Esta semana hemos ascendido al presidente del gobierno español a la categoría de mártir universal. Si nos atenemos a lo que los miembros de su gabinete están transmitiendo a la opinión pública española, sufre una persecución "despiadada, cruel e inhumana", según repiten sus ministros y ministras asombrosamente alineados en todas sus declaraciones ante los medios de comunicación. Pedro Sánchez podría ocupar un lugar de la historia junto a Ghandi, Anna Frank, Aleksandr Solzhenitsyn, Rosa Parks o Reinaldo Arenas, algunos de los más lamentables y repugnantes casos de persecución contra personas por sus ideas o sus acciones en el ejercicio de los derechos universales. Veamos los paralelismos y las diferencias.
Ghandi necesita pocas presentaciones. Seguramente en esta lista el suyo es el único martirio que se estudia en la ESO. Su conciencia estuvo por encima de todo el sufrimiento que le quisieron causar por liderar el movimiento de independencia indio. A Solzhenitsyn le metieron en los campos de concentración del Gulag sólo por su rechazo al socialismo soviético en la antigua URSS, y el hombre se las apañó para escribir una obra literaria inmortal antes de tener la gran suerte de quedar libre, una suerte que Navalny no ha corrido más recientemente frente a un enemigo de la libertad mucho más demoledor que el camarada Nikita Jruschov. En su mismo país tenemos a otra colega de Sánchez en el injusto sufrimiento y opresión: Anna Politkóvskaya, la periodista que cometió la osadía de informar en sus reportajes desde Rusia sobre la verdadera situación de esa dictadura disfrazada de zarismo que ostenta Putin, y fue sometida a amenazas de muerte y acoso insufrible hasta que su cadáver fue encontrado agujereado a tiros en el ascensor del edificio donde vivía en el centro de Moscú. Reinaldo Arenas, el escritor condenado en vida por el comunismo castrista de Cuba por su condición sexual y su censura intelectual a los dictadores, tuvo exiliarse en los horribles Estados Unidos que someten al embargo a los pobres cubanos, y se suicidó en Nueva York en 1990 dejando una nota: "Cuba será libre. Yo ya lo soy". Y me faltan otras dos mujeres: la niña Anna Frank que redactó su diario escondida junto a su familia en el ático de su casa de Amsterdam porque los nazis les iban a exterminar por ser judíos, y la ejemplar Rosa Parks, la activista por los derechos civiles que se negó a ceder el asiento del autobús reservado para los blancos en Montgomery, Alabama, por lo que fue encarcelada en uno de los peores y más simbólicos episodios de racismo que se recuerdan.
A Sánchez le ha llamado a declarar como testigo un juez de instrucción, que investiga si es cierta la denuncia que pesa sobre su esposa por aprovecharse supuestamente de su posición para hacer negocios con empresas beneficiadas más tarde por el gobierno que él preside. Con todas las garantías procesales del estado de derecho. Una cuestión subjetiva, lo de la crueldad, la falta de piedad y lo inhumano del martirio a lo largo de la historia.