel. En él, ambos aspectos constituían una misión que vivía en plena armonía. Firme defensor de la razón en un tiempo en el que ésta sufría los embates de una visión acomodaticia de la verdad, y a la vez estaba dotado de una gran sencillez de corazón que ha mantenido hasta el final de su vida. Era un conversador amable, dotado de un fino sentido del humor, siempre dispuesto a hacerse cargo de las tareas que la universidad necesitaba".
Izquierdo ha añadido también que el profesor Santos fue llamado para colaborar con la Conferencia episcopal española en la defensa de la familia y la vida. "Junto a su trabajo académico, dedicó mucho tiempo y energías a su quehacer sacerdotal. Bien lo saben los feligreses de la parroquia de Santa Vicenta María, en Pamplona, donde colaboró diariamente mientras sus fuerzas se lo permitieron", ha dicho.