«Los ciegos somos una especie en peligro de extinción»

Hilario L. Muñoz
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Villahermosa era el vendedor de la ONCE en el mercado de la capital antes de dirigir la empresa. Con 45 años es ciego de nacimiento y habla para La Tribuna sobre la labor social de la ONCE, las necesidades de apoyo y el horizonte que abre la IA

«Los ciegos somos una especie en peligro de extinción» - Foto: Tomás Fernández de Moya

Villahermosa señala que personas como él, con ceguera total, están en «extinción». Los avances en medicina hacen que cada vez haya menos discapacidad de este tipo. De hecho, en su caso, hoy en día vería si le hubieran operado recién nacido. Este bolañego está al frente de una de las dos delegaciones de la ONCE en la provincia, hay otra en Alcázar de San Juan. Se trata de la segunda de Castilla-La Mancha por vendedores, hay 164 vendedores y cuenta con 535 afiliados. Los primeros son los que logran 17 millones de euros al año, gracias a la venta de cupones y el resto de juegos ONCE.

¿Qué se hace con lo que se obtiene del cupón de la ONCE?

La ONCE es una organización sin ánimo de lucro y sigue la idea con la que se formó en el año 1938. Entonces, un grupo de ciegos dijo que quería agruparse y el Gobierno les planteó darles una pensión, pero ellos querían huir de la imagen del ciego de antes, de los que se dedicaban a cantar romances o a pedir. Ellos querían demostrar que podían trabajar vendiendo lotería y pidieron que les dieran herramientas para buscarse la vida. La condición que se les puso en ese momento y que todavía prevalece es que se encargaran de todo lo que tuviera que ver con la discapacidad visual, aunque es algo que se ha ampliado con el Grupo Social ONCE y sus 75.000 trabajadores, que es el cuarto empleador no público más importante de toda España y el primer empleador para personas con discapacidad de todo el mundo. Por este motivo, el dinero se destina a pagar la nómina de nuestros trabajadores y a prestar servicios. Se dedica a normalizar la vida de la gente que tiene una discapacidad bien sea sobrevenida o congénita. Lo que intentamos es que todas las personas que llegan a nosotros sean lo más autónomas posible y que puedan hacer lo mismo que están haciendo, pero de diferente forma, con algún tipo de adaptación.

¿Quiénes son esos trabajadores en Ciudad Real?

Ahora mismo tiene un equipo de servicios sociales con una trabajadora social que es la primera persona aparte del director que ve al afiliado cuando llegan a la ONCE. También tenemos un instructor de tiflotecnología, la que utilizan los ciegos. Esta persona es la encargada de adaptar el ordenador para utilizar la voz, de instalar en el móvil aplicaciones para poder manejarlo. Luego tenemos una psicóloga experta precisamente en ayudar a la gente que tiene una pérdida de visión a pasar el duelo y sobre todo ayuda a dar técnicas sobre cómo normalizar su vida y entender que ha vivido una vida de una forma y ahora le toca vivir otra y que no es tan negativo. También tenemos una técnica de rehabilitación, que es la encargada de enseñarnos a usar bastón a los que no vemos o enseñarnos a actividades de la vida diaria como lavar, planchar, cocinar, poner lavadoras o el lavavajillas. Además, a los que tienen discapacidad visual y tienen posibilidades, también es la encargada de enseñarles gafas u otros aparatos ópticos y le ayuda a hacer las mismas cosas, pero viendo un poquito y sabiendo cómo ve y cuánto busca aprovechar la vista lo más posible. Afortunadamente, ahora mismo son la mayoría, porque los ciegos somos una especie en peligro de extinción. Una persona afiliada es la que ve más o menos a la distancia de un metro.

¿Por qué?

La ciencia ha ido aumentando. Cada vez hay menos niños y niños ciegos totales y los que hay se quedan, después de nacer, por alguna enfermedad que se va desarrollando o algún problema médico. Normalmente cada vez hay menos ciegos totales. Por ejemplo, en mi caso, si se hubiera operado al mes o mes y pico, no digo que hubiera visto totalmente, pero probablemente sí que hubiera visto bastante. Eso sí, ahora mismo ciegos totales hay con inmigrantes, porque en sus países la ciencia no está al nivel que está en el nuestro. Vienen personas con discapacidad visual y ceguera total y en la ONCE los acogemos porque la ONCE está para ayudar. 

¿Las nuevas tecnologías son una ayuda o una barrera?

A nosotros nos han dado la vida. Con las nuevas tecnologías estamos encantados y, ahora mismo, tenemos aplicaciones que nos permiten describir las fotos o que cuando te mandan algo podemos saber qué es. Tenemos aplicaciones que leen un texto que te envíen. Con los móviles podemos hacer prácticamente las mismas cosas que una persona que ve. Eso sí, lo que queremos es que la tecnología avance con nosotros, porque las pantallas táctiles no están adaptadas o hay páginas web que no cumplen los criterios de accesibilidad. Esto nos pasa incluso con las administraciones públicas, que es lo más triste. Las privadas pueden pensar que somos una minoría, pero en España ahora mismo somos cuatro millones de discapacitados. Si yo fuera empresario me encantaría que todo el mundo pudiera tener acceso, aunque tuviera que hacer una inversión un pelín más grande porque está perdiendo cuatro millones de usuarios que no van a poder acceder a su producto. Igual pasa con el etiquetado en braille. Ahora se ha aprobado una ley que va a etiquetar por lo menos los productos básicos. Las nuevas tecnologías ayudan aquí, pero no es lo mismo tener que coger el móvil, leerlo con una aplicación que poder tocar, como un libro en braille, y decir aquí tenemos la leche desnatada. Esto ya se consiguió con la medicina, tanto humana como animal, pero cuesta todavía avanzar. Creo que a eso va a ayudar que en Castilla-La Mancha se está trabajando en renovar la ley de accesibilidad, que la tenemos desde los años 90.

Hace unos años todo era accesibilidad urbana y ahora todo es ocio accesible. ¿Esa asignatura se ha superado?

Depende de con quien hables. En Ciudad Real tenemos la suerte de ser una de las ciudades más accesibles de toda España y, de hecho, hemos sido catalogados así, pero si te vas a otros pueblos de la provincia no está tan bien y ahí sí que te dirán que debe haber un paso de cebra bien señalizado, que lleguen las baldosas hasta la pared, o que haya semáforos sonoros o paradas de autobuses que te vayan cantando. Lo que pasa es que aquí en Ciudad Real estas cosas se están haciendo bien, aunque siempre hay cosas que mejorar. El Ayuntamiento y su personal se ha dejado y se deja aconsejar.

¿Una vez que se logra un espacio urbano se mira al ocio entonces?

Estamos avanzando en ese aspecto, lo que pasa que tanto en Ciudad Real como en el resto de España, los contenidos audiovisuales se adaptan muy poco. Para que te hagas una idea, solo el cinco por ciento del contenido audiovisual mundial es accesible. Ahí hablo de libros o de películas de cine. Se está mejorando mucho, hay aplicaciones que te permiten tener la audiodescripción, aprovechando los huecos que hay entre diálogos para describirte los personajes, cómo es el entorno y ponerte en contexto. Lo que tú ves con un golpe de vista, eso es lo que hace el sistema de audiodescripción.

Y más allá del cultural, ¿cómo es el ocio de salir con amigos?

Ojalá y todas las cartas estuvieran en braille y todos los sitios tuvieran toda la accesibilidad para poder manejarte y que no hubiera ningún problema. El código QR ayuda mucho, más si están accesibles y lo puedes localizar bien en la mesa con un cuadrado o unas líneas que te indicara dónde poner el móvil. Los códigos QR nos pueden dar la vida en muchas cosas, por ejemplo en las elecciones, que son accesibles para las personas ciegas a nivel nacional o las europeas, pero en las locales no. Con un código QR bien señalizado podrías saber perfectamente a quién estás votando y no necesitarías a nadie que te introdujera la papeleta al sobre. 

Siguiendo con estas tecnologías, ¿qué horizonte se abre con la Inteligencia Artificial?

Creo que la Inteligencia Artificial va a traer cosas buenas como, por ejemplo, ir por la calle y que te dé el número de una casa o que te diga qué cartel tienes delante.