2024 fue el cuarto mejor año en lo que va de siglo para las casas rurales de la provincia. Por aquí pasaron casi 39.000 personas que sumaron cerca de 85.000 pernoctaciones. En lo que va de siglo, solo 2023 y 2022 fueron mejores para el turismo rural ciudadrealeño y el pasado año, los fines de semana de julio marcaron ocupaciones que rozaron el 40%, con agosto prolongando la estancia media de los visitantes más allá de los tres días, el mejor dato desde 2018. Sin embargo, en ese balance del turismo rural para la provincia también aparecen puntos negros. 2024 fue el segundo año en el que Ciudad Real perdió mercado. Fue la tercera donde más bajó la llegada de visitantes, un 12 por ciento, en un contexto en el que este tipo de actividad, en España, bate récords, tanto de estancias como de usuarios, casi cinco millones.
En ese mercado nacional, Ciudad Real ocupa el puesto 43 en la llegada de turistas y el 47 en el orden de pernoctaciones. Y en Castilla-La Mancha, la provincia es el patito feo. En todos los territorios se superan o se rozan las 200.000 estancias al año. Aquí no llegan a 85.000. En turistas, Guadalajara, la que más crece, dobla ya a los visitantes que recibe Ciudad Real.
Este pinchazo del turismo rural no es exclusivo de la provincia. El INE contó el año pasado menos turistas en otros 22 destinos, con Málaga o la vecina Córdoba como las más afectadas por esas pérdidas que se extienden a otras provincias de interior como Ávila, La Rioja, Palencia, Jaén o León.
Pero además de visitantes y estancias, en el último año, la provincia también ha perdido musculatura en su oferta turística rural. Según la estadística, se han cerrado una veintena de establecimientos rurales en un año, al acabar 2024 había 184, aunque el número de plazas se mantiene por encima de las 2.000, la mitad, por ejemplo, de las que hay en Cuenca. En cuanto al personal, aunque hay menos casas y menos visitantes, se mantiene el empleo. De 286 personas con trabajo que había en diciembre de 2023 se ha pasado a 290 en diciembre de 2024.