El Ayuntamiento de Alcázar de San Juan ofrece a sus vecinos la posibilidad de celebrar el bautismo civil desde hace nueve años, cuando en 2010 la Corporación aprobó en Pleno una moción presentada por Izquierda Unida para acoger este tipo de celebraciones. Desde su implantación, tan solo se han celebrado tres acogimientos civiles (opción laica al bautizo religioso y que simboliza el ingreso del niño en sociedad). El primer bautismo civil, también denominado acogida civil o bienvenida ciudadana, llegó en 2014. Un año más tarde, se celebró otro y el último tuvo lugar el año pasado. Tres acogimientos civiles en nueve años. Una cifra «muy baja» que Andrés Carmona, exconcejal de Izquierda Unida e impulsor de la ordenanza reguladora, achaca al desconocimiento de la sociedad, por lo que «habría que darle más publicidad», pues «mucha gente no sabe ni que existe este tipo de celebraciones», aunque «poco a poco se va hablando más de estas ceremonias» y «cada vez son más los ayuntamientos que lo implantan». Aunque en aquella época, en 2010, Alcázar de San Juan fue uno de los primeros municipios de España y posiblemente también de la provincia y de la región que reguló este tipo de ceremonias en el Ayuntamiento.
Carmona, en declaraciones a La Tribuna, señala que en una sociedad laica, plural, donde «queremos convivir los que no tenemos religión con los que son católicos o de otras religiones, es necesario recuperar las instituciones civiles y laicas como símbolos comunes que identifican a toda la sociedad civil y no solo a una parte de ella». «No se trata de copiar nada, sino de recuperar algo que durante siglos ha estado usurpado y monopolizado por la religión, que fue la que sí que copió y modificó los ritos civiles y paganos», argumenta.
El bautismo civil o laico no es más que la bienvenida de un nuevo miembro a la comunidad, lo que le otorga toda una serie de derechos y obligaciones. Es una bienvenida a la sociedad y como único requisito para los padres es que estén empadronados en el Ayuntamiento donde deseen realizar la ceremonia y que sean mayores de edad. Un acto «sencillo, corto y muy emotivo», que ya vivió Carmona con su hija el año pasado. Fue el acogimiento civil que se registró en 2018. «No es una alternativa al bautizo religioso, pues quien así lo desee puede bautizar a su hijo y realizar además el acogimiento civil. No es una alternativa a la religión», puntualiza.
No hay pila bautismal ni agua bendita. La ceremonia la oficia el alcalde o un concejal, y es bastante breve. El oficiante lee los artículos 6, 12 y 27 de la Declaración de los Derechos del Niño, aprobada por las Naciones Unidas en noviembre de 1989. Los padres y padrinos pueden decir unas palabras de compromiso por defender los derechos del niño y elegir algún texto que les parezca interesante para leer durante la ceremonia. Al finalizar el acto, el niño recibe la Carta de Ciudadanía, que es un reconocimiento de su estatus de ciudadano.