Últimos coletazos a una uva de menos graduación

Ana Pobes
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La comarca de Valdepeñas encara estos días la recta final de la vendimia con un producto de calidad pero de menos graduación, lo cual no es algo negativo puesto que la tendencia va hacia los vinos «más frescos y suaves»

Últimos coletazos a una uva de menos graduación - Foto: Tomás Fernández de Moya

El olor a vino en sus calles y el continuo ir y venir de remolques repletos de uva denotan que Valdepeñas está de vendimia. Son los últimos coletazos de una cosecha que se prevé dar por finalizada en unas dos semanas, sobre el 20 de octubre. Será entonces el momento en el que bodegas y cooperativas hagan balance de unas de las vendimias más largas debido a que la uva, en cuanto a grado, no ha sido suficiente. Y así se ha mantenido en estos días, en los que «no se ha rehecho ese grado» a pesar de que los agricultores han esperado hasta el último momento. «Es una de las campañas con menor graduación que se recuerda de los últimos veinte o treinta años», comenta Félix Solís Fernández, presidente y Ceo de Bodegas Félix Solís Avantis. 

Vinos con menos grado , y por lo tanto «algo más ligeros que el año anterior», añade Carlos Nieto, director de compras de Félix Solís. Particularidad que llega en una época en la que el consumidor tiene mayor preferencia por los vinos suaves. El vino blanco está conquistando a un nuevo público. Si hace años, por ejemplo, «el 70% era de tinto y 30% de blanco, ahora se ha invertido ese porcentaje a nivel internacional», señala Solís, quien achaca este cambio a las preferencias del consumidor, principalmente de entre 25 y 40 años, que «prefiere vinos más fáciles de beber y que sean diferentes a los de siempre». Menos graduación en la uva, lo cual no es algo negativo puesto que la tendencia va hacia los vinos «más frescos y suaves», por lo que se prevén caldos excelentes. 

Los días de vendimia en la bodega son intensos. Es la temporada más fuerte de trabajo, pero lo es también en el campo, donde la maquinaria ha dejado atrás a la mano de obra. Pocos son los agricultores que recogen sus uvas manualmente. Aunque los hay que se resisten. En Félix Solís Avantis «todo se recoge a máquina». La vendimia tradicional se apaga. La transformación de vaso a espaldera en busca de una mayor rentabilidad económica ha provocado un cambio significativo en el paisaje manchego en época de vendimia. En los últimos años, las tradicionales cuadrillas de vendimiadores, flanqueadas por tractores y remolques, con sus cubos o espuertas, han descendido a favor de la maquinaria. La escasez de mano de obra ha sido también otro factor determinante en este cambio de escenario. 

Últimos coletazos a una uva de menos graduación Últimos coletazos a una uva de menos graduación - Foto: Tomás Fernández de MoyaA unos veinte kilómetros de Valdepeñas, en el término de Alcubillas, en la finca Los Molinos, de unas 300 hectáreas propiedad de la bodega, Joam Jou Solá, maneja los mandos de la máquina que estos días recoge la variedad tempranillo. Catalán de nacimiento, cuando llega agosto abandona su hogar para dedicarse a la vendimia. Llegó a Valdepeñas hace quince días después de estar en Jaén. Su próximo destino, La Rioja. Su jornada laboral comienza a las siete de la mañana, con los primeros rayos de sol, y finaliza sobre las nueve, cuando el sol se esconde. A sus 31 años, también ha experimentado la vendimia manual. Calcula que en una jornada laboral, con máquina se pueden llegar a recoger unos 100.000 kilos, dependiendo de los viñedos, y que un linio de 800 metros se recolecta en diez minutos. Con estos datos, lo tiene claro. Apuesta por la vendimia mecanizada. No solo por comodidad, señala, sino también porque de manera tradicional se necesitaría una cuadrilla de doce personas y al menos tres días para recolectar esa cantidad de uva de las cepas. Las máquinas, tarde o temprano, «se acabarán imponiendo». «Salen más rentables», enfatiza. Solá proviene de una familia agrícola por los «cuatro costados». Él ha nacido entre cepas, un mundo «duro», reconoce, en el que «no se gana dinero» y en el que cada vez hay menos gente. «La máquina sale más rentable», apunta. 

La técnica ha mejorado mucho en los últimos tiempos para preservar la calidad de la uva, mirada con lupa en la mayoría de bodegas y cooperativas. Hasta este miércoles, 3 de octubre, a las Bodegas Félix Solís de Valdepeñas han entrado más 120 millones de kilos, una cifra superior a la del año pasado, lo que supone el 70% de los 170 millones que espera recolectar en una vendimia que está transcurriendo con normalidad entrando un fruto sano y de calidad. Su récord está en 300 millones de kilos de uva. Fue en 2013, un año en el que «Castilla-La Mancha llegó al 67% del vino español, cuando lo normal es el 50%». «No sabíamos dónde meter el vino», recuerda el presidente de la cooperativa. «Fue una vendimia de libro», apunta Nieto. 

El grupo Félix Solís Avantis cuenta con bodegas propias en las denominaciones de origen Valdepeñas y La Mancha bajo la marca Félix Solís, y en Rueda, Ribera del Duero, Rioja y Toro bajo la marca Pagos del Rey. En esta campaña, el grupo bodeguero espera embotellar unos 320 millones de botellas de vino. Todo, embotellado, enfatizan, puesto que el grupo no vende a granel. 

Últimos coletazos a una uva de menos graduación
Últimos coletazos a una uva de menos graduación - Foto: Tomás Fernández de Moya
La región y la provincia encaran el final de una vendimia en la que los precios han vuelto a enfrentar a industriales y productores, quienes denuncian preciosos «ruinosos» que no cubren los costes. En Bodegas Félix Solís, señalan que los precios «son más altos que el año pasado», sentencia su presidente. «Atendiendo al cumplimiento de la Ley de Cadena Alimentaria se hacen contratos individuales con cada agricultor, por lo que los precios son individuales», argumenta el director de Compras, Carlos Nieto, quien sentencia que «en términos generales el precio de la uva sí que ha subido de un 10 a un 25% en las variedades blancas y en torno a un ocho y 10 por ciento en las tintas» Algo que no convence de todo a los agricultores, quienes claman contra unos precios de «ruina». Una vez más, a los «agricultores no les salen los números en sus explotaciones». Hasta tal punto que algunos productores no descartaron descalificar toda la uva DO. Fue uno de los órdagos que lanzó el representante de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en Valdepeñas, Esteban Saavedra, quien pide precios «justos y rentables», una reivindicación histórica que no llega nunca a cumplirse y que provoca «una situación de ruina total». 

Trabajo y esfuerzo. En Bodegas Félix Solís siempre están pendientes de las demandas del consumidor adaptándose a sus necesidades con el lanzamiento de productos nuevos. De momento, el último que se ha sumado a esa lista ha sido Mucho+, «líder en muchos países en cuanto a vino español». Un producto que se lanzó al mercado hace ahora algo más de un año y que «está dando resultados muy satisfactorios porque gusta a todo el mundo, muy agradable de beber», argumenta Solís, quien señala que el trabajo ha sido el único secreto que ha llevado a la familia bodeguera a posicionarse en los primeros escalones del sector. Mucha dedicación no solo por sus dueños, también por todo el equipo humano».