Santiago Trenado se planteó hace unos años «el reto» de escribir. Llevaba jubilado varios años y pensó que aún tenía algo que aportar, por lo que hace dos años se dispuso a iniciar su carrera como escritor. «El reto personal viene dado por la vejez, al pensar si voy a ser capaz». Primero hizo un libro de relatos cortos, lleno de historias de misterio y de terror, y al ver que había sido capaz, optó por lanzarse a un libro más largo, uno que tuviera «una trama, un nudo, un desenlace». En su opinión, se trata de una manera de demostrar que las personas mayores aún tienen mucho que decir, pese a los problemas que les ponen, «que si los ordenadores, que si las citas previas...» Unas situaciones que hacen pensar que parece que se quiere hacer a los mayores invisibles, como si no existieran, salvo para las máquinas. «Yo no quiero ser invisible ante esta sociedad», reclama, y, por este motivo, este viernes, a las 19.30 horas, en los bajos del Ayuntamiento de Ciudad Real, presenta el resultado de ese reto: Zuleima, la morabita de Alarcos.
La novela arranca en el terreno que Trenado observa desde la terraza de la vivienda que tiene en Poblete. Allí, «a lo lejos», se ve Alarcos como una luz intensa y eso le hizo pensar en «caballeros, damas o batallas». Para Trenado, más que la historia, le atraía el «mundo mágico» que evoca esos pensamientos y pensó en lanzar una novela que cabalga entre la acción y las aventuras, «rayando la ciencia ficción y la fantasía, pero con ciertos tintes históricos». Al final la escribió lejos, en un viaje en el Atlántico, durante el pasado verano, donde tuvo tiempo para poner en orden los pensamientos.
Trenado explica su novela como quien ha reflexionado mucho en cómo resumirla. Así, señala que tiene tres partes bien marcadas, comenzando en la actualidad con un agricultor, que en la ladera del monte de Alarcos, encuentra un arcón, que decide llevar a casa. Ahí arranca la parte histórica, situada en 1145, siguiendo al padre de Zuleima, un morabito, una persona procedente del Magreb, del norte de África. Eran personas que «estaban en el desierto del Sáhara y se dedicaban al pastoreo» y ayudaban a cruzar caravanas. Tras mudarse a la Península se mezclan aspectos mágicos, con una bruja que marca el destino de la hija y que llegan hasta el 1195, la batalla de Alarcos, con Zuleima, «la protegida de Dios» como protagonista.
La intención de esta novela es el entretenimiento, que logró encajar a la primera en una editorial, Aliar Ediciones, que le gustó la temática y optó por lanzarla. «Les mandé un Word y me dijeron que podían tardar hasta tres meses en darme una respuesta», pero no tardaron una semana en decirle que la publicarían. Pensó en acudir a una editorial que le diera apoyo en esta aventura, tras haber autoeditado sus relatos cortos.
El autor recuerda que con estas historias muestran que los jubilados tienen «muchas cosas que decir» y tienen acción, aunque sea en la cabeza. «Me gusta la historia de Edgar Allan Poe, siempre me ha gustado el misterio», explica, y, por este motivo, en su novela se van desarrollando acciones que en su mente se planteaba si acabarían uniéndose. «Se va desarrollando, desarrollando, desarrollando» y el autor pensaba si, al final, iba a «ser capaz de casar el principio con el final», planteándose si «las neuronas» le iban a dar para trazar una historia como esta. Al final, el reto ha concluido con éxito, con una historia de fantasía, con Alarcos al fondo.