En la muerte de Santiago Ramos Plaza

José Corredor Matheos
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Obituario por José Corredor Matheos, premio nacional de Poesía

En la muerte de Santiago Ramos Plaza

Anteayer falleció en Madrid, donde vivía, con largas estancias en Alcázar de San Juan, donde había nacido en 1944, el poeta Santiago Ramos. Su intensa dedicación a la poesía la alternaba con libros en prosa sobre diversos temas, generalmente relacionados con temas alcazareños. No siempre la obra de un creador que importa verdaderamente y deja huella en los lectores, va acompañada de los valores positivos que esperamos de él. En el caso de Santiago Ramos nos importaba mucho a los que le conocimos personalmente, por su bondad, la total confianza que inspiraba, su preocupación por los demás y por   una actitud ética que resultaba entrañable. Si el filósofo Levinas nos habla de que ser es “ser en el otro”, Santiago lo cumplía de manera sorprendente. Perderlo ahora es perdernos mucho de lo que éramos cuando él vivía. En Alcázar, al que seguía unido, presente, deja una profunda huella, por el recuerdo de él mismo y por la obra, amplia y creativa que nos deja.

Publicó sus primeros versos en una Antología 1ª, aparecida en 1973, a la que han seguida numerosos libros, de los que resulta difícil hacer aquí una breve selección. Junto a temas que suelen tratar la mayor parte de los poetas -el amor, el tiempo, la soledad, la sed de alcanzar algo que siempre está más allá- hay otros un tanto insólitos. Algunos están dedicados a Alcázar, muchos de los cuales recogió en el libro Alcázar, al fin y al cabo. Resultan curiosos la atención y el afecto con que nos habla de un árbol que asoma tras una tapia de una casa vecina de su vivienda alcazareña y al que dedica incluso un libro aparecido en 2001: Al aire de doña Acacia, como la llamaba, personalizándola. Otro libro referido a la ciudad donde nació es De poeta por la feria, en referencia a la feria alcazareña, en la que tantas veces estuve en su compañía.  Muestra de su atención, no sólo a las personas, sino a los objetos -a los que se refirió con afecto Juan Ramón Jiménez- es el dedicado a Las veletas. Especialmente curioso y muestra de su dominio del soneto es En el cuarto cerrado del amor, que contiene cien sonetos dedicados a las diversas maneras de llevar a cabo las relaciones íntimas. Libro sorprendente, del que comenté que “Hay realismo, y hay humor, comprensión, ternura. Aunque predominen situaciones en que está en juego el amor físico, en el fondo late la concepción de que el erotismo forma parte de algo en que se halla comprometido el ser humano en su totalidad. Ser humano que lleva consigo la angustia y la soledad”.  

El 11 de octubre el Ayuntamiento de Alcázar celebró en su Salón Noble sus 50 años dedicados a la poesía en un acto presidido por la alcaldesa, Rosa Melchor.  Todos los que lo hemos conocido: amigos, admiradores, la ciudad donde nació y a la que dedicó principalmente su obra, estamos llamados a recordar a Santiago, Santiago Ramos, uno de sus más valiosos hijos.