Luis Casimiro (21-6-1960) lo ha vuelto a hacer. El técnico de Villamayor de Calatrava, el tercero con más partidos dirigidos en la historia del ACB, y campeón de Liga con el TDK Manresa en la campaña 1997-98, ha enderezado el rumbo del Breogán Lugo en apenas mes y medio, pasando en 7 partidos de ser colista a ser decimotercero tras sumar 4 victorias y 3 derrotas (de esos resultados negativos dos fueron ante el Real Madrid y otro ante Unicaja Málaga).
A sus 64 años ha vuelto a Lugo, ironías del destino, allí donde comenzó en la élite en la temporada 1992-93 de la mano de Ricardo Hevia, aunque su primer experiencia como técnico profesional fue en Don Benito.
Ahora acumula 764 partidos en la máxima categoría, solo por detrás de Aíto García Reneses y de Pedro Martínez, preparador en la actualidad del Valencia. En medio, una extensa trayectoria en conjuntos españoles como TDK Manresa, Cáceres, Pamesa, Valladolid, Alicante, Fuenlabrada, Estudiantes, Valladolid, Unicaja, Sevilla, Gran Canaria, Zaragoza y Betis, con el que no pudo evitar el descenso hace dos campañas. No hubiese sido un justo final a su carrera deportiva, por eso el baloncesto le ha dado una nueva oportunidad y él la está aprovechando.
Pocos días después de inaugurar una pista polideportiva que lleva su nombre en su localidad natal, recibió la llamada del Breogán, uno de los equipos de su vida, pues ya ha dirigido más de una docena en ACB, y en mes y medio la situación en Lugo, una plaza de baloncesto de toda la vida, ha cambiado de forma radical.
«Yo quería entrenar, me apetecía volver. Según iba pasando el tiempo se me hacía más duro», asegura el técnico manchego, que no oculta que le llegaron varias ofertas para trabajar en el extranjero, una opción que tenía previsto considerar a partir de este verano si en España no le llegaba ninguna oportunidad.
En la temporada y tres meses que ha estado lejos del banquillo, afirma que su trabajo ha consistido en «reciclarme, poner en orden mis ideas, desgranar el juego de los equipos, en definitiva, estar preparado para cuando me llegase la oportunidad».
Y esa oportunidad llegó al inicio de diciembre, estando él en Puertollano, así que no lo dudó, se montó en el coche y volvió a Lugo tres décadas después. «Media vida», resume.
Partiendo de su experiencia, tenía claro cuál debía ser la fórmula para sacar al equipo de esa zona de máximo peligro en la que se encontraba cuando sustituyó al croata Veljko Mrsic.
«En baloncesto las cosas básicas y bien hechas son las que mejor funcionan», asegura, y en ese sentido agradece haberse encontrado a un grupo de jugadores que puso «una atención tremenda» en lo que yo les transmitía y a una afición volcada con su equipo en una ciudad con una gran tradición en el deporte de la canasta.
«Todo eso ha sido un gran caldo de cultivo para lograr estos resultados, que nos están reforzando la confianza en el trabajo que estamos desarrollando», analiza Luis Casimiro.
«Yo siempre intento implantar mis ideas en defensa y trato de simplificar el ataque. Se trata de hacer cosas básicas y sencillas, pero hacerlas muy bien. Y el equipo eso lo interpretó de maravilla». Su debut con el cuadro lucense fue una victoria en la pista del Gran Canaria, otro de sus exequipos.
Con la moral que proporcionan los buenos resultados, pero la prudencia que aporta la experiencia, Luis Casimiro no quiere echar las campanas al vuelo y recuerda que en ese camino hacia la permanencia con el Breogán no hay nada logrado. «La Liga ACB es muy larga y exigente y en la segunda vuelta los equipos cambian mucho. No podemos pensar que la permanencia está encarrilada», avisa el preparador de Villamayor, que este domingo intentará dar otra sorpresa en Vitoria frente al Baskonia de Pablo Laso.