En el instante en el que el tenor Carlos Crooke pidió voluntarios para subir al escenario, decenas de manos se alzaron como impulsadas por un resorte en el patio de butacas del Teatro Tomás Barrera de La Solana, lo que era una prueba de que la compañía Zarzuguiñol había conseguido enganchar a su público, los alumnos de educación infantil de los distintos colegios de la localidad. Unos niños que no querían perder ripio de la función titulada Cuídame, por favor, desde el mismo momento en que sus principales protagonistas irrumpieron en el escenario a través del patio de butacas.

Los dos elegidos acabaron bailando sevillanas sobre el escenario y formando parte de este espectáculo a la par con los cantantes y la pianista.

Sobre la escena se encontraban diferentes títeres, algunos de tamaño natural; sus dos manipuladores, José Tejedo y Alfonso Rodríguez, casi ocultos al público con su vestidura negra del mismo tono que el fondo del escenario; la pianista Dania Rodríguez; el tenor y director de la función, Carlos Crooke; y la soprano y autora del texto dramático Melisa de las Heras.

Los títeres cantan zarzuela - Foto: Rueda VillaverdeLa combinación de personajes en vivo y títeres permite el desarrollo de una trama en la que hasta los árboles o las cabras son capaces de hablar, mientras los cantantes desplegaron su saber hacer para engarzar la historia ante los pequeños espectadores.

La trama de Cuídame, por favor es toda una aventura en defensa de la naturaleza y del medio ambiente que se ve reforzada por la lírica y la música del piano.

Juana Ortiz, profesora de tercero de Educación Infantil del CEIP Javier Paulino, explicó a La Tribuna que los alumnos ya asistieron el pasado martes a la representación de diferentes escenas de La rosa del azafrán y en el colegio se estuvo trabajando lo que es la zarzuela, la envergadura que tiene en la localidad y en el cuadro de Las Espigadoras de La rosa del azafrán.

Los títeres cantan zarzuela - Foto: Rueda VillaverdeLa profesora reconoció que para los pequeños esta función era una pequeña sorpresa, aunque sabían que acudirían a una función de zarzuela, pero esperaban «más o menos como lo vieron el otro día: los compañeros que hicieron la zarzuela en la calle», señala.

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