El pistacho, considerado uno de los frutos secos más sanos y mejor cotizados, celebra hoy su día mundial con unas cifras que sitúan a Castilla-La Mancha como referente a nivel nacional y europeo. Los datos hablan por sí solos: la región ha experimentado un crecimiento del 1.276% en el número de hectáreas cultivadas en la última década, pasando de 4.300 en 2013 a más de 60.400 el pasado ejercicio, según datos de la Consejería de Agricultura. Representan más del 80% de la superficie total de España. Ciudad Real está al frente de este boom agrícola con 18.296 hectáreas en 2023, 16.500 más que hace diez años (+943%), prácticamente un tercio del conjunto de la comunidad autónoma.
«Ha pasado de ser un cultivo testimonial de la familia de los leñosos a estar consolidado a nivel de plantación y con un gran recorrido por delante, puesto que apenas un 10% de las hectáreas está en producción», subraya Jesús Ángel Peñaranda, técnico de la sectorial de Frutos Secos de Cooperativas Agro-alimentarias de Castilla-La Mancha, que insiste en que la cosecha de pistacho «se va a incrementar de forma exponencial en los próximos seis o siete años», cuando los árboles actuales estén a pleno rendimiento. A día de hoy, la producción regional se sitúa en el entorno de las 10.000 toneladas de pistacho en seco, una estimación basada en la superficie cultivada. El 30%, aproximadamente, se recoge en las explotaciones ciudadrealeñas.
factores del 'boom'. El auge de este cultivo responde a un cúmulo de factores, entre los que destacan la climatología y la baja rentabilidad del cereal, que presenta unos márgenes cada vez más pequeños, sobre todo en el secano, «con precios similares a hace 20 o 30 años». Peñaranda explica que los leñosos, a diferencia de los herbáceos, «son capaces de explorar y aprovechar mucho mejor la poca agua que cae, uno de los factores más limitantes de la agricultura en Castilla-La Mancha». El pistacho se adapta como anillo al dedo a los inviernos fríos y húmedos y a los veranos secos y calurosos propios de este territorio, que presenta unos suelos franco arenosos y con unos niveles de cal también muy beneficiosos.
Otros condicionantes que han desnivelado la balanza hacia este cultivo son unos precios «interesantes» en el mercado, al igual que ocurre con la almendra; el importante avance que ha experimentado el material vegetal (El Chaparrillo tiene mucha culpa de ello); unas bondades organolépticas apreciadas por el consumidor (con el plus añadido de que más del 80% de la producción es ecológica); y la ausencia, a día de hoy, de plagas y enfermedades criptogámicas significativas.
Estados Unidos es el principal productor de pistachos del mundo. Su cosecha anual es aproximadamente un 30% superior a la de Irán, la segunda potencia. Y ligeramente por detrás se sitúa Turquía. España, dentro de pocos años, cuando tenga la mayor parte de las hectáreas cultivadas en producción, ascenderá al cuarto peldaño internacional. ¿Seguirá siendo entonces un cultivo rentable o puede llegar a colapsar por el exceso de oferta? Jesús Ángel Peñaranda considera que Castilla-La Mancha, no sin esfuerzo, será capaz de darle salida a toda esa cosecha. Eso sí, el representante de Cooperativas advierte de que no se puede caer en el error de la atomización que aflige a otros sectores agrícolas: «Es crucial que seamos capaces de aunar esfuerzos y vertebrar el sector de forma correcta».
Receta, en este sentido, una organización de la producción mediante la agrupación en estructuras de mayor tamaño, para elevar la competitividad, así como concentrar lo máximo posible la industrialización y comercialización de pistacho: contra menos competencia, más poder de negociación. También se precisa de puntos diseminados por toda la geografía regional, próximos a las zonas de producción, para llevar a cabo la estabilización del fruto, «un proceso que hay que hacer de forma rápida, a ser posible en 24 horas desde que se coge del árbol hasta que se seca». Los países de la Unión Europea representan el principal destino del pistacho de Castilla-La Mancha, que, por su gran calidad, también tiene una gran acogida en Emiratos Árabes Unidos y otros países de Oriente Medio.
Un plan estratégico y un sello de calidad para revalorizar el producto.
Castilla-La Mancha es líder nacional en superficie y producción de pistacho, «un cultivo leñoso muy rentable, con un fruto cardiosaludable y una demanda mundial creciente». Así lo subraya la delegada provincial de Agricultura, Amparo Bremard, que hace hincapié en que el Gobierno regional está trabajando en un plan estratégico «para garantizar que este cultivo sea una alternativa de futuro rentable y que todo el valor añadido de la cadena, desde el eslabón de la producción hasta el de la comercialización, se quede en el territorio».
Bremard indicó que el Ejecutivo autonómico está impulsando la agrupación de productores, para ser más competitivos, y trabaja también en la creación de la IGP Pistacho de Castilla-La Mancha, «una figura de calidad que revertirá en una revalorización del producto y será beneficiosa para todo el sector». Subrayó, en este punto, que además de la cantidad (la región aglutina el 80% de la superficie y la producción nacional), el pistacho castellano-manchego puede presumir de una gran calidad, gracias a la condiciones climáticas y del suelo, con la que poder competir con grandes productores mundiales como Estados Unidos, Irán y Turquía.
El Chaparrillo se ocupa ya de la caracterización del pistacho de Castilla-La Mancha, el primer paso para conseguir este sello europeo. En este sentido, la delegada puso de relieve la magnífica labor que viene realizando este centro de investigación agroambiental, dependiente de la Consejería de Agricultura, en el estudio de este cultivo desde hace 35 años. Actualmente, está investigando sobre la polinización artificial de los pistacheros y la valorización de los residuos de pistachos, dentro de las políticas de economía circular, además de continuar asesorando a los agricultores en diferentes materias (plantación, poda, variedades...).