«El flamenco, el jazz o el blues son hermanos»

Hilario L. Muñoz
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Carles Benavent regresa este jueves al Quijano con un concierto muy diferente al del año pasado. Vuelve como trío, pero lo hace con dos leyendas como Toni Digeraldo y Jorge Pardo

«El flamenco, el jazz o el blues son hermanos»

El bajo de Carles Benavent volverá a sonar este jueves en el teatro Quijano, con casi el lleno asegurado. Benavent ya estuvo el año pasado en el ciclo de conciertos de Real Jazz, en formato trío, y la expectación fue tal que ahora vuelve en otra forma de trío, junto a Tino di Geraldo a la batería y Jorge Pardo al saxofón. Son tres músicos que tienen a sus espaldas haber participado de una revolución de la música española de finales del siglo XX, acompañando a Paco de Lucía, a Camarón y a Enrique Morente, mientras que en sus ratos 'libres' actuaban con Chick Corea, Pat Metheny o Gil Goldstein. «Ya somos familia», señala al recordar los años que llevan tocando juntos.

«Lo del año pasado y este concierto son dos conciertos totalmente distintos», remarca Benavent, recordando que es un trío que lleva girando desde 1998. «Este trío se formó en una actuación que teníamos Jorge, Tino, yo, y estaba Rubén Dantas, guitarrista, y el Potito o la Chonchi». En una de las actuaciones acabaron los tres solos, los demás no pudieron ir y decidieron lanzarse a hacer el concierto. «Teníamos dos opciones:salir solos en trío o buscar a alguien corriendo». Y esa idea les gustó. «Así nació el trío, de un bolo que nos fallaron los guitarristas y el cantador».

¿Son muchos años juntos pero pocos discos?

Estamos viendo que hacemos un disco cada diez años. Ha coincidido que hicimos uno en 1999, en el 2009 y en el 2019. Esperemos que no tardemos otros diez años en hacer otro, pero es que cada uno tenemos nuestros proyectos también, no dejamos de tocar todos los años. Hay años que tocas más y otros que menos, pero siempre, cada año vamos haciendo cosas, vamos haciendo conciertos y colaboraciones y todo.
Una clave de la música de Benavent, Giraldo y Merlo, el nombre del trío, es que se fusiona el jazz y el flamenco, pero a que el blues se podría decir que es el primero hermano del arte español. «Todos son familias, todos se juntan, porque la improvisación es una de las cosas que es común en todos ellos». Eso sí, Benavent reconoce que «tanto el blues como el flamenco nacen del sufrimiento. Son músicas muy emocionales, el flamenco es exageradamente emocional, dramático y de ritmo es muy potente. Se asemeja en cosas de la música africana también», pero recuerda que «este tipo de música que es improvisada y es tan emotiva como el flamenco, el jazz o el blues, se puede tocar en diferentes países y con diferentes estilos».

¿Cómo es Flamenco Leaks? 
El primer disco que hicimos fue en directo, un concierto de Sevilla. Después hicimos uno de estudio, cada uno en su estudio particular. Después en este sí, que nos juntamos en un estudio sin saber lo que íbamos a hacer. Fue un experimento en el que nos pusimos a tocar durante horas y después íbamos seleccionando lo que nos gustaba. Se tocaba 20 minutos seguidos y de esos 20 quedaban, tres, los editábamos allí mismo en el estudio. El disco estuvo mucho tiempo parado porque había muchas cosas que había que elegir, aparte de que nos tenemos que poner de acuerdo lo que nos gusta a los tres, que es más trabajoso. 

Eso sí, el disco incluye dos homenajes, uno a Camarón, Soy Gitano, y otra a Paco de Lucía, La Leyenda, lo que deja un concierto en el que se hace una improvisación, sobre un disco que ya es una improvisación. «Cada bolo que hacemos no son iguales nunca; aunque tocamos los mismos temas, siempre suenan diferente. Esa es la filosofía del jazz y de muchas cosas de flamenco. Por ejemplo, en un fandango la melodía puede ir cambiando, mientras sigas el circuito de los acordes, de las armonías del palo que estés haciendo».  

¿Esto parece fácil porque detrás hay unos genios del flamenco, no solamente del jazz?
No me atrevería a decir ni que soy genio ni que soy flamenco. Nunca me he atrevido a decirlo. Lo que siempre digo es que mi música o mi manera de tocar huele o sabe a flamenco. Yo no vengo de cuna flamenca en mi casa. El flamenco me ha venido de mayor. Empecé con Paco ya cuando tenía 27 años, empecé en la casa por el tejado.

Lo que sí es este trío es el inventor de un género musical dentro del jazz. 

Esto tiene una explicación y es porque en la época que yo empecé a tocar el bajo, que tenía 14 años, no existía el bajo eléctrico en el conservatorio. Era un instrumento maldito. Después ha sido maldito también por los flamencos al principio, por los puristas, y por eso siempre me ha gustado defenderlo. Todavía le he dado con más rabia, con más empuje, para sacarlo de las críticas. Es un buen instrumento que estaba mal visto por los clásicos. Me acuerdo de que mi profesor de contrabajo, ya que no había bajo eléctrico en el conservatorio, me decía: 'no toques la guitarra baja, Carles, no toques la guitarra baja, que te vas a estropear, que te vas a echar a perder'. Los flamencos también, cuando salía con Paco a tocar la Colombiana, un dueto que hacíamos en los 80 también, hubo una actuación que dijeron a Paco: 'el de la guitarra china, que se vaya'. Era un intruso dentro del flamenco. El bajo siempre ha tenido esto, pero a mí me encanta. 

Pero sí que habéis creado escuela y mucho flamenco actual, se basa en aquel en el que habéis estado tocando. 

El culpable mayor de esto fue Paco de Lucía en aquella época. Él es el que se atrevió a coger a gente como nosotros, jóvenes inquietos, que podíamos hacerlo y nos buscaba el barco donde nos embarcábamos. Allí juntos se creó esto. Yo creo que he tenido un gran privilegio de aprender, de crecer junto a un maestro como Paco, imagínate. De estar a su lado aprendiendo, pero al mismo tiempo creciendo juntos, investigando y sacando cosas nuevas y ensayando para que nos sorprendiera lo que sonaba de tocar juntos. Ahí es como nació todo esto. Es una idea natural, sin que fuera un proyecto premeditado. No es ninguna fórmula prepensada, siempre ha sido una cosa natural que ha ido saliendo de lo que íbamos poniendo todos.

¿Cómo atraería a que la gente compre las pocas entradas que quedan del Quijano?

Si vienen y cierran los ojos, se van a cautivar. Vamos a intentar viajar con el público a un sitio muy bonito.