Anastasio López Ramírez, el que fuera alcalde de Alcázar de San Juan por el PSOE entre 1987 y 1995, ha fallecido hoy a los 63 años. Sus compañeros de partido en Castilla-La Mancha, en su cuenta de Twitter, lamentaron su pérdida. «El maldito coronavirus se lleva a uno de los grandes de la política regional. Gran alcalde de Alcázar de San Juan, excelente portavoz en las Cortes de Castilla-La Mancha y buena persona. Hoy comparto el dolor de su familia y de todo el pueblo alcazareño. Que la tierra te sea leve, compañero», escribía en un tweet el diputado del PSOE por la provincia de Toledo en el Congreso y secretario de Organización de los socialistas en la región, Sergio Gutiérrez.
Abogado de profesión, desde 1988 a 1994, perteneció a la Comisión Ejecutiva Provincial del PSOE de Ciudad Real. Elegido concejal de Alcázar de San Juan en 1981, ejerció como tal hasta 1987 y como alcalde desde esta fecha hasta 1995. Diputado provincial de Ciudad Real desde 1979 a 1987, ocupó la vicepresidencia de la Institución provincial entre 1983 y 1987, fue además diputado en las Cortes de Castilla-La Mancha desde 1983 a 1995. En esa fecha pasó a ser delegado en Ciudad Real de la Junta de Castilla-La Mancha y en 1997 director del Gabinete de la Presidencia de las Cortes de Castilla-La Mancha. Además fue vocal de la Cámara de Comercio de Ciudad Real (1984-1987) y presidente de la Sociedad Municipal de Agua de Alcázar (1991-1995). Desde que dejó la política de primera línea ejerció como abogado de Alcázar de San Juan.
En una de sus últimas entrevistas concedidas a La Tribuna declaró que si volviera a nacer le gustaría ser ferroviario, una pasión heredada, de su padre, de su abuelo, y en general de toda su familia. «Todos eran ferroviarios», recordaba, al tiempo que señalaba un cuadro centenario que pendía de la pared principal de su despacho. En esta vida no optó por eso, sino por ser, entre otras muchas cosas, alcalde socialista de Alcázar de San Juan, diputado provincial y regional, además del primer delegado de la Junta de Comunidades en esta provincia, «el superdelegado» según los periódicos de la época, y que aún se le iluminaban los ojos cuando habla de «aquellos años».