En un local situado cerca del Ayuntamiento, en la calle Cuesta de la Rufina, ya huele a Navidad. Un grupo de personas trabaja con ahínco entre chapas, cajas de leche, anillas de latas, tapones, telas y otros materiales que habitualmente se tiran a la basura para dar forma a todo un sinfín de adornos navideños que se pondrán contemplar, en pocas semanas, en trece calles de Argamasilla de Calatrava. Así, por ejemplo, la arteria del Ayuntamiento se dedicará a los niños con duendes, bastones, piruletas y un tren hecho con cajas de fruta.
El proyecto para hacer estos adornos arrancó ya el año pasado con la idea de hacer un trabajo colectivo en el que participara todo el pueblo: Unos, aportando los materiales y otros desarrollando la creatividad y la técnica. Así, mientras unos reúnen los envases, otros les dan forma, otros los enlazan… El municipio se ha volcado para dar una segunda vida a esos materiales de reciclaje que decorarán las principales vías de la localidad. La 'Navidad reciclada' se ha consolidado.
Angelines Alarcón ha sido la artífice de una idea, que trasladó al alcalde, Jesús Ruiz, y quien no dudó en que el Ayuntamiento respaldara la iniciativa de forma económica y con la cesión de un local. Amante de las manualidades, Alarcón recuerda que parte de la decoración se hizo ya el primer año, pero desde el pasado mes de febrero unas 90 personas, algunas desde su casa y otras desde el local, trabajan en la elaboración de elementos decorativos como rosetones, ángeles, casitas, muñecos, y un largo etcétera. Junto a ellos, todas aquellas personas que de forma indirecta también han colaborado aportando materiales como, por ejemplo, los hosteleros, que han ayudado con la recolección de chapas (50.000) y anillas, o los vecinos de Los Yébenes (Toledo), que han donado la lana con la que se ha hecho un árbol de croché. En total, unas 700 personas.
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Una labor de «muchas horas» que empieza, por ejemplo, en la selección y separación de chapas por colores. Después, una a una se abren con alicates, se aplastan, se realiza un agujero y se van enganchando para dar forma a figuras como el nacimiento, los Reyes Magos (de 1,80 metros de alto) y otros adornos. Todo está estudiado y diseñado al milímetro. No falta detalle. Incluso este año «hay más perfección», comenta con orgullo Teo Moreno. Ella es una de las que acude al local cada lunes, martes y miércoles (días en los que se trabaja) con el objetivo de que «el pueblo esté bonito en Navidad y venga a gente a verlo» con la intención de que la iniciativa perdure en el tiempo, aunque de momento Argamasilla de Calatrava es el pueblo donde se fabrica de forma artesanal, y medioambientalmente sostenible, la Navidad.