Hay personas e instituciones que tienen una imagen distorsionada de la agricultura familiar. Ahora que España puede contar, por primera vez en su historia, con una norma que proteja y fomente este modelo productivo -la Ley de Agricultura y Ganadería Familiar, cuya aprobación está prevista para esta legislatura- es importante romper los tópicos que arrastra y difundir la verdad de este modelo productivo. La agricultura familiar en España, que la organización agraria UPA defiende y promociona a todos los niveles, es un modelo moderno, sostenible y competitivo, muy alejado de un modelo de subsistencia que puede existir en otros continentes y que primó en décadas ya pasadas en nuestro país. La agricultura y ganadería familiar está conformada por más de 800.000 explotaciones en toda España, siendo el modelo mayoritario en todos los sectores y territorios.
Por lo tanto, el modelo familiar en España es un modelo de éxito, como lo corrobora la potencia productiva y exportadora del sector agroalimentario español, si bien es cierto que en los últimos años nuestro sector primario no es ajeno a determinadas tendencias que afectan a la estructura de las explotaciones agrícolas y ganaderas. En la última década España ha perdido alrededor de 70.000 explotaciones, mientras que se produce un aumento del tamaño medio de explotación en un 8,92% en el conjunto nacional.
Tenemos menos explotaciones y más grandes, pero en alrededor del 80% de ellas seguimos encontrando que el titular o titulares son al mismo tiempo los gestores de las mismas. Es decir, que sigue predominando el modelo familiar, muy arraigado en la base de la agricultura y la ganadería y que, a pesar de las múltiples dificultades a las que tiene que hacer frente, sigue avanzando y evolucionando.
Pero hay muchos retos que el campo tiene que afrontar. Los expertos coinciden en señalar que el cambio climático es el mayor de ellos. Es un reto hoy y lo será aún más en el futuro, pues el calentamiento global seguirá agravándose año tras año. Sumado a ello, el sector vive un fuerte envejecimiento, con una media de edad de 61 años y con menos del 40% de los jefes de explotación con menos de 45 años, lo que convierte el relevo generacional en una tarea indispensable que España debe acometer sin demora.
La Ley de la Agricultura y la Ganadería Familiar debe tener este reto como uno de sus puntales. La incorporación de jóvenes al campo se produce de forma mucho más eficiente y lógica en forma de relevo familiar. Las dificultades de la profesión, la situación de mercado o el encarecimiento del acceso a la tierra son frenos insalvables en la mayoría de los casos para que personas ajenas al campo se incorporen a la actividad. Todas esas barreras son más fáciles de romper si se fomenta la incorporación de generaciones jóvenes de familias que ya se dedican a la producción de alimentos.
España debe sentar las bases para que los y las jóvenes vean la profesión de agricultor y ganadero como una tan digna como cualquier otra. Una profesión que les permita disfrutar de un proyecto de vida pleno, en el que puedan alcanzar los objetivos que se propongan y ser felices viviendo y trabajando en sus pueblos. Para ello es evidente que no hay recetas mágicas, sino políticas que deben ponerse en marcha de inmediato en muchos y muy diversos aspectos.
Cotidianas, pero con futuro.
La digitalización es un proceso que debe extenderse a todos los ámbitos de la economía, y el sector primario no es una excepción. No cabe duda de que las herramientas digitales son ya cotidianas para la mayoría de sectores y trabajadores, también en el campo, y lo serán mucho más en el futuro. Hoy cualquier agricultor y ganadero consulta la información meteorológica en las apps de su teléfono inteligente, que también utiliza para consultar la información de precios, para participar en los grupos de WhatsApp de su organización agraria, de su pueblo o de su cooperativa. El teléfono se ha convertido en la oficina móvil de todos los agricultores y ganaderos españoles, con un enorme grado de penetración, mucho más del que tuvo nunca el ordenador personal, por sus propias características de movilidad. Y no se pueden olvidar los tractores guiados por GPS, los drones, el control del riego de forma remota, los mapas de rendimientos o los colares de monitorización para el ganado.
El catálogo de soluciones digitales aplicadas al trabajo de agricultores y ganaderos es ya amplio y lo será aún más en el futuro. Y los jóvenes que se van incorporando al campo tienen claro que las herramientas digitales serán algo habitual y necesario en la estructura de sus explotaciones. Por eso UPA trabaja desde hace varios años para que la digitalización llegue a las explotaciones familiares a las que defiende, apoya y representa. Como todo proceso de cambio y evolución, este conlleva unos esfuerzos y unos costes de transformación que pueden suponer una desventaja para los emprendimientos más pequeños. Y eso es algo que «no podemos consentir», aseguran desde la organización agraria.
Deben existir ayudas públicas fuertes que se repartan con un criterio de justicia social, para apoyar más a quienes más lo necesitan. UPA está trabajando para incluir estos criterios sociales en el reparto de los fondos que las Administraciones europea y central están dedicando a fomentar la transformación digital en todos los sectores de la economía, pero estos deben reforzarse aún más.
Además, UPA asesora a sus afiliados en la solicitud y tramitación del Kit Digital (upa.es/kitdigital), un programa de ayudas del Gobierno de España, gestionado por Red.es y dirigido a todos los sectores de actividad, entre ellos, a agricultores y ganaderos autónomos, pequeñas empresas y microempresas. Kit Digital supone la concesión de ayudas económicas o "bono digital" para la digitalización de las explotaciones agrícolas o ganaderas.
Por si esto fuera poco, la organización suscribe convenios de colaboración con empresas punteras en aspectos de tecnología digital para facilitar el acceso a las mismas a sus afiliados y afiliadas, entre las que destacan Bayer, Digitanimal, Agroslab y Agrisat. Asimismo, la organización colabora con el Ministerio de Agricultura para dar asesoramiento y formación en digitalización a los agricultores y ganaderos realizando cursos por todo el territorio, que pueden conocerse en digitupa.raices.info/cursos. Un ejemplo de estas acciones tuvo lugar a mediados de noviembre en Albacete. Más de un centenar de jóvenes agricultores y ganaderos de toda España acudieron, convocados por UPA, a participar en unas jornadas sobre digitalización aplicada al campo. Las jornadas, que contaron con el patrocinio de Bayer, Deoleo e Integral Media, tuvieron una parte teórica, en la que los jóvenes debatieron y analizar la situación de la digitalización y las problemáticas que conlleva; y otra práctica, en la que los agricultores pudieron conocer in situ las herramientas digitales aplicables a distintos aspectos del trabajo en el campo.