El viejo sanatorio del Prado

Rafael Cantero
-

A mediados del siglo pasado, para paliar el déficit de centros médico-hospitalarios, se promovió la construcción de una nueva clínica en Ciudad Real

La Tribuna - Foto: Antiguo sanatorio del Prado

La asistencia médica en España en la primera mitad del siglo XX se encontraba ordenada en tres niveles distintos. Por un lado, estaban las dolencias del pobre de solemnidad, tanto de mendigos como de una gran parte de obreros que eran atendidas en los hospitales de la beneficencia del Estado, de las diputaciones o de los ayuntamientos; la clase media baja era asistida por médicos modestos de asistencia domiciliaria o por las sociedades asistenciales, modestas también, de -médico, botica y entierro. Los enfermos de las clases ricas acudían a las consultas privadas de las eminencias médicas o eran visitados por éstas en su domicilio. Cuando había que realizar alguna intervención quirúrgica, por supuesto en operaciones muy simples, se acudía al sanatorio privado que, en ocasiones, mantenía acuerdos con algunas de las instituciones citadas o bien se habilitaba alguna estancia del domicilio del propio enfermo, para ser quirófano improvisado.

A mediados del siglo pasado Ciudad Real tenía importantes carencias en lo referente a la atención y hospitalización particular de los enfermos. Era frecuente que las familias, para cubrir en parte sus necesidades asistenciales, recurrieran a la fórmula de las 'igualas', un contrato casi verbal de prestación de servicios. La 'iguala' ligaba al médico con las familias que lo suscribían y garantizaba la atención sanitaria a los que la pudieran necesitar.

Ante esta situación, y para paliar en cierta medida el déficit de centros médico-hospitalarios, se promovió la construcción de una nueva clínica en Ciudad Real, en el número 23 de la calle Toledo.

El viejo sanatorio del PradoEl viejo sanatorio del Prado - Foto: Tomás Fernández de MoyaEn 1958 se inauguró esta pequeño hospital, por entonces se les acostumbraba a llamar sanatorios, que fue fundada con gran esfuerzo personal por el doctor Ricardo Chamorro Rodríguez-Salinas, en estrecha colaboración con el doctor Rafael Gómez Ullate, y que fue bautizado con el nombre de sanatorio Nuestra Señora del Prado.

Este nuevo centro asistencial fue montado con los más modernos elementos técnicos y dotado con todos los adelantos científicos en ese momento. Se instaló en un edificio de dos plantas de corte regionalista y constaba de amplias habitaciones, avanzados quirófanos, aparatos de rayos x, sala de mecanoterapia para rehabilitación, etc. El sanatorio, en lo referente a la asistencia y cuidado de los enfermos, contó con las mujeres de la congregación de religiosas Teatinas de la Inmaculada Concepción. 

El destino sólo permitió al doctor Chamorro disfrutar durante tres años de la obra que con tanta ilusión, trabajo y esfuerzo había realizado para beneficio de la ciudad y sus vecinos. A los tres años de su inauguración, el 3 de febrero de 1961, fallecía a los 48 años. A su fallecimiento asumió la dirección del sanatorio del Prado, como era llamado popularmente, el médico Eduardo Rodríguez Arévalo.

Con los vertiginosos avances de la medicina y cirugía, y el aumento poblacional en Ciudad Real, se hizo necesario la construcción de un hospital de grandes dimensiones que diera respuesta a las muchas necesidades que existían. Con la inauguración del hospital Nuestra Señora de Alarcos ya no tenía sentido la permanencia del querido y popular sanatorio del Prado, que en 1975 cerró sus puertas. En el solar resultante tras su demolición se construyó un moderno edificio de viviendas de siete plantas.