El sector cinegético en Castilla-La Mancha es una de las actividades más relevantes para la economía y el desarrollo rural de la región. A pocos días de la celebración de la Feria Nacional de la Caza, Pesca y Turismo (Fercatur) en Ciudad Real, se pone de manifiesto la importancia de la caza como motor económico, social y medioambiental, en una comunidad autónoma donde más del 90% de su territorio está destinado a terrenos cinegéticos.
Según los datos del último informe de la Fundación Artemisan, actualizado en 2024, el sector cinegético en Castilla-La Mancha genera un impacto económico directo de 600 millones de euros al año, lo que equivale al 1,7% del Producto Interior Bruto (PIB) de la región. A ello se suma la creación de 14.000 empleos directos e indirectos en zonas rurales, donde esta actividad se convierte en un elemento clave para frenar el despoblamiento.
En términos de superficie, Castilla-La Mancha es la segunda comunidad autónoma con mayor extensión de terrenos cinegéticos, después de Castilla y León, con más de siete millones de hectáreas dedicadas a esta actividad. Esto se traduce en la existencia de 5.843 cotos de caza distribuidos por toda la región. Además, el 18% de los cotos de caza del total nacional se encuentran en Castilla-La Mancha, lo que refleja su importancia no sólo a nivel local, sino también en el contexto nacional.
Uno de los aspectos más destacados del informe es el gasto que generan los cazadores en la región. El informe de Artemisan revela que cada cazador en Castilla-La Mancha gasta una media de 1.147 euros anuales en equipamiento, armas, munición, permisos y otros gastos asociados a la práctica cinegética. Este gasto se extiende también a otros sectores, como el turismo, la hostelería y la restauración. Los cazadores, especialmente aquellos que provienen de otras comunidades autónomas o de fuera de España, generan importantes ingresos en alojamientos rurales y restaurantes, con un gasto medio de 518 euros por persona.
La caza es, además de una actividad económica, un pilar fundamental en la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de los ecosistemas en Castilla-La Mancha. El informe subraya que la gestión cinegética en la región está vinculada a la protección de especies en peligro, como el lince ibérico o el águila imperial, y a la preservación de hábitats naturales.
De acuerdo con los datos de la Fundación Artemisan, el 16% del territorio cinegético español está concentrado en Castilla-La Mancha, y su adecuada gestión contribuye a evitar problemas como la sobrepoblación de ciertas especies, como el jabalí, que puede generar conflictos con la agricultura y riesgos en las infraestructuras viales. En este sentido, la caza es vista como una herramienta de gestión sostenible del territorio, compatible con la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad. Además, el sector cinegético colabora activamente en la prevención de enfermedades en fauna salvaje y en el control de plagas que afectan tanto a especies cinegéticas como no cinegéticas.
Uno de los aspectos más importantes del sector cinegético en Castilla-La Mancha es su impacto en la fijación de población en el medio rural. Según el informe, la caza genera 14.000 empleos anuales, muchos de ellos en zonas con pocos recursos y baja densidad de población. Los empleos asociados a la caza incluyen desde actividades directamente vinculadas a la gestión de cotos, hasta otros sectores como la hostelería, la restauración, la distribución de productos cinegéticos y la industria cárnica.
La industria de la carne de caza, por ejemplo, es uno de los sectores que más ha crecido en los últimos años. Castilla-La Mancha cuenta con 16 industrias dedicadas a la recogida y procesamiento de carne de caza, lo que representa un tercio del total nacional. La carne de especies como el ciervo, el jabalí o el corzo se exporta mayoritariamente a países europeos, como Alemania, Francia e Italia, generando una facturación anual de 15,8 millones de euros.
La actividad cinegética, además, ha tenido un impacto significativo en la reducción de la siniestralidad vial y agrícola, ya que ayuda a controlar las poblaciones de especies que pueden causar accidentes de tráfico o daños a los cultivos. Este control es especialmente importante en una región donde la agricultura es otro de los pilares económicos y donde las plagas y sobrepoblaciones de especies cinegéticas pueden poner en riesgo las cosechas.
A pesar de su importancia, el sector cinegético en Castilla-La Mancha enfrenta varios retos a medio y largo plazo. El informe de Artemisan señala que el envejecimiento de la población cazadora es uno de los principales problemas, con un porcentaje creciente de cazadores que supera los 50 años. Este fenómeno refleja la necesidad de atraer a nuevas generaciones, a través de iniciativas que promuevan la caza entre los jóvenes y las mujeres, un grupo cada vez más presente en el sector.
En este sentido, Fercatur 2024 se presenta como una oportunidad clave para acercar la caza a un público más amplio, fomentando un enfoque moderno y sostenible de la actividad cinegética. La feria incluirá actividades para todas las edades, con un enfoque en la educación medioambiental y la conservación de los recursos naturales. Además, habrá demostraciones en vivo, talleres y conferencias sobre la importancia de la caza para la conservación del medio rural.
El sector cinegético en Castilla-La Mancha se enfrenta al reto de adaptarse a los cambios sociales y medioambientales, pero sigue siendo un pilar fundamental de la economía y el desarrollo rural de la región. Con una aportación al PIB de 600 millones de euros anuales y la generación de 14.000 empleos, la caza es mucho más que una tradición; es un motor de desarrollo sostenible, que impulsa sectores como el turismo, la hostelería, la restauración y la industria cárnica.
Fercatur 2024 será el escaparate perfecto para mostrar al mundo la riqueza y diversidad del sector cinegético en Castilla-La Mancha, destacando su contribución a la conservación medioambiental, la economía rural y la fijación de población en zonas despobladas. El futuro del sector pasa por la modernización y la sostenibilidad, asegurando que las generaciones venideras sigan disfrutando de una actividad que es parte fundamental de la identidad y el desarrollo de Castilla-La Mancha.