Huele a aguarrás, madera y pintura. Suenan sierras de calar, berbiquís, pinceles y lijas. Cualquiera diría que huele a taller, o una caseta de obra. Pero no. En este caso huele a Navidad. Son los olores y los sonidos característicos entre los bastidores del Antiguo Casino de Ciudad Real por estas fechas. La Asociación de Belenistas de la capital ciudadrealeña se esmera en montar el Belén Monumental. «Ya se ha convertido en una tradición de la ciudad», comentan. Lo cierto es que desde que decidieron «darle una vuelta de tuerca» al belenismo en Ciudad Real en el año 2021, cada año se crea un runrún cuando llegan las fechas. «La gente nos pregunta de qué va a ir este año», dice Jesús Torres, vicepresidente de la asociación y director de montaje.
Las funciones están definidas y, a pesar de que ya han pasado las nueve y media de la noche, por allí no para el goteo de personas que, enfundados con el polo o la sudadera de la Asociación de Belenistas de Ciudad Real, llegan para encargarse de lo que toque. Este año, el Belén Monumental será de nuevo un diorama. Amparo Villanueva, vocal de formación artística de la asociación, anda por arriba de las tablas dando las últimas pinceladas a la pared de una casa en el lado de Judá.
Y el otro lado es un viaje a Egipto, resultando un cruce entre la magnificencia faraónica y el relato sagrado. «Es como un sueño», cuenta Torres. Inspirado en las visiones de la beata Ana Catalina Emmerick, el montaje recrea dos mundos opuestos, unidos por el río Nilo, ese hilo de vida que atraviesa el desierto y deja a su alrededor una tierra fértil de ensueño. Los belenistas han construido un paisaje acorde, con los templos de Philae, Luxor, Dendera y la majestuosa portada de Abu Simbel, además de las inconfundibles pirámides de Giza.
Belén Monumental de Ciudad Real ambientado en Egipto y Judá - Foto: Tomás Fernández de Moya«Queríamos que el visitante sintiera que está en Egipto, en la tierra que acogió a la Sagrada Familia durante su huida», explica Gustavo Lozano, socio fundador de la asociación. La inspiración principal viene de las descripciones de Ana Catalina Emmerick, quien detalló los lugares donde María, José y el Niño encontraron refugio. «Ella nos da una imagen muy viva de cómo la fe se entreteje con los paisajes y las culturas», añade Torres. El lado egipcio del Belén es un derroche de detalles.
A orillas del Nilo, las escenas cobran vida con agricultores recogiendo papiros, barcas navegando por el río y mercados llenos de actividad. La portada del templo, inspirada en Abu Simbel,se alza imponente, mientras que las pirámides y otros monumentos evocan la grandeza del pasado faraónico. «El interior del templo de Dendera, con 30 columnas a escala y las paredes y techos con todos los jeroglíficos que se realizaron en su tiempo, lleva cientos de horas de trabajo, sólo las dos primeras columnas necesitaron más de 300 horas para realizar los moldes», relata Raúl Domínguez, maestro belenista. El templo de Luxor se integra en la visión a través de la perspectiva de El-Qurn o 'el Corn' (el Cuerno), que es la montaña más alta de la cordillera de Tebas, en la actual Lúxor.
La construcción del templo de Dendera ha llevado más de 300 horas de trabajo
Belén Monumental de Ciudad Real ambientado en Egipto y Judá - Foto: Tomás Fernández de Moya
Los belenistas subrayan la importancia de la coherencia histórica y estética en las figuras del Belén Monumental: «No hemos querido ser demasiado explícitos». Según explican, en algunos belenes que representan Egipto se incurre en un error simplista: llenar todo de figuras egipcias con telas cubriendo sus cabezas y posturas rígidas. «Hay que tener en cuenta que, en la época del nacimiento de Jesús, Egipto era un territorio bajo dominio romano; la época de los faraones había quedado muy atrás», apuntan. Sorprende la monumentalidad del belén habiendo llevado a cabo «en tiempo récord el diseño, construcción, texturización y pintura de múltiples templos y edificaciones egipcias», afirman los belenistas. Por otro lado, el trabajo de las perspectivas forzadas marca el ritmo del diorama, y la representación del Nilo y la isla de Philae como eje vertebrador entre Egipto y Judá es una delicia visual.
La única referencia explícita a ese pasado se encuentra en unos canteros y tallistas trabajando junto a una columna y una escultura del dios Horus. El resto de las figuras son mucho más orientales y menos hebraicas, especialmente en la parte del montaje que representa Egipto. «Hemos optado por turbantes en lugar de kipá, túnicas largas en lugar de talares, para dar más autenticidad al contexto», añade Jesús Torres. Este enfoque, según él, busca alejarse de los estereotipos y ofrecer un retrato más matizado y fiel de la diversidad cultural de la época. El Belén Monumental cuenta con el estreno de nuevas figuras de Enrique Villagrasa, José Luis Mayo Lebrija y de Hermanos Cerrada.
El montaje no se limita a impresionar visualmente, también quiere contar una historia. La huida a Egipto es un episodio enigmático en la vida de la Sagrada Familia. Sin embargo, para los belenistas es un reflejo de la universalidad del mensaje cristiano: «A través de estos escenarios, intentamos transmitir lo que significa buscar refugio, encontrar protección en medio de lo desconocido», reflexiona Torres.
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Los ciudadrealeños podrán viajar al Egipto que cruzó la Sagrada Familia durante el mes y medio que el Belén estará abierto en el Antiguo Casino de la capital. Asimismo, si coinciden con alguno de los belenistas en su visita -el Belén Monumental recibe unas 1.500 visitas al día y casi 100.000 totales– quizás les puedan contar los secretos mejor guardados de un montaje que se ha llevado horas de sueño, trabajo, risas, y desvelos.