En nórdico antiguo, el idioma de los vikingos y las runas, Trondheim significa «hogar donde se crece sano». Allá donde se escribieron mil historias de arrolladoras y enormes 'bestias humanas' nació Alexander Sorloth, con una primera 'O' tachada, a lo vikingo, un 'gigante' de 195 centímetros y 90 kilos (Haaland, su compatriota, mide 1,94 y pesa 88) que a sus 28 años está a punto de firmar la temporada de su vida en LaLiga, sellada el pasado fin de semana con sus cuatro goles ante el Real Madrid.
El 'tanque' noruego apunta al Pichichi con 23 dianas, de momento -a falta del partido de este fin de semana en Pamplona-, la segunda cifra más alta de su carrera: anotó 24 en la Liga Turca con el Trabzonspor (19/20) antes de dar el salto a las grandes competiciones. Pero conviene tomar aliento y carrerilla y echar la vista atrás antes de llegar a este punto.
La trayectoria del delantero de gesto pétreo y apocado y fisionomía de armario ropero fue compleja, ya que su corpachón y consiguiente aire desgarbado lo balanceó por varios deportes hasta recalar en el fútbol, concretamente en la academia del Rosenborg (el RKB, el club más laureado del fútbol noruego). Era el 'poste alto' al que colgarle balones, pero mientras trabajaba su juego de pies, perdió su sitio en el club. Lo intentó en el Bodo Glimt (donde destacó con 14 goles), en el Groningen de Países Bajos (donde fue intrascendente durante dos campañas), en el Midtjylland danés (donde recuperó el gusto por el gol: otras 14 dianas)…
Fiasco en la Premier
Hasta entonces, todos sus traspasos habían movido apenas un millón de euros. Pero su juventud (22 años) y la necesidad de cuestionarle la titularidad a Benteke invitó al Crystal Palace a arriesgarse con un traspaso de 16 millones. Spoiler: salió mal. La competencia era demasiado alta y la timidez innata del 'gigante' de Trondheim fueron dos barreras insalvables. Apenas jugó cuatro encuentros en su primer año en Inglaterra y 16 (con un gol) en el segundo: en el mercado invernal de 2019 hizo las maletas rumbo a Bélgica. El Gante (cinco tantos en 19 choques) fue su último destino antes de llegar a Turquía, donde todo cambió.
Tras su exhibición en la Superliga otomana, el Crystal Palace (aún dueño de su ficha) recibió 20 millones de euros del Leipzig, que creía haber encontrado otro gran talento en tierras nórdicas (fue el 'entramado Red Bull', a través del Salzburgo, el que descubrió a Haaland). Sin embargo, su primera temporada en Alemania estuvo a punto de cercenar su carrera: tuvo todas las oportunidades que no encontró en la Premier, ya que jugó 37 compromisos… pero los apenas seis goles anotados invitaron a la entidad germana a buscarle una cesión.
Fue entonces cuando apareció en escena la Real Sociedad, que necesitaba un 'nueve' para acompañar a Alexander Isak. En San Sebastián fue esculpiendo la imagen que sabían de memoria en el Red Bull Arena: la del delantero fallón. En dos cursos como 'txuri-urdin' disputó 90 encuentros: sus 24 goles (apenas 16 en Liga) no invitaron a la directiva donostiarra a pujar por él cuando el Leipzig lo sacó 'a subasta' este verano.
Fue el Villarreal quien se atrevió, y con 'apenas' ocho millones de euros sobre la mesa contrató, sin saberlo, al delantero que hoy cuesta los 38 que figuran en su cláusula, el sueño de varios equipos punteros (en España, el Atlético), el máximo realizador del campeonato con dos goles de renta sobre Dovbyk (Girona)… el 'vikingo' que, después de tanto viaje, solo desea un proyecto a medio plazo y cierta tranquilidad.