Plan de Drogas plantea regular el vapeo en centros educativos

Hilario L. Muñoz
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El proyecto municipal plantea hasta el año 2028 iniciativas como programas de prevención en parques, campañas frente al juego patológico y controles de consumo

El vapeo entre los jóvenes es una moda habitual - Foto: Arturo Pérez

El Ayuntamiento de Ciudad Real ha publicado y dado a conocer el VII Plan Municipal de Prevención de Adicciones y Promoción de la Salud, que estará en vigor hasta el año 2028 y llega tras un periodo, desde 2022, en que no existía este documento clave para el desarrollo de políticas activas frente al inicio en el consumo de drogas. Una propuesta que se presentó el 21 de enero en una mesa de trabajo para abordar con los agentes sociales, entidades juveniles y colegios profesionales las líneas estratégicas de intervención y los objetivos generales y específicos del plan. «Solo con la suma de todos y todas seremos capaces de impulsar este proyecto y conducirlo a buen puerto», indica el propio alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares, en la elaboración de este documento realizado por el técnico municipal coordinador del plan, Santiago Amores; y los educadores sociales Julián Merino y Lidia Prieto, de la Asociación Pokhara.

Una de las novedades del plan es que incluye una nueva sustancia entre los aspectos a prevenir: el cigarrillo electrónico o vapeo. Se considera un elemento que puede facilitar los primeros consumos, similar al alcohol, tabaco o cannabis. Se ha integrado dentro de uno de los objetivos generales del programa y se desarrollará en el último año del plan, 2028, como parte de los programas de prevención universal en el ámbito escolar y comunitario.

Antes, en 2026, está previsto el desarrollo de medidas de prevención en los centros escolares, donde se regulará el consumo de cigarrillos electrónicos en menores. La intención es establecer consecuencias educativas para los estudiantes que tengan en su poder o utilicen cigarrillos electrónicos durante el horario escolar. Para ello, se contempla la figura del policía de barrio o agente tutor, encargado de implementar estas medidas.

El documento también apunta a que el próximo año se realizarán controles del consumo y tráfico de drogas en las inmediaciones de los centros escolares, incrementando la vigilancia policial en los centros educativos, especialmente en puntos ciegos, salidas, entradas y horarios de recreo.

Cinco objetivos. El proyecto se estructura en torno a cinco objetivos generales: reducir el consumo de drogas y otras conductas adictivas, mejorar la formación de los y las profesionales municipales que trabajan con la población joven, impulsar la coordinación municipal en materia de prevención de drogodependencias y otras conductas adictivas, mejorar los sistemas de información para conocer la evolución de los consumos y las conductas adictivas en la población juvenil, y establecer medidas de prevención ambiental que influyan en el entorno inmediato de la población joven. A partir de estos objetivos, se detallan pautas y acciones concretas que se irán desarrollando en los próximos años.

Además del vapeo, se incorporan actuaciones dirigidas a comprender mejor las conductas adictivas asociadas con el uso de redes sociales, nuevas tecnologías y juegos de azar. En este sentido, se propone en 2027 crear programas de educación de calle en las barriadas y zonas de concentración de la población juvenil, con el fin de detectar situaciones de riesgo. El texto señala específicamente que es necesario prestar especial atención en el «parque del cementerio, parque de Gasset, parque de Atocha, parque del Torreón, barriada de los Rosales y barriada de los Ángeles». Otra novedad del proyecto es la realización de una campaña bianual de prevención del juego patológico en centros de Educación Secundaria y la Universidad de Castilla-La Mancha. Esta iniciativa está prevista para el último año del plan.