El Banco de Alimentos se posicionaba en contra, hace unos meses, de la puesta en marcha de las tarjetas monedero por los requisitos que iba a exigir a las familias que hasta ahora, recibían comida a través de esta ONG, y cuya labor se ha visto ya afectada. En cifras, ha supuesto que el Banco de Alimentos de Ciudad Real pasará de repartir 500.000 kilos de alimentos el año pasado a entre 300.000 y 350.000 este año, una merma que se corresponde con la disminución de producto que se le ha suministrado por parte de Europa debido al cambio en el sistema de asistencia a los más desfavorecidos, explicó a La Tribuna el presidente del Banco de Alimentos de Ciudad Real, Juan José Serrano.
Y es que desde el pasado mes de mayo está en funcionamiento una tarjeta monedero, que gestiona Cruz Roja, y que se facilita a las familias más vulnerables con menores a su cargo, unos solicitantes de alimentos a los que ahora no cubre el Banco de Alimentos con la intención de no duplicar debido además a la menor cantidad de recursos que le llegan.
En concreto, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 anunció en enero que iba a poner en marcha un programa para ofrecer productos de alimentación y otros productos básicos de primera necesidad a familias con menores a su cargo en condiciones extremas de vulnerabilidad. Este programa se iba a ejecutar mediante unas tarjetas monedero (vales canjeables) con las cuales estas familias iban a poder adquirir una amplia gama de productos en los establecimientos con los que se habían establecido convenios.
Desde el Banco de Alimentos explican que, sin embargo, siguen y seguirán al pie del cañón. Lo hacen gracias a que hay «empresas muy solidarias» que colaboran con ellos y también con los «donativos». «Con todo ello cubrimos hasta final de año todas las necesidades», agregó Serrano para recordar que también este año llevarán a cabo la Gran Recogida, la campaña que desarrollan a las puertas de Navidad, dentro de menos de un mes, los días 22, 23 y 24 de noviembre.
Serrano reconoció que hay «asociaciones muy preocupadas por este sistema», dado que consideran que se pueden quedar beneficiarios fuera. En este sentido, lamentó que se haya optado por «cambiar algo que funcionaba», mientras que insistió en que el Banco de Alimentos seguirá prestando su servicio, el que permitió salvar a muchas familias durante la pandemia o durante la crisis del ladrillo en las conocidas como 'colas del hambre'.
«Ojalá que no tuviéramos que funcionar», apostilló el presidente del Banco de Alimentos tras comentar que a partir de enero el nuevo sistema pasa a depender de las comunidades autónomas.