La convocatoria de oposiciones al cuerpo de maestros en Castilla-La Mancha en 2024 ha marcado un punto de inflexión en el sector educativo. Con una oferta histórica de 1.133 plazas para las que más de 11.000 aspirantes compitieron, con una tasa de reposición del 120 %, este proceso selectivo ha puesto de manifiesto las dificultades y sacrificios de quienes se preparan durante años para acceder a una plaza fija en la enseñanza. A través de los testimonios de opositoras que han vivido este proceso en carne propia, tanto de las que han logrado la plaza como de quienes continúan en la lucha, se pueden comprender "los retos, los sacrificios y la fortaleza emocional" que implica el proceso.
Yasmin (25) lleva dos convocatorias intentando conseguir una plaza en la especialidad de inglés, sin éxito hasta ahora. «Siempre me quedo en un 4,85, ¿qué casualidad, no?», expresa, reflejando la frustración que siente tras años de esfuerzo. Para ella, el proceso es profundamente injusto, marcado por la subjetividad de los tribunales y la falta de un temario claro: «No sabemos qué temario utilizan los tribunales para corregir, y con los supuestos prácticos pasa lo mismo. Lo que yo hago puede parecerle correcto a alguien y a otra persona no».
Este sentimiento no es exclusivo de Yasmin. Mónica Sánchez de la Nieta, presidenta del sindicato ANPE, también señala la falta de objetividad del proceso. «Hay demasiado factor suerte, y depende de la subjetividad de los compañeros que examinan, aunque hacen un gran trabajo, pero que no están sujetos a unos criterios claros». Tanto opositores como sindicatos coinciden en la necesidad de revisar y actualizar un modelo que no ha cambiado desde 1993.
Opositores en la Biblioteca Pública del Estado de Ciudad Real - Foto: Tomás Fernández de MoyaPara aquellas que han logrado la plaza, el sacrificio personal es un denominador común. Celeste (26), que este año ha obtenido su plaza, describe el proceso como «una carrera de fondo». Explica que las últimas semanas antes del examen fueron las más duras, tanto por la presión como por la incertidumbre. «Todo puede salir bien o mal, y eso es lo que más pesa cuando te has dedicado exclusivamente al estudio».
Beatriz (32) comparte la misma experiencia. Tras años de presentarse y suspender, finalmente ha logrado su plaza este año. Sin embargo, el camino ha sido agotador: «Llegaba a casa a las diez de la noche después de trabajar, cenaba, y me volvía a poner a estudiar. Los fines de semana también los dedicaba al máximo». La constancia y la resistencia emocional son clave, pero el desgaste físico y mental no es menor. Beatriz confiesa haber perdido peso y haber sufrido problemas de salud, aunque, para ella, «ha merecido la pena».
Uno de los aspectos más duros de la vida del opositor es el aislamiento. Yasmin comenta que el proceso de preparación la ha afectado negativamente a nivel personal: «La oposición me ha afectado de manera negativa, con un constante sentimiento de fracaso». Beatriz también relata cómo el tiempo dedicado al estudio la alejó de su familia y amigos: «Me tiré tres meses sin ver a mis padres y casi no hablaba por teléfono con nadie. Luego tuve que pedir perdón a muchas personas».
Celeste, por su parte, señala la importancia de contar con un grupo de apoyo. «Es importante tener compañeros o compañeras con quienes hablar, gente que te entienda. Hace que el proceso sea mucho más llevadero e incluso divertido». Las redes de apoyo, tanto de compañeros como de preparadores, parecen ser un elemento fundamental en la experiencia de las opositoras.
La convocatoria de este año en Castilla-La Mancha ha sido la más numerosa de los últimos 15 años, con más de 2.800 aspirantes presentándose solo en Ciudad Real. Sin embargo, el proceso continúa siendo percibido como injusto y agotador por muchos de los participantes. Beatriz hace una reflexión sobre el proceso: «Es esencial contar con un buen preparador, alguien que esté al día y te dé apoyo emocional. De nada sirve un preparador que solo te pase apuntes por un Google Forms».
Sánchez de la Nieta aboga por una revisión completa del modelo de oposición, buscando una mayor objetividad y equidad en la evaluación: «Hay que acotar el temario y adaptarlo a los nuevos tiempos». Mientras tanto, opositores como Yasmin seguirán enfrentándose a un proceso que, para muchos, sigue siendo una carrera de resistencia con un alto componente de suerte.