«Las mujeres seguimos sin voz»

Diego Rodríguez
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Entrevista a la actriz Blanca Portillo, protagonista de 'El testamento de María'

Blanca Portillo Martínez de Velasco (Madrid, 15 de junio de 1963) es actriz, productora y directora. Este pasado sábado triunfó en el auditorio de Puertollano con la obra teatral El testamento de María, diez años después del estreno mundial de la película Volver.

El pasado sábado, diez años después, regresó al auditorio municipal de Puertollano, donde en 2006 participó en el estreno mundial de Volver. ¿Cómo ha sido el reencuentro con el público de esta ciudad?

Ha sido emocionante. Es muy bonito volver a los lugares donde fuiste feliz. Félix Grande decía que uno no debería volver nunca a los lugares donde ha sido feliz, pero yo no lo creo así. Me ha traído muy buenos recuerdos regresar a este excelente teatro.

El testamento de María está triunfando por donde pasa. ¿Se imaginaba este éxito?

Es una de las mayores satisfacciones que estamos teniendo. No hay nada mejor para un actor que salir al escenario y ver que el patio de butacas está lleno. Nunca se tiene la constancia de que eso vaya a ocurrir, y nos está dando grandes satisfacciones. Tener el teatro lleno es lo más maravilloso para un actor y es para eso para lo que trabajamos.

La gira lleva casi dos años, ¿le sigue teniendo respeto interpretar a la Virgen cada vez que sube a un escenario?

No me da respeta, me da pánico. Lo digo en serio. Cada vez que hago esta función, me entra mucho miedo y paso muchos nervios. Cuanto más haces, más miedo da, eso es cierto. Tengo que hacer un gran ejercicio de concentración antes de salir al escenario. Le tengo mucho miedo aún a salir sola al escenario, y el día que pierda eso, dejaré de hacer teatro. Me da siempre mucho respeto y voy siempre con el deseo profundo de que la gente salga cambiada.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido del personaje?

Todos los personajes que haces te dejan una enseñanza o un poso. En este caso, hay algo de María que me fascina, que es su capacidad para asumir su propia responsabilidad. Vivimos tiempos en los que casi nadie asume sus errores; todo el mundo echa balones fuera y culpa a quien sea o a lo que sea. Ella asume su responsabilidad y confiesa lo que hizo mal. Y eso es una gran enseñanza que le permite mirarse al espejo con dignidad.

Es curioso que la Virgen no tiene voz en las Sagradas Escrituras, tan solo se habla de ella en tercera persona...

Es muy curioso. Hay que tener en cuenta que las Escrituras fueron escritas por gente que no conocieron a Jesús, y de hecho en la obra María así lo recrimina. La Historia no la escriben los protagonistas, sino otros que la cuentan por referencias y dan una visión particular. Es muy bonito imaginar qué hubiera dicho esta mujer. En la obra hay mucha inquietud y mucho estupor de esta mujer que no sabe lo que hace su hijo y la sensación de impotencia y de no poder evitarlo.

Aunque han pasado más de dos mil años de la muerte de Jesucristo, el personaje de María es totalmente extrapolable al de la mujer actual...

Así es y desgraciadamente creo que se seguirá pudiendo extrapolar por mucho tiempo. Siempre habrá madres que pierdan a sus hijos e ideas que hagan perder la vida a las gentes. No entiendo esas religiones por las que las personas están dispuestas a matar o morir.

Y también, a pesar de los años, el papel de la mujer en la mayoría de las religiones es, cuanto menos, secundario...

Esto también está muy presente en la obra. Las mujeres, en temas religiosos, tenemos un papel absolutamente estrecho. Y en el mundo en general seguimos teniendo una falta de lugar y una falta de voz que hay que seguir reivindicando.