El tren de borrascas que se registró a lo largo del mes de marzo ha dejado un panorama de optimismo para el sector cerealista de la provincia, que subraya lo positivo de la lluvia en dichas fechas, aunque se muestra cauto ante las temperaturas de mayo.
«Dependemos de la climatología y especialmente en abril y mayo, pero si respeta la temperatura y sigue lloviendo, la cosecha está asegurada», explicaron a La Tribuna desde Asaja Ciudad Real. Su gerente, Agustín Miranda, incidió en que el mes de mayo «es clave» porque en ocasiones se ha registrado demasiado calor y han echado por tierra unas perspectivas de producción que eran buenas.
Sin embargo, a día de hoy, «el sentimiento es positivo», por lo que celebran las lluvias que han caído y que han beneficiado, y mucho, al campo. Miranda comentó que estas precipitaciones no solo son buenas para el cereal, que se recolectará alrededor del mes de junio, sino también para otros cultivos.
Para la plantación de hortícolas, evita «esos primeros riegos», lo que supone un ahorro de agua, pero también de costes. También es bueno para los leñosos, como el viñedo, ya que «necesita agua de profundidad» para brotar con fuerza, y eso lo hacen lluvias como las registradas. También para el olivar son positivas, fomentando la producción y permitiendo un ciclo vegetativo que puede traer «buenas cosechas».
Desde Asaja indicaron además que las lluvias no solo tendrán un impacto en los cultivos que hay en el campo o los que se plantarán próximamente, también en los embalses, con la recarga espectacular que han experimentado, o en los acuíferos, donde cree que las lluvias «se deben notar». «Parece que hay preocupación por los caudales de los ríos, cuando debe ser motivo de alegría», sentenció en relación con la escorrentía de arroyos que se nota en algunas zonas de la provincia.