Sergio Pardilla (16-1-1984. Membrilla) volvió a nacer un 6 de abril de 2015, hace ahora diez años. Aquel día, un bolardo mal señalizado durante la primera etapa de la Vuelta al País Vasco estuvo a punto de acabar con su vida. «Fue un golpe brutal. En centésimas de segundo pasas de 60 kilómetros a la hora a cero y eso te revienta por dentro», recordaba pocos días después. En plena Gran Vía de Bilbao, formaba parte de un pelotón que se lanzaba por el esprint. Él quería ir bien situado y, de repente, vio a un ciclista volando por los aires. Casi al instante sintió un tremendo impacto en el costado izquierdo «y ese fue el problema porque el bolardo no absorbió el golpe».
El parte médico tras aquel accidente fue demoledor. Tuvo que ser operado de las dos manos, se fracturó cuatro costillas y las escápulas de los dos hombros. Y lo que es peor, sufrió un neumotórax que al principio fue hemoneumotórax, de tal forma que le tuvieron que extraer 600 mililitros de sangre del pulmón izquierdo.
Nunca perdió la consciencia y tras una semana en el Hospital de Cruces en Barakaldo pudo ser trasladado a su domicilio familiar, por entonces en Membrilla, donde inició una larga recuperación. En septiembre volvió a entrenar en bicicleta y al año siguiente volvía a ponerse un dorsal, llegando incluso a vencer una etapa en la Vuelta a Burgos 2016 con el clásico final en Las Lagunas de Neila.
Sergio Pardilla observa un 'collage' de un momento de su carrera deportiva. - Foto: Rueda VillaverdeSi hace diez años Pardilla recordaba que todos esos dolores que sufría le indicaban que seguía vivo, ahora con perspectiva, recuerda que esto es la vida. Quizá como mecanismo de defensa, asegura que no suele acordarse de aquello, salvo en momentos puntuales: «Ahora que me lo habéis recordado o mi madre, que también suele acordarse. También me viene a la cabeza cuando veo algún accidente en carrera que considero evitable», repasa, añadiendo que estos accidentes forman parte de la vida del ciclista, deportistas acostumbrados a pasar rápido de página.
«Por centímetros salvé la vida y por centímetros podía no haberme pasado nada. Está claro que fue una caída que se pudo haber evitado, pero por suerte no me han quedado secuelas. Ocurrió y ya está. Es un capítulo de mi vida que, afortunadamente, puedo contar».
Además, se muestra muy agradecido a su equipo de entonces, el Caja Rural, por su apoyo, pues acababa contrato y no tuvo problema en renovar. «Igual en otro equipo o en otro país ahí se había acabado mi carrera deportiva, pero me dieron la oportunidad de continuar y yo lo agradezco. Volví a muy buen nivel y tuve un gran año 2016, y todo debido a que el equipo me esperó. Ha habido ciclistas que han sufrido estos accidentes y se han quedado sin opción de seguir».
Sergio Pardilla, con varios de los maillots que vistió a lo largo de su carrera. - Foto: Rueda VillaverdePsicológicamente asegura que ese accidente no fue ningún problema y alerta que, en materia de seguridad, el ciclismo no ha mejorado en todos estos años. «Es una tarea pendiente que tienen la UCI, los organizadores de carreras y los equipos. Hay que velar más por la seguridad de los ciclistas, pues siguen ocurriendo cosas que son impensables con las nuevas tecnologías que hay. La UCI se preocupa de pequeños detalles que le ayudan a recaudar mucho dinero en forma de multas, pero luego se olvida de cosas muy importantes». En este sentido, también pide comprensión al aficionado, pues recuerda que no puede haber espectáculo a costa de la salud o de la seguridad de los deportistas.
En las grandes vueltas sí tiene claro que al haber más recursos la seguridad es prioritaria, pero en la mayor parte de las pruebas, «los organizadores no tienen recursos humanos ni económicos y la seguridad se compromete mucho. Hay que apoyar más esas carreras».
PREOCUPADO POR LA BASE. Observa con cierta preocupación el estado de la base del ciclismo, con cada vez menos niños en las escuelas y en las categorías de formación. En este sentido, considera que es lógico que los padres no apuesten por este deporte para sus hijos por una pura cuestión de seguridad. «Ahora hay muchas distracciones en la carretera por el móvil y al final, prefieres que tu hijo esté en una cancha cerrada con otros niños haciendo el deporte que sea».
Casado con Sara, su 'ángel de la guarda' en toda aquella tortuosa recuperación, tiene dos hijos, Nerea, que nació el día de su mismo cumpleaños en 2020, y un niño llamado Abel, que en febrero cumplió tres años.
En 2019 tomó la decisión de colgar la bicicleta tras un año también marcado por los problemas físicos, en concreto un trombo en la pierna izquierda detectado tras competir en Argentina.
Aunque intentó volver al máximo nivel y llegó a correr la Vuelta a España , «mi cabeza decidió que había llegado el momento. El equipo me ofreció seguir un año más, pero también iba a nacer ya la niña y pensé que lo mejor era dejarlo porque ni física ni mentalmente me sentía preparado. Además, luego llegó la pandemia, y en ese sentido acerté porque ese año 2020 fue muy difícil».
Ahora ya no sale con la bici por carretera y si practica ciclismo es con una bicicleta de gravel por caminos.
De su carrera deportiva se queda «con las experiencias que pude vivir. He viajado muchísimo, he convivido con un montón de gente de distintas culturas, lugares que ni podías imaginar estar… Fueron 14 años de profesionales y es cierto que este deporte es muy duro, pero me quedo con esos momentos tan chulos».
estudios y formación. Cuando se retiró, decidió retomar los estudios, a lo cual contribuyó también la situación creada por la pandemia. Así, aprovechó para obtener el carnet nacional de director deportivo de ciclismo, acabó un Ciclo Superior de Marketing y Publicidad y ahora está cursando otro de Transporte y Logística. «No estudié cuando correspondía por dedicarme a la bicicleta, pero siempre me ha gustado y siempre he estado bastante preocupado por formarme», argumenta.
Eso sí, tiene claro que profesionalmente no le gustaría estar vinculado al ciclismo «porque es más de lo mismo. Con la familia en casa, me costaría muchísimo estar todo el año viajando», explica. Desde hace unos años sí participa en la Vuelta a España como asesor deportivo, encargado de conducir vehículos del jurado técnico, jueces, patrocinadores u otros invitados.
Acompaña a sus hijos a la guardería y al colegio en bicicleta, «me gusta que sean niños activos», y tiene claro que «si quieren ser ciclistas yo les apoyaría, pero sinceramente no me gustaría. Yo he sido ciclista y he vivido grandes experiencias, pero se sufre mucho, hay muchos riesgos», sentencia.
Lamenta la falta de carreras en la base. «En el ciclismo de Ciudad Real, en la base, no hay nada. Cuando yo empecé, en cada pueblo había un equipo, y podía correr todo el año sin salir de la provincia. Ahora los chavales tienen que salir para poder competir», repasa Pardilla. «No sé cuál es la solución, pero entiendo que hay un gran riesgo y que por eso los padres, salvo que sean muy aficionados, prefieren que sus hijos practiquen otro deporte».
Profesionales cada vez más jóvenes. Del ciclismo actual analiza que cada vez los corredores pasan a profesionales más jóvenes, debido a que su entorno es más profesional, con médicos, psicólogos, nutricionistas… «Eso les hace rendir como un auténtico profesional desde edades tempranas. Pasan muy jóvenes y ya ganan carreras. En mi época necesitabas un tiempo de adaptación y respetabas mucho más a los 'jefes' del pelotón», señala.
33.20 en un 10K y el reto de correr un maratón. Su vinculación al deporte es ahora a través del atletismo popular. Es un asiduo a las pruebas del Circuito y, por ejemplo, su mejor marca en 10K es 33.20. Este domingo corrió la Media Maratón de Bolaños en 1:18.18. «El problema es que no sé correr, entonces siempre estoy lesionado», bromea. «El fondo lo tengo de mi trayectoria como ciclista, pero no tengo técnica y me descompenso. Me gusta entrenar, me machaco y entonces me hago daño». Así, entre sus retos está completar un maratón.
Más espectáculo en las carreras actuales. Del ciclismo español considera que se fue una buena generación, pero que «ahora hay otros corredores muy buenos. El problema es que en el pelotón internacional hay 5 o 6 corredores que acaparan todos los triunfos y el resto están por debajo. Pero estos ciclistas dan un gran espectáculo, antes el ciclismo era más conservador. Esto hace que la gente esté teniendo más interés por las carreras».