Beatriz Lérida (15-8-2005 Valdepeñas) se despidió de los Juegos Paralímpicos de París con dos diplomas palímpicos, tras ser cuarta en su prueba preferida, los 100 metros espalda, y participar también en las series con el relevo 4x50 estilos, que acabó quinto en la final. Además, no pudo acceder a la final de los 400 metros libres.
Ahora disfruta de unos días de descanso en su localidad natal, un tiempo «para ser consciente de todo lo que he vivido y he conseguido», asegura la joven nadadora, de 19 años, y que con 18 meses sufrió la amputación de la pierna derecha por encima de la rodilla debido a la agenesia de tibia con la que nació.
El balance que hace de su participación «es muy positivo», pues en la prueba que más preparó, los 100 metros espalda, logró marca personal del año en la final (1:12.26).
Algo nada fácil cuando tuvo que tirarse a la piscina con más de 17.000 espectadores en las impresionantes instalaciones acuáticas de La Défense. «Mi entrenador me dijo que tuve que tener mucha sangre fría para hacer lo que hice, pues en los últimos 50 metros remonté cuatro posiciones», asegura con humildad.
Ella recalca que todo es fruto del «trabajo y del sacrificio», pues considera «un honor» que la selección española contase con ella para estos Juegos Paralímpicos, con 19 años recién cumplidos.
«Nunca me imaginé haber podido participar ya en unos Juegos Paralímpicos, así que fui a disfrutar de la experiencia. Estuve muy cómoda, aprendiendo de otros deportes y de otras culturas. Estás allí y te das cuenta de que todo el esfuerzo ha merecido la pena. Recuerdo nadar delante de tanta gente, que está pendiente de ti, y se te pone la piel de gallina».
Con la perspectiva que ofrece el tiempo, la nadadora valdepeñera quiere dar las gracias a sus padres, familiares, amigos y entrenadores por todo el apoyo que ha recibido y ahora empieza a pensar ya en el futuro.
En 2025 su gran objetivo será el Mundial que se celebrará en Singapur, la primera gran cita en este ciclo olímpico que desembocará en Los Ángeles 2028. «Claro que me gustaría estar allí, pero cuatro años es mucho tiempo y nunca se puede saber lo que va a ocurrir. Por mí no va a quedar», concluye la nadadora valdepeñera.